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Inglaterra y Alemania ya lo incluyeron en su malla escolar:
El concepto supone aprender a pensar en secuencia, para así resolver problemas de manera ordenada, tal como ocurre en los procesos relacionados con la informática.
Hora del Código Este año, la Hora del Código se realizará la primera semana de octubre.
Para motivar a los profesores interesados, la Fundación Kodea está ofreciendo capacitaciones de pensamiento computacional a 6 mil docentes del país. Hasta el 15 de septiembre hay plazo para inscribirse en el sitio http://www.kodea.org.
Elizabeth Pérez sabe que al enseñar a sus alumnos sobre informática, para ellos es más fácil desarrollar su capacidad de solucionar problemas de forma secuencial y estructurada. En la imagen, junto a los 4o básicos del Instituto O'Higgins de Maipú.
MARGHERITA CORDANO
Para enseñar sobre el concepto de algoritmo, desde hace tres años los profesores del Reino
Unido piden a los niños de prebásica enumerar lo que hicieron entre que despertaron y llegaron al colegio. En ocasiones, la tarea consiste en cocinar siguiendo las instrucciones de una receta. El objetivo final es fomentar el paso a paso, y de esta manera incorporar el pensamiento computacional a sus alumnos.
"El pensamiento computacional es un proceso a través del cual resolvemos un problema, utilizando habilidades propias de las ciencias de la computación, como son la descomposición, el reconocimiento de patrones y la abstracción. Mediante esta forma de pensar se aprende sobre lógica, solución de problemas y se despliega la creatividad", explica Mónica Retamal, directora ejecutiva de la Fundación Kodea y una de las personas detrás de la Hora del Código, iniciativa que invita a que los colegios dediquen una hora al día, a enseñar programación a niños desde prebásica a enseñanza media. Capacidad de análisis "En Chile hay algunas iniciativas en colegios que son extracurriculares. Son contadas las experiencias orgánicas donde la programación y la enseñanza de las ciencias de la computación son parte del curriculum escolar; más bien han ido 'por fuera de la autopista'", indica. En Inglaterra, el objetivo de enseñar pensamiento computacional pasó a ser parte de la malla escolar en 2014. Le siguieron países como Dinamarca y Alemania, además de Argentina, en Latinoamérica.
"El pensamiento computacional es el proceso que permite formular problemas, de forma que sus soluciones pueden ser representadas como secuencias de instrucciones y algoritmos. Es el proceso de reconocimiento de aspectos de la informática en el mundo que nos rodea y la aplicación de sus herramientas y técnicas para comprender y razonar sobre los sistemas y procesos, tanto naturales como artificiales", plantea Mónica Geller, directora de Engineering for Kids (EFK) Chile. Según explica, aunque la idea del pensamiento computacional se tiende a asociar al uso de pantallas lo cierto es que "es posible desarrollarlo desde cualquier disciplina y haciendo uso de otros recursos educativos, no solo la programación". Un clásico ejemplo es pedir a los niños que creen un robot con piezas de lego, diciéndoles que identifiquen cuáles son los patrones de construcción a seguir. En el caso de que sí se usen computadores, las opciones pasan por probar de manera lúdica aplicaciones móviles, hasta interactuar con un lenguaje de programación avanzado, como JavaScript o Scratch. ''Los alumnos logran aprender pensamiento computacional al dar solución a distintos problemas de forma lógica, secuencial y siguiendo una estructura", comenta Elizabeth Pérez, profesora del Instituto O'Higgins de Maipú y una entusiasta de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Tanto así, que incluso desarrolló un libro sobre aplicación de TIC en Lenguaje para primeros básicos.
"Aquellos niños que dominan conceptos informáticos fomentan su capacidad de análisis, observan comprenden, desarrollan ideas nuevas y buscan soluciones", explica la profesora.
"Hay muchos ejemplos en que necesitamos la habilidad del pensamiento computacional. De o que parece más simple a lo más complejo; desde decidir en qué fila formarse en el supermercado, hasta buscar la secuencia del genoma humano. Del cont . 1 de tráfico, al descubrimiento v desarrollo de medicamentos antiinflamatorios", dice Geller. Priorizar información "Si uno revisa el último Simce TIC, se muestra que los jóvenes tienen las herramientas necesarias para agarrar la información que ven en línea, pero que no saben priorizarla procesarla y transformarla en conocimiento. Aquellos con capacidades avanzadas para hacer este proceso solo corresponden al 1,7%", indica Daniel Halpern, investigador de Tren Digital y académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica.
"El pensamiento computacional apela a competencias de nivel superior y Chile lamentablemente está bajo en todos los rankings, que miden habilidades de orden. Por lo tanto, nos vamos a quedar rezagados como país si no desarrollamos estas habilidades. Porque en el siglo XXI que estamos viviendo, después de leer, escribir y las matemáticas, son la programación y las ciencias de la computación las que nos darán las habilidades para entender el mundo que nos rodea. Dado que hoy todos dependemos de la tecnología para comunicarnos y desarrollar muchas cosas, es importante, según los expertos, que los niños a partir de los ocho años de edad sepan leer, entender y escribir el lenguaje del código y así desarrollar habilidades de orden superior", dice Retamal. A propósito de las matemáticas y la idea de pensar en secuencia, Mónica Retamal aclara que el pensamiento computacional y el matemático, "se asemejan porque se buscan patrones, se separan variables. Ahora bien, el pensamiento computacional va un poco más allá y utiliza distintas disciplinas".
Saber autor ¿guiarse es una pieza clave
Aprender pensamien computacional también supone aprender a autorregular el consumo de medios digital plantea el académico UC Daniel Halpern. De la mano del Centro de Políticas Públicas d i Universidad Católica, Halpern acaba de lanzar el estudio "Riesgos y oportunidades t- ! jso de TICs en escolares: hacia una agenda de alfabetización digital para el alumnr 2320". Tras una encuesta a 10 mil estudiantes chilenos de entre 11 y 17 años, la ¡nvestigaciun mostró que hay una relación entre el consumo excesivo de redes sociales y la sensación de soledad, baja autoestima, promedio escolar y desarrollo de habilidades sociales. Asimismo, se vio que los niños que dicen tener mayor satisfacción con sus vidas, familia y amigos, son aquellos que también dicen tener más restricciones en relación a sus dispositivos electrónicos.
"Son niños cuyos papás les imponen reglas relacionadas con hasta qué hora pueden usar el teléfono en la noche, desde qué edades pueden tener acceso a cierto contenido en aplicaciones o en qué situaciones pueden usar el celular. Por ejemplo, no los dejan sacarlo durante la comida", explica el académico. "Las personas tienden a pensar que esos jóvenes probablemente tienen mayor conflicto con sus papás, pero la evidencia muestra todo lo contrario. Están mucho más satisfechos con su tiempo libre, porque de a poco empiezan a saber cómo autorregularse".
Halpern insiste en la idea de que tener acceso a la tecnología es bueno y que fomentar el pensamiento computacional es necesario, pero "así como la comida es buena para el cuerpo, no autorregular lo que uno consume es malo". En el informe desarrollado por el Centro de Políticas Públicas UC, se indica que "el problema, por lo tanto, no es tecnológico, es parenta!. Y de regulación".
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