Innovación y emprendimiento: las prioridades de la nueva generación de agrónomos
Innovación y emprendimiento: las prioridades de la nueva generación de agrónomos Resultados de una encuesta realizada por Revista del Campo entre estudiantes de quinto año de Agronomía. En su mayoría prefieren la fruticultura y la viticultura y enología como áreas para desempeñarse al egresar. MARITZA PEÑA DELGADO Emprender, la sustentabilidad, generar empleo y tener un impacto social son algunas de las prioridades de los alumnos de último año de las carreras agronómicas de 10 universidades del país.
Eso permitió concluir una encuesta elaborada por Revista del Campo que respondieron 248 estudiantes de último año con el objetivo de conocer hacia dónde miran y cuáles son las prioridades de los que están terminando su formación profesional y que serán los productores y empresarios agroalimentarios que deberán responder a las nuevas necesidades agroalimentarias del planeta. Ello ha significado cambios en el foco de las carreras agronómicas que han ampliado sus áreas de acción.
“La agronomía dejó de ser un área de producción primaria y los profesionales del agro están más enfocados en generar un valor agregado, que ya no tiene solo que ver con la agroindustria o con trabajar en el campo, hoy es mucho más que eso, los agrónomos van a la banca, a la gestión, a generar empleos con empresas nuevas, y dar servicios de apoyo a la agricultura”, explica Nelson Loyola, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Católica del Maule. LA FRUTICULTURA, PRIMERA PRIORIDAD Respecto de cuáles son las prioridades al momento de egresar, el 78,2 % de los estudiantes plantea que comenzarán a trabajar apenas salgan de la universidad. Sin embargo, el 14,1 % dice que no lo hará aún y el 7,7% declara no haberlo pensado.
“Antes querían salir y trabajar en una empresa, yo noto que los estudiantes ahora quieren hacer mucho más, disfrutar de sus tiempos, hacer otro tipo de actividades y no solamente enfocarse en la profesión”, comenta Rodrigo Echeverría, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral.
Lo que está claro es que la oferta laboral de hoy se ha diversificado y ampliado, permitiendo que un profesional del agro se pueda desempeñar en áreas tan diversas como la producción —desde lo frutícola a los cultivos extensivos y ganadería—, el mejoramiento genético, la investigación, la gestión ambiental, área Gráfico Generar impacto y ser agentes de cambio El 95,6 % de los estudiantes encuestados cree que la innovación en el agro es muy importante.
Pero ¿ qué significa innovación? Ante la pregunta abierta, en las 248 respuestas hay términos que se repiten: el implemento de nuevas tecnologías; mejorar, renovar o actualizar los sistemas productivos; mejorar la productividad para aumentar la eficiencia en recursos sin dañar el medio ambiente, entre otras.
Un estudiante responde que innovación es “buscar una nueva manera de relacionarnos con los factores productivos, los cuales al tratarse de plantas y animales, entes biológicos con algún grado de cambio operando, nos permite seguir avanzando en el desarrollo de nuestro rubro y seguir mejorando toda la cadena productiva en función de las demandas y posibilidades del mercado, el contexto sociocultural y la responsabilidad social empresarial del país”. Sustentabilidad, protección de los recursos naturales y medio ambiente son términos que también se repiten y que muchos relacionan con innovación en una misma frase. Las respuestas comienzan con mejorar, cambiar, optimizar, crear, y el deseo de mejorar los sistemas de producción para lograr una agronomía más ligada a la ecología se deja ver. Rodrigo Figueroa, decano de la Facultad de Agronomía y Ciencias Agrarias de la UC, dice que las últimas generaciones han trasladado la discusión hacia la necesidad de ser agentes de cambio. “Los estudiantes tienen el corazón muy puesto en la sustentabilidad. Quieren aportar y generar impacto en lo que hagan. No les interesa solo emplearse para ganarse la vida, lo que buscan es tener un trabajo que tenga sentido, que tenga impacto en la sociedad”, asegura. Sobre esto, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor, Enrique Paris, dice que los estudiantes se están haciendo conscientes de que como ingenieros agrónomos tienen responsabilidad en la industria alimentaria. “Nosotros hemos visto que en los estudiantes han ido apareciendo elementos que tienen que ver con la protección del medio ambiente, con la biosustentabilidad, con el desarrollo de una seguridad alimentaria. Como los ingenieros agrónomos se dedican a la producción de alimentos, debe haber una gran preocupación por la inocuidad alimentaria. Chile es una potencia exportadora desde el punto de vista agroalimentario, entonces queremos marcar un sello en ese sentido”. comercial, entre muchas otras. A pesar de ello, la fruticultura con el 40,7%, y la viticultura y enología, con el 15,3%, son las grandes vencedoras. Tiene sentido si se piensa que en Chile hay 310 mil hectáreas de frutales plantadas, en constante expansión, y además el país es el sexto productor y el cuarto exportador de vinos a nivel mundial. Más abajo aparece el desarrollo de cultivos de hortalizas, con el 10,8%, y área comercial y ganadería con el 4,4% cada uno. A partir de ahí las opciones se multiplican y si bien cada una cubre pequeños porcentajes, áreas como la floricultura, riego, cultivos extensivos, sanidad vegetal e investigación también generan interés.
Los decanos de las distintas facultades recalcan que su apuesta es formar agrónomos integrales, capacitados para ejercer en el abanico de posibilidades y nuevas demandas}' presiones que tienen que enfrentar. uLo genial que tiene el ingeniero agrónomo es que se forma para un trabajo multidisciplinario complejo.
Ellos necesitan tener las herramientas que le dan flexibilidad para insertarse en el entorno, en una empresa, en su región y también de forma internacional", comenta Hermine Vogel decana de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca.
Pilar Mazuela, decana de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Tarapacá dice que además de las áreas estrictamente académicas es imprescindible que un ingeniero agrónomo tenga la capacidad de tomar decisiones. "Queremos que los estudiantes se paren frente a sus compañeros y sean capaces de exponer una idea. El medio necesita ingenieros agrónomos muy proactivos, que sean capaces de tomar decisiones en corto tiempo, que tengan liderazgo, eso hoy día es fundamentar asegura.
Gráfico Universo de la muestra: 248 respuestas de estudiantes de último año de carreras agronómicas, de las universidades de Chile, Católica, Mayor, de Talca, Católica de Valparaíso, Católica del Maule, de Tarapacá, de La Frontera, Austral y de Concepción, respondieron al sondeo.
Lo social en el agro Además del fomento al emprendimiento y la innovación tecnológica, el área social, de la mano del sector público, también se abre como una posibilidad, incentivando a los estudiantes a involucrarse en la mediana y pequeña agricultura. “Dos tercios de la agricultura no son altamente intensivos ni tecnificados, son pequeños productores, y los estudiantes ven esta área con mucho interés. Están fuertemente preocupados por el pequeño agricultor, ellos están viendo el desarrollo integral del territorio agrícola”, comenta Roberto Neira, decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
La agricultura rural se ha visto eclipsada por las grandes cifras de la agroindustria, pero las oficinas de desarrollo agrícola, asociadas al Ministerio de Agricultura, Indap y los municipios, permiten a los estudiantes ejercer en labores de gestión de proyectos. “Hay muchas oficinas de agricultura y muchos de nuestros estudiantes están involucrados en la pequeña agricultura, no en las grandes empresas. Ahí también hay un tema de responsabilidad social lo que significa el territorio rural”, dice Guillermo Wells, decano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción. Gráfico Crear empleo en vez de buscar trabajo El 56,5 % de los estudiantes planea emplearse, el 27,8 % emprender y el 15,7 % no lo han pensado. Además, el 66,5 % de los futuros agrónomos señala que su espacio académico le ha entregado las herramientas para emprender, y el 33,5 % dice que no. Por ello los proyectos educativos deben actualizarse.
Todas las universidades participantes señalan que en los últimos años han hecho cambios en las mallas curriculares para adecuarse tanto a las necesidades de la industria como de los estudiantes, generando talleres de apoyo o incluyéndolo directamente en los ramos obligatorios de formación. “Queremos que ojalá nuestros alumnos no demanden un trabajo, sino que generen un puesto de laboral. Por eso trabajamos fuerte para incentivar la innovación y el emprendimiento en los alumnos”, señala Rodolfo Pihán, decano de Ciencias Agronómicas y Forestales de la U. De La Frontera. Gráfico