Tres anglicismos -breadcrumbing, hcnching y cushioning- se están usando cada vez más pura referirse a estrategias propias de un mundo de roí nanee y citas donde el compromiso afectivo es cada vez más esquivo. ¿De qué se tratan, cuáles son sus riesgos y cómo evitar 1 ser víctima de ellasf Habla n los e,me rtos.
Por SOFÍA BEUCHAT
para muchos tipos de manipulación emocional desde el simple bloqueo en adelante.
ra mayo de 2016 cuando Sean Penn y
' Charlize Theron, a un año de haber roto su relación, volverían a encontrarse en público para el estreno en Cannes de i la película "The last
M face". La prensa, es—pecialmente esa que vive de las historias de romance y farándula, estaba atenta. ¿Por qué algo tan común en Hollywood como la confluencia de dos actores que han sido pareja podía llamar tanto la atención? La respuesta está en los rumores tras su ruptura. Se decía que la actriz, de un día para otro, había desaparecido de la vida de Sean. Sin anunciarlo, sin dejar rastros sin dar explicaciones. Sin un simple -y decente- "lo siento, hasta aquí nomás llegamos".
Los medios comenzaron a hablar entonces de un fenómeno que llamaron ghosting: esfumarse, borrarse del mapa, hacer un acto de desaparición a lo Harry Houdini. En suma: volverse fantasma (ghost en inglés), lo que explica el origen del término. Algo en lo que las redes sociales son las mejores cómplices: basta con bloquear al otro, a ese que pensaba que entre los dos había o se estaba gestando una relación amorosa, del WhatsApp o de Facebook. Y listo. No más comunicación. Quien lo hace se ahorra la lata de justificarse y se salva también de enfrentar lo incómodo que puede ser ver sufrir a quien se había ilusionado. Mientras tanto, la mente del abandonado comienza a ser asaltada a toda hora por preguntas. La espiral de dudas lo inseguriza, lo daña, lo deja mal parado para un nuevo romance. Y la huella suele ser profunda.
"Hágase cargo de sus dificultades emocionales" le escribía entonces la psicóloga Eugenia Weinstein en esta misma revista, a esos que se retiran de improviso de una relación, situación que según un estudio citado por The Guardian reconoce haber vivido el 50 por ciento de los ingleses, de ambos sexos, que buscan citas en línea. "No se enrede en sentimientos o situaciones que después lo van a
sobrepasar o de los cuales sabe de antemano que va a arrancar (y asuma) que estaba menos disponible en lo afectivo de lo que quiso e hizo creer, o tiene problemas sexuales que rehuye evidenciar". A la víctima, la llamó a protegerse: "Si conoció a su enamorado en una web de citas o en un touch and go esté preparado para el ghosting. (...) No deje que sus deseos de encontrar amor y cercanía se transformen en ansiedad y autodestrucción".
Un año más tarde, este tipo de vínculo tóxico entre parejas, que tiene a su mejor plataforma de expresión en redes sociales y aplicaciones, no da muestras de mejoría ni menos de buena salud. Al revés: los expertos en comunicación y en psicología de parejas apuntan a que el escenario se complejiza cada vez más. Y esto se expresa a través de nuevos ghosting que se han bautizado con nombres como breadcrumbing, benching y cushioning. Se trata de fenómenos que se parecen al ghosting y se parecen también entre sí: el desapego y la desconsideración también están presentes, pero con matices.
Aunque el mundo de las redes sociales registra más términos de este tipo, estos tres anglicismos son los más comunes a la hora de describir las nuevas artimañas que son pan de cada día en el mundo de las citas. Artimañas que, según los expertos, hablan de una era en la que el compromiso afectivo es cada vez más esquivo.
EL BREADCRUMBING: MIGAJAS DE ATENCIÓN Este concepto podría traducirse como "esparcir migas de pan" y no es otra cosa que el viejo hábito de mantener el interés de alguien en uno dándole cada cierto tiempo, alguna señal que mantenga viva la esperanza de un posible interés romántico o sexual, sin que llegue a concretarse nunca algún tipo de relación. Las migas de atención van dejando una estela que engancha al aludido y lo mantiene ahí, esperanzado, siguiendo la huella de algo que podría ser pero no será. Lo que antes se hacía con llamados telefónicos esporádicos, con una conversación de tanto en tanto en torno a un café o con algo tan simple como mandar saludos a través de un conocido, hoy se potencia con las miles de herramientas que proveen las nuevas tecnologías: un
///ce, un cómo estás a mitad de mañana, un mensaje de texto con una sutil coquetería. Todo ello seguido por un abrupto silencio que es interrumpido solo semanas o meses más tarde, por un "te vi muy guapa en una foto" que echa a andar otra vez los mecanismos de una ilusión sin destino. The Urban Diccionary -sitio web creado en 2009 que recoge definiciones de palabras en inglés que no están en los diccionarios estándar- ya tiene una descripción para este fenómeno, quizás un poco más acotada que el uso común del término: el breadcrumbing, dice, "es el acto de enviar mensajes de texto coquetos, pero sin compromiso, con el fin de atraer un compañero sexual sin hacer mucho esfuerzo". Quien practica el breadcrumbing no quiere ser olvidado, y eso es lo que le importa, no el otro. Es un juego en el que el interés no está en la persona sino en mantenerse relevante para ella. Es comúnmente practicado por quienes han roto con una pareja y no cortan el lazo de manera definitiva, pero también por personas que simplemente disfrutan de sentirse foco de interés para otros. -A un nivel mayor, esto se da en personalidades autorreferentes, donde el otro es un objeto que me permite sentirme gratificado. Lo uso emocionalmente para sentirme valorado, probablemente porque existe una inseguridad potente como trasfondo -comenta Claudia Rodríguez, psicóloga experta en parejas y académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Diego Portales. El breadcrumbing es, a fin de cuentas, una manipulación emocional mucho peor que el ghosting: en ese caso, al menos queda claro que la relación ha terminado. Además, el breadcrumbing puede tener un efecto de rebote indeseado para quien tira las migajas de atención: a veces, el otro reacciona a estas llamadas, seguidas por largos períodos de silencio, con inesperada y a veces obsesiva insistencia. En especial, cuando se topa con que quien lo contactó inicialmente deja de mostrar interés. -Cuando uno ignora a otra persona, tenderá a comunicarse más debido a la falta de respuestas. La investigación y las teorías sugieren que a los seres humanos no nos gusta la incertidumbre. Por eso, cuando se ignora a alguien, esa persona puede tender a comunicarse más porque siente inseguridad debido a la falta de respuestas- explica Sean Horan, profesor de comunicación en la Universidad de Texas y columnista de la revista Psychology Today. Y agrega: -Esencialmente recomendaría a la gente que sea abierta y honesta sobre su interés real con alguien. A nadie le gusta ser ninguneado. Pero no es tan fácil. Con la mediación de redes y aplicaciones, agrega Claudia Rodríguez, la comunicación termina siendo tan difusa y ambigua tan "llena de fantasías e idealizaciones", que se abre el terreno para mostrar a la otra persona solo lo que se quiere. La distancia ayuda así a evitar el contraste con la realidad y el afectado "se arma una realidad a partir de pocos datos", que le acomoda muchísimo al breadcrumber. BENCHING: MANTENER EN LA BANCA Todo fanático del fútbol sabe lo que significa dejar a un jugador en la banca (bench, en inglés):
no está fuera del juego, pero tampoco participa.
Simplemente espera ahí, hasta que lo llamen, hasta que alguien se lesione, hasta que el goleador de primera línea se canse mucho, hasta que los astros se alineen y el que está de reserva pueda al fin poner sus pies en la cancha.
Llevado al plano emocional el benching es "una reserva emocional: no te mueves hacia delante, no te mueves hacia atrás. Mantienes al otro al margen y chequeas otras posibilidades". Pero mientras la persona vitrinea constantemente en Tinder o sale con varias personas a la vez, el que está en la banca no sabe -aunque seguramente sospecha- que el objeto de su deseo lo considera únicamente como una reserva, una persona "con potencial", pero que no logra convencerlo. Una reserva que no pocas veces recibe cada cierto tiempo señales de aliento, a través de la estrategia de breadcrumbing.
Pero el jugador que está en la banca no es completamente libre de ir a jugar en otro equipo. En rigor podría, nada se lo impide, salvo un detalle: el compromiso emocional. Tiene con su entrenador un lazo que no suelta. Y así el que es objeto de benching se mantiene ahí, esperando, sin involucrarse con otras personas con las que podría tener un mejor futuro.
-Se crea una ilusión que sale cara. Si deseo que algo ocurra con alguien y hay un like, lo puedo interpretar con más potencia de la que tiene -explica la psicóloga Claudia Rodríguez.
-Esto da mucha ansiedad y lo puedes pasar muy mal tratando de interpretar señales, quedándote pegado en algo que no va más allá. Le entregas mucho poder al otro, respecto de cómo te puedas sentir tú.
CUSHIONING: LA CARTITA BAJO LA MANGA Un cushion o cojín tiene una función clara: ser un apoyo, un elemento que atenúe suavemente, con su relleno de plumas de ganso, el impacto de un cuerpo que cae contra algo duro, como la madera de una cama. Por eso, en el plano del amor y las citas se usa la palabra cushioning cuando alguien está en una relación estable, pero en forma paralela flirtea con alguien "por si acaso", a través de la privacidad que brinda un teléfono inteligente. El plan, más o menos consciente, es que el otro esté ahí, a mano y disponible, si la relación central se rompe. Que atenúe el golpe. Que cumpla el rol de "Plan B".
La sexualidad en línea suele ser el gancho más utilizado en una estrategia de cushioning, porque por lo general no hay consenso sobre si este tipo de encuentros, que ocurren únicamente a través del teléfono, constituyen o no una infidelidad.
El formato -dice Daniel Halpern, académico de la Universidad Católica e investigador del think tank Tren Digital- se presta para ello: -El mundo en línea, desde el punto de vista sexual, ofrece una gran cantidad de estimulación.
En la vida real, el juego es más corto. Aquí la imaginación es más relevante y vas mostrando de a poco sin fin. Es algo muy atractivo, en un entorno donde no te rechazan, es poco probable que te vaya mal, y nadie sabe si en la vida off line te vas a sentir incómodo o vas a ser torpe -precisa.
En rigor, esto de desaparecerse, andar a dos bandas o mantener a alguien con apenas el suficiente oxígeno amoroso como para seguir respirando ilusiones es algo que se da desde que existen las relaciones de pareja. Pero hoy estas estrategias son más visibles y más frecuentes, gracias a las nuevas tecnologías y su impacto en nuestra vida diaria. Al respecto, la terapeuta de parejas estadounidense Susan Winter dice en la revista In Style que "tantas veces hay una pantalla mediando la comunicación que las interacciones se sienten menos personales.
Y como ya no son tan significativas, nuestra moral en torno a ellas se hace mucho más laxa".
En este escenario, los límites se han vuelto cada vez más difusos, lo cual solo aumenta el riesgo de expectativas no cumplidas. Y de ello no hay mejor ejemplo que otro término en boga al hablar de relaciones: el situationship, es decir, el estar "en una situación" con alguien. Ni pareja estable, ni siquiera amigo con ventaja. Solo una situación. Más vago que eso, imposible. ¦
"El mundo en linea ofrece una gran cantidad de estimulación sexual", dice
Daniel Halpern.
En estas actitudes se usa al otro para sentirse valorado, dice la psicóloga
Claudia Rodríguez. Los límites se han vuelto cada vez más difusos, lo cual solo aumenta el riesgo de expectativas no cumplidas. Sean Horan, columnista de Psychology Today recomienda ser siempre honesto en relación con el interés por alguien. Sean Penn habría sido víctima de ghosting por parte de su ex pareja Charlize Theron.