Donde hay innovación, hay ingeniería. En este especial conozca 15 perfiles de facultades de ingeniería latinoamericanas que están marcando la diferencia en materia de la creación de valor a través de lo nuevo.
POR SOL PARK Y ANDRÉS ALMEIDA, AMÉRICAECONOMÍA INTELLIGENCE
Al ser consultados por las definiciones de innovación, muchos decanos entrevistados para este especial ¦¦¦i contestaron que ingeniería es innovación, y viceversa. Más allá de la discusión conceptual que esta postura pueda traer, lo interesante es la constatación de que la ingeniería está en el corazón de la innovación.
Sin ella, no hay la otra.
Este especial de América Economía consta del perfil de 15 facultades de ingeniería latinoamericanas seleccionadas por nuestro equipo de investigación, tanto por sus competencias propiamente ingenieriles a través de ránkings especializados, como por los aportes que hacen a los ecosistemas de innovación en los que se encuentran inmersas, a través de pesquisas de casos.
Es por esto que es importante la definición de innovación que subyace a este especial: la creación de valor a través de lo nuevo, conforme avanza el desarrollo científico y tecnológico, y capaz de movilizar un ecosistema a través de ese aporte.
De tal modo este conjunto de 15 facultades estatales y privadas y de ocho países se distingue porque desarrollan esos ecosistemas a través de la formación de ingenieros la configuración de redes, y por la creación de proyectos encaminados a crear I+D, soluciones, startups, bienes públicos, procesos productos y servicios. Más must have que want to have, como dijeron varios decanos e ingenieros para este especial.
Y si bien estas facultades tienen su trabajo e identidad más bien arraigados en las necesidades de sus países y ciudades, su pensamiento por fuerza ha de ser global pues, para ser facultades competentes, han de buscar fuera de la región y desarrollar en sus laboratorios los nuevos conocimientos tecnologías y metodologías vanguardistas como inteligencia artificial, internet de las cosas, nanotecnología, computación cuántica y todas las combinaciones posibles entre biotecnología y TICs. Todos aspectos para ser volcados a los grandes temas latinoamericanos que se identifican al observar los casos de energía, sustentabilidad, minería agro, salud, bienes públicos-como la infraestructura física y digital-, y el desarrollo social.
Esta participación en una discusión científica y tecnológica mundial las faculta para configurar propiamente un espacio latinoamericano, en el que es posible pensar el desarrollo de una oferta regional en el que, por ejemplo, una facultad peruana pueda ofrecer servicios de minería al Estado de Colombia, o que una Argentina pueda desarrollar una agtech en México, creando así un ecosistema regional de innovación.
Claro, esto no está escrito en piedra, y hay obstáculos que vencer, partiendo por el desdén de los estados latinoamericanos y también sus mundos corporativos, por invertir en I+D, aunque hay iniciativas en sentido contrario esperanzadoras, como el movimiento Ingeniería 2030 de Chile en el que se apuesta a que las facultades de ingeniería chilenas lleven el liderazgo de la economía del conocimiento del país.
Este especial considera 15 grandes facultades donde se produce la innovación pero no es un club cerrado. Hay más casos interesantes, que no pudieron ser cubiertos.
Por ejemplo, la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú o el Instituto Politécnico de México, dos entidades estatales líderes en sus países, pero que declinaron participar en este especial. Asimismo, hay facultades más jóvenes, que si bien todavía no son árboles centrales del bosque innovador de sus países, lo serán con el tiempo, como las facultades de ingeniería de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile) o UTEC (Perú).
Con la colaboración de Carlos Tromben y Barinia Montoya.
Universidade Estadual de Campiñas - Brasil Metrópolis universitaria Cuando un experimento científico e industrial resulta, su producto es un éxito como la Universidade Estadual de Campiñas, uno de los mayores generadores de ciencia y tecnología de Brasil y la niña bonita del sistema de innovación y emprendimiento del país.
Conocidos en Brasil como caipiras los habitantes del interior del estado de Sao Paulo tienen un acento particular que algunos atribuyen a la llegada de migrantes del sur de Estados Unidos después de la guerra civil. Ellos serían los responsables de la singular "r" nasal de la que se burlan los capitalinos diciendo "porrrtas aberrrtas". Pero la frase tiene otra acepción: la de una ciudad industrial científica, internacional y emprendedora potenciada por la universidad estrella de Brasil, la Universidade Estadual de Campiñas.
Los números hablan por sí solos. Unicamp es la universidad líder en registro de patentes en Brasil con más de mil y superada apenas por Petrobras y Whirlpool.
Sus más de 430 empresas incubadas son responsables de 22.000 empleos y facturan más de US$ 900 millones por año. Su gravitación en el total de papers académicos publicados en Brasil es impactante, al punto que la prorrectoría de investigación de la propia universidad las estima en un 15% del total.
A diferencia de otras universidades brasileñas, Unicamp fue fundada desde un inicio como un centro de investigación integrado, lo que refleja en que más de la mitad de sus alumnos son de posgrado y que su rector, Marcelo Knobel, sea un físico experimental. El campus, semejante al diseño de la Universidad de California Irving, es un símbolo de esta vocación. La ciudad universitaria circular tiene en sus bordes los edificios académicos abiertos hacia afuera, acogiendo a startups y compañías tecnológicas de la región para que desarrollen en conjunto con la universidad. Es por esto que no hay una facultad de ingeniería que congregue todos los esfuerzos en la materia, sino que es una tarea elevada a la propia rectoría.
Esta vinculación se da a través de una incubadora de base tecnológica Incamp, y una red de colaboración de emprendedores ligados a la universidad Unicamp Ventures. Por otro lado, Inova Unicamp, agencia de innovación, gestiona la relación con más de 800 empresas e instituciones de Brasil y del extranjero como Petrobras, Monsanto, Microsoft y Bayer Pharma.
Sin embargo, nada sería posible sin recursos, y Unicamp ha sabido crear un círculo virtuoso de resultados y financiamiento. Hoy recibe aportes fiscales equivalentes al 2% de la recaudación de IVA del estado de Sao Paulo, el más rico de Brasil. A ello se suman los recursos de FAPESP, fundación de apoyo a la investigación que canaliza el 1% del IVA del estado a promover las actividades de I+D+i.
"Existe una política pública del país
que determina dónde dedicar más dinero y hay metas del Ministerio de Ciencia y Tecnología que explicitan cuáles son los principales lugares que el país tiene que contribuir", afirma Knobel, recalcando la importancia de las energías renovables, la aeronáutica y las ingenierías de computación, química y de petróleo y energía.
Sin embargo, no todo son laureles y Knobel admite que trabajar la innovación con los estudiantes es un asunto mejorable, especialmente en lo que toca a los programas de estudios. "A veces el curriculum es muy rígido, un poco anticuado y no necesariamente impulsa a los estudiantes para que tengan horas de trabajo libre para desarrollar sus propios proyectos y actividades", advierte.
Petrolera garage Carlos Barreto, doctor en ciencias e ingeniería de petróleo de Unicamp, quiere democratizar la industria del petróleo y en particular el acceso al conocimiento especializado. "No son muchas las empresas en el mundo que tienen ingenieros en esta área; en Brasil están concentrados en Petrobras, que no ofrece estos servicios a clientes externos", afirma.
Con apoyo de FAPESP e inversionistas privados, Barreto creó Solpe, empresa con la que ha desarrollado cinco proyectos de innovación con pequeñas petroleras brasileras. Vital fue el proceso de incubación en Incamp, la incubadora de Unicamp, la alianza con académicos e investigadores de la universidad y la posibilidad de utilizar los laboratorios ubicados en el parque tecnológico de Campiñas.
Solpe se dedica a generar soluciones en los procesos de evaluación y toma de decisiones en el campo del petróleo a través de un equipo de expertos. Ha desarrollado una tecnología de punta para la simulación de estructuras de yacimientos de petróleo a bajo precio y está a punto de lanzar un software para realizar el análisis económico de los pozos donde el oro negro espera ser extraído.
HIGHLIGHTS Empresas hijas de Unicamp generan más de 22 mil empleos y facturan más de US$ 900 millones Presupuesto total l+D+i: US$ 96,7 millones (2016) Vínculo con 370 empresas o instituciones nacionales y 500 empresas o instituciones internacionales
Pontificia Universidad Católica - Perú Social, ante todo A diferencia de otras universidades católicas latinoamericanas, la PUCP ya no tiene ninguna relación formal con la Iglesia, pero mantiene como sello un involucramiento activo con los problemas sociales. Su Facultad de Ingeniería lo entiende así en sus actividades de investigación y emprendimiento y en su vínculo con otras universidades del Perú.
Una universidad católica que, formalmente, ya no depende de la Iglesia, pero que promueve sus valores fundamentales en terreno. Eso es la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) desde el conflicto administrativo que la separó de la Santa Sede en 2012. A la hora de las definiciones, esta centenaria universidad privada peruana sorprende.
"La innovación es el principal elemento que permite que haya productividad social, que genera el crecimiento económico, que permite que la gente y el Estado tengan mejores recursos y, gracias a eso, tengamos un desarrollo humano mejor", dice Eduardo Ismodes, director de relaciones académicas de la Facultad de Ingeniería.
Ismodes recalca el aspecto católico de la PUCP, que se traduce en un fuerte sentimiento a favor del interés público.
"Un gran número de nuestros estudiantes y de nuestros profesores se inclinan a tratar de hacer cosas que sirvan, que sean útiles para las personas", recalca. "Es parte de la cultura de la universidad. No es algo dictado u ordenado desde arriba".
Los equipos de investigación de la Facultad de Ingeniería se han desplegado en una serie de territorios con esa mirada. En bioingeniería desarrollan nuevas formas de hacer piel humana para la artritis, prótesis y equipos de apoyo a los discapacitados. También se destaca un proyecto para fabricar ecógrafos portátiles a bajo costo para zonas pobres, capaces de transmitir los resultados por vía satélite. Los equipos de electrónica están desarrollando pequeños robots para medir la calidad del aire
y apoyar proyectos de arqueología, área fértil en la tierra de los incas.
Perú es un país sísmico, y los ingenieros civiles de la PUCP trabajan activamente desarrollando sistemas de alerta mientras que los químicos están abocados a potenciar productos a partir del riquísimo patrimonio agroalimentario del país.
Los laboratorios están abiertos para la sociedad e investigadores de otras universidades y los grupos de investigación salen hacia los lugares más remotos del país para conocer sus necesidades. Este rasgo de colaboración activa con otros planteles también es consecuencia de la visión social de la universidad. "No se trata solo de que nuestra universidad destaque, sino que todas las del país generen mejoras.
Por eso quisimos compartir frutos con las demás universidades", dice ísmodes.
La Facultad de Ingeniería creó CIDE su incubadora de negocios, hace 23 años periodo en el que se han incubado cerca de 60 empresas. Desde entonces, el ecosistema peruano, que partió con rezago respecto de países como Chile o Brasil, está dando pasos agigantados para ponerse al día. La PUCP y su Facultad de Ingeniería son los actores fundamentales de este proceso.
"La primera forma en que promovemos el emprendimiento es con un semillero de emprendedores que es el e-quipu" cuenta Ismodes. "Luego los proyectos se presentan a los fondos del Estado o piden ayuda a la incubadora".
Compadre La biodiversidad es una de las grandes riquezas del Perú, pero los hombres y mujeres que la trabajan en Los Andes o en la Sierra están lejos de las cadenas de valor de la capital y viven en la pobreza. Esta fue la realidad que animó a los fundadores de Compadre, investigadores del Grupo de Apoyo al Sector Rural del PUCP para fortalecer la oferta de los productores de café de Junín.
"Desarrollamos un pequeño prototipo que podía tostar 250 gramos de café en 20 minutos en el grupo", cuenta Juan Pérez, ingeniero mecánico de la PUCP.
El enfoque de responsabilidad social universitaria los llevó a involucrarse con la problemática rural, donde los precios que obtienen los productores por su café son muy bajos. El tostado con energía solar permitía agregar valor, y a partir de ello el grupo fundador comenzó a ganar concursos y obtener más financiamiento.
"En 2014 levantamos capital e intentamos mejorar un poco más la tecnología", dice.
Este fondo vino de la UTEC, la joven universidad peruana enfocada en innovación y emprendimiento tecnológico. Allí los miembros de Compadre generaron un modelo de negocios que no se limita al proceso de tostado, sino que se extiende al de comercialización. Un emprendimiento win-win escalable a muchos procesos agrícolas que son la base de la economía familiar peruana en zonas rurales.
"Fue entonces que salió el nombre de Compadre", afirma Pérez. "Una persona que no es tu familia, pero que tiene contigo una relación de amistad y confianza".
HIGHLICHTS 3.833 estudiantes de ingeniería en 14 programas de pregrado, 368 en 14 maestrías y 34 en un programa de doctorado 7 asociaciones de ex alumnos de ingenierías 1.877 convenios de prácticas pre profesionales y profesionales con empresas
Universidad Autónoma Metropolitana - México Inteligencia distribuida mexicana La División de Ciencias Básicas e Ingeniería de una de las universidades estatales más jóvenes de México, creada en 1974 no funciona con la estructura clásica de departamentos. Es un conjunto de cuatro nodos que hacen fluir el conocimiento de manera colectiva y transversal.
En la saga Fundación de Isaac Asimov los habitantes del planeta Gaia generan tecnologías de punta, evitan desastres naturales y comparten información a través de una conciencia telepática colectiva. Sin el elemento fantasioso, ni el ánimo pesimista de la ciencia ficción se puede aplicar una descripción similar para el colectivo de ingenieros que rodea a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.
La División de Ciencias Básicas e Ingeniería (CBI) tiene cuatro nodos distribuidos a largo y ancho de la Ciudad de México. Estos nodos funcionan de manera autónoma, pero íntimamente coaligados, a través de proyectos de innovación e investigación.
"El perfil de estudiantes busca que estos desarrollen todas las habilidades posibles a partir de lo que ofrece la universidad en su conjunto", dice Lourdes Delgado, directora de la División de CBI de la unidad de Azcapotzalco, de la UAM.
Esa cultura, a su vez, promueve que la CBI también desarrolle puentes hacia las otras divisiones de la UAM: Ciencias Sociales y Humanidades, Ciencias y Artes para el Diseño, Ciencias Biológicas y de la Salud y Ciencias de la Comunicación y Diseño.
"Una vez en la vida laboral, nuestros ingenieros replican esta lógica transversal y producen innovación en las instituciones que se desempeñan", dice Delgado. De este modo, según la académica, la UAM ha desarrollado proyectos de innovación con empresas del calado de Pemex, Comex, Intel, Bayer de México Microsoft y Volkswagen. A su vez, la UAM tiene una relación privilegiada con el Sistema Nacional de Investigadores una entidad pública que promueve la articulación de ingenieros y científicos mexicanos.
Una de las instancias para estimular esa "inteligencia distribuida" que la CBI y la UAM asumen como identidad son los concursos de innovación como el que organiza el campus Azcapotzalco.
Estudiantes de otras facultades, e incluso de otros planteles, se reúnen allí para resolver problemas.
"En un lapso de 24 horas deben llegar a una solución que considere todos los aspectos técnicos y económicos", dice Delgado. "Al final deben hacer un video o un pequeño prototipo de lo que están
proponiendo. Es una manera de foguear a los estudiantes en temas de comunicación integración de equipos y liderazgo.
Delgado sostiene que la innovación consiste en "crear cosas que no existen, o adaptar las que ya existen". Entre los ejemplos de lo segundo, cita varios proyectos como un vehículo de reparto eléctrico y una tecnología para reciclar residuos de pañales desechables, llevados a cabo por estudiantes de la UAM con el apoyo de sus profesores-investigadores.
HIGHLIGHTS 10 programas de pregrado, 13 de maestrías y 11 de doctorado, con 250 investigadores de planta De las 5 sedes de la UAM, 4 tienen programas de ingenierías Presupuesto anual en l+D+i: US$ 123 millones y 10 patentes solicitadas y 7 patentes otorgadas (2016) Puentes de plata "Un dispositivo puente". A así describe el corazón artificial Vitacor-UVAD su creador, Emilio Sacristán Rock. Este ingeniero biomédico fundó el Centro Nacional de Investigación en Imagenología e Instrumentación Médica (CI3M), un consorcio conformado por la UAM y Conacyt la entidad de promoción científica estatal mexicana.
"Este aparato es un puente, pues funciona como un asistente ventricular que ayuda al órgano natural a bombear sangre, hasta que pueda ser reemplazado en un trasplante", explica Sacristán Rock.
Con este aparato los pacientes alargan su periodo de espera hasta en dos años, con una tecnología más barata que otras alternativas del mercado. Además, pueden ser implantados en hospitales que reúnen menores condiciones tecnológicas, como es el caso de muchos en América Latina.
El proyecto nació hace diez años como Vitacor, una start up creada por un consorcio integrado por la UAM, la multilatina biotecnológica Vitalmex, el BID Texas Health Institute y la Universidad de Minnesota. En 2016 pasó con éxito las primeras pruebas médicas y hoy, con 62 investigadores, se encuentra en una fase de comercialización global.
En cuanto a la participación de la UAM, intervinieron las divisiones de Ciencias Básicas e Ingeniería y Ciencias Biológicas y de la Salud, del Campus de Iztapalapa. "Esta alianza fue clave, pues permitió la confluencia de muchos proyectos de investigación de ambas unidades que coordinados dieron sustento científico, técnico y administrativo como para este logro", dice Sacristán Rock.
Universidad Técnica Federico Santa María - Chile Arraigo territorial Fundada por el millonario filántropo Federico Santa María, esta universidad chilena nació y se desarrollo con un espíritu de rigor en la enseñanza que distinguió durante años a sus egresados. Pionera en la promoción del emprendimiento, la USM es una verdadera cantera de talento que rebasa las fronteras de Valparaíso.
Un imponente edificio neogótico observa el océano Pacífico desde uno de los cerros de Valparaíso, ciudad universitaria de vistas espectaculares y animada vida nocturna. Es obra del arquitecto Josué Smith Solar y en él tiene su sede central la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), eje del ecosistema de investigación y emprendimiento tecnológico de Valparaíso.
Su fundación es obra del millonario Federico Santa María, un magnate global del azúcar de principios del siglo XX, quien legó su fortuna para crear una institución educativa con el propósito de aunar espíritu científico y vocación social. Hoy, entre laboratorios, aulas y espacios deportivos los "sansanos" (como se denominan sus estudiantes) se preparan para el desafío de desarrollar soluciones innovadoras para una economía que transita desde la explotación de materias primas al conocimiento.
"Nuestros ingenieros tienen una característica que los distingue: son profesionales que se forman en el hacer", dice Manuel Young, director de Innovación de la USM.
"Son ingenieros muy cercanos al territorio al problema operacional".
Young destaca tres sectores estratégicos a los que la USM dedica su atención todos de impacto nacional. El primero está centrado en el Departamento de Obras Civiles: tecnologías para reducir el impacto de los constantes terremotos y tsunamis que afectan a Chile. La idea es anticipar las zonas de mayor riesgo y las vías de evacuación temprana en caso de tsunami.
La USM no tiene carrera de medicina pero desarrolla proyectos para mejorar la calidad de vida de una población que
envejece. "Vamos al área de la salud desde la mirada de un ingeniero", dice Young.
"Complementamos la mirada de un biólogo de un bioquimico con la mirada de un ingeniero y así generamos propuestas integrales".
En el ámbito minero, el tercero de la prioridad de los sansanos, y el sector dominante del PIB y de las exportaciones chilenas, la USM lleva años trabajando con las grandes empresas estatales como Codelco y Enanii. Destacan en este ámbito los proyectos destinados a aumentar el rendimiento de moliendas de minerales.
Hace una década fue creado el Instituto de Innovación para la Empresa 3IE, una cantera de proyectos con acento en la resolución de problemas sociales y productivos del entorno inmediato, muchos de los cuales se originan en sus propios académicos y estudiantes. 3IE ofrece apoyo en la validación de ideas, desarrollo de prototipos y financiamiento para proyectos en etapa avanzada.
Aparte del campus de Valparaíso, la USM tiene otros dos en Santiago, en Viña del Mar, Rancagua, Concepción y un quinto en Cuayaquil, Ecuador.
Vacuch: la fórmula de la cazuela chilena En 2013 Nicolás Morelli y Juan Ignacio Ojeda cursaban el tercer año de ingeniería industrial en la USM en Valparaíso cuando empezaron a elucubrar una solución para un problema a 247 kilómetros de distancia y cuyo fundamento es el metal que distingue a Chile en su conjunto: el cobre.
Ojeda, oriundo Valdivia, una región agropecuaria del sur de Chile, perdió toda su inversión en vacas de engorda debido a que los animales bebieron agua estancada y enfermaron. Así que ambos sansanos concibieron la idea de construir un estanque antibacteriano para que el agua no tuviese los patógenos que generaran la diarrea.
La idea original murió, pero mutó en un concepto más poderoso: una pezonera antibacteriana en base a cobre capaz de evitar el riesgo de mastitis en las vacas lecheras. "Fue en un asado, con unas cuantas piscólas de más", recuerda Morelli. "Juan Ignacio me contó que había un concurso de emprendimiento en la Universidad Católica, con una metodología potente llamada Jump Chile. Y nos embarcamos".
Con el concepto de la pezonera, Nicolás Morelli y Juan Ignacio Ojeda se acercaron a las áreas de biotecnología y de metalurgia de la USM para validar un prototipo. Con eso y el impulso de Jump Chile lograron sus primeros pedidos, incluso antes de fabricar la pezonera.
Después vino la etapa de estructurar un equipo multidisciplinario y formalizar una estructura empresarial que hoy se llama Vacuch: Valor Agregado al Cobre Chileno. El proceso que partió en Valparaíso se ramificó hacia Santiago, a través de la Universidad Católica y la estatal Corporación de Fomento de Producción (CORFO) y luego en la incubadora de la Universidad Austral de Valdivia: prueba de que el ecosistema chileno de innovación está logrando capilaridad en sus diferentes nodos.
HIGHLIGHTS 17 especialidades de ingeniería, 18 programas de magíster y 8 doctorados con 13.350 alumnos totales 3 centros de Innovación Tecnológica 7 campus, entre ellos uno en Guayaquil Ecuador
Instituto Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey Construyendo la nueva civilización mexicana La Escuela de Ingeniería y Ciencias del TEC de Monterrey es la unidad académica que más patentes registra en México. Para alcanzar este sitial ha tejido una densa y envidiable red de alianzas con empresas grandes, medianas e incluso pequeñas.
Un sol naciente ilumina la victoria de Quetzalcóatl sobre Tezcatlipoca en el mural El triunfo de la cultura del escultor mexicano Jorge González Camarena, ubicado en la rectoría del TEC de Monterrey. Claramente el instituto de alta formación de la élite mexicana se identifica con el dios del viento, en desmedro de la diosa de la noche y de la brujería.
"México ha pasado de ser exportador de commodities a un país muy activo manufacturero", sostiene Manuel Zertuche, decano de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del TEC. "Pero la avenida para generar empleos bien remunerados y transformar a una sociedad como la nuestra, la palanca para convertir en un país de conocimiento es la innovación".
Zertuche tiene muchos ejemplos para demostrar el aporte del TEC a esta transformación. La Escuela de Ingeniería y Ciencias ha liderado la labor de doce parques tecnológicos creados a partir de 2015 y mantiene una cartera de proyectos en ámbitos como el desarrollo de nuevas proteínas, dispositivos móviles para detectar diabetes o recubrimientos para robustecer materiales de vidrio. En un contexto en que el financiamiento público está a la baja, la alternativa de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del TEC ha sido aliarse con empresas de diverso tamaño.
Un ejemplo es el Centro de Biotecnologías de FEMSA (Coca Cola de México), o el Centro de Innovación y Diseño Estratégico de Productos, en el que participa Motorola. En estos parques colaboran también otras escuelas, tales como Diseño, Arquitectura o Agricultura.
"El ecosistema no es solo la generación de productos y procesos diferenciados, sino organizar un esquema de valor que genere un gran impacto en la sociedad", afirma Zertuche, recalcando que la orientación emprendedora de muchos de estos proyectos y de la Escuela de Ingeniería y Ciencias en general. "El 23% de graduados del TEC se lanzan con su propia empresa a poco de graduarse" resalta. "El emprendimiento es algo muy fuerte".
En esto es clave la alianza con EGADE, la escuela de negocios del TEC donde los emprendimientos de los egresados se vinculan con potenciales inversores y mentores. La destacada iniciativa cuenta, además, con el importante apoyo de grandes consultoras como Deloitte
Baker & McKenzie o KPMG.
No obstante, pese a este robusto quehacer, Zertuche es todavía cauteloso y hace un reality-check pertinente. "México ha generado tecnologías patentadas y que son productos de talento mexicano.
Pero si uno piensa en una innovación como una gran detonadora de cambios yo siento que ahí sí tenemos un gap, una oportunidad".
Y es que, tal parece que Quetzalcóatl aún no ha derrotado del todo a Tezcatlipoca.
HIGHLIGHTS 26 campus en México y 18 sedes y oficinas internacionales en el mundo Más de 18.500 alumnos de grado y 2.500 de posgrado en ingeniería 24 programas de grado, 15 maestrías, 4 doctorados Un rayo de luz para vivir Entre 2004 y 2014 el ingeniero Jesús Seáñez, junto a un equipo multidisciplinario de 20 investigadores creó un dispositivo médico portátil que promete reemplazar el tradicional Papanicolau como método para la detección del cáncer cervicouterino. A través espectroscopia óptica, InstaPap es una tecnología no intrusiva, que entrega resultados inmediatos con un 90% de contabilidad. En comparación, por el Papanicolau hay que esperar semanas y su confiabilidad es de un 60%.
Aunque InstaPap no es más barato que el Papanicolau, 30 centros de salud en México lo han adoptado desde 2014 y alrededor de 12 mil mujeres fueron examinadas a través de este dispositivo.
Buenas noticias para un país en desarrollo: según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las muertes por este cáncer ocurren en países como México, donde el impreciso Papanicolau es prácticamente la única alternativa.
InstaPap fue concebido en el Observatorio de Necesidades de la Escuela de Ingenierías y Ciencias, y fundado en Austin Texas, en un joint venturede entidades privadas mexicanas, tales como Angel Ventures México o Ámbar Capital, el que contó además con el aporte de fondos de innovación del Estado de Nuevo León, Conacyt, y el Instituto Nacional del Emprendedor.
"Somos uno de los primeros spin offs con patentes licenciadas salidos del TEC.
Su apoyo ha sido fundamental, desde lo académico hasta la infraestructura, pero muy especialmente porque nos ha acercado a inversionistas clave", dice Seáñez.
Universidad Nacional de Córdoba - Argentina Por qué Córdoba, la docta La Universidad Nacional de Córdoba ha sido el epicentro del desarrollo económico y cultural de esta provincia argentina donde se le conoce como "La Docta". Desde esta historia de influencia y retroalimentación, su Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vincula el tradicional tejido industrial y de servicios con nuevos emprendimientos y desarrollos tecnológicos.
En el centro de Córdoba se ubica el conjunto de edificios del siglo XVI conocido como la Manzana Jesuítica, sede central de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales (FCEFyN) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Desde este emplazamiento, La Docta, ha estado vinculada al desarrollo industrial de la provincia.
"La ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada", es una de las frases del recordado movimiento estudiantil de 1918, que se inició en la UNC para expandirse por toda Argentina y más allá de sus fronteras. Un siglo después, la FCEFyN trabaja desde esta identidad institucional.
"El contrato social que tenemos como una institución pública, es desarrollar el perfil de un ingeniero emprendedor e innovador", dice Pablo Recabarren, decano de la FCEFyN.
"Por supuesto, teniendo en cuenta las necesidades regionales".
Con 10 mil alumnos, mil docentes, 13 carreras de ingeniería y 21 laboratorios, la facultad cuenta con una potente base para trabajar con grandes empresas estatales y con los polos industriales de la ciudad.
Entre sus aliados y socios históricos están la Asociación Electrónica Argentina, la Fábrica Argentina de Aviones, Aguas Cordobesas y Repsol YPF. La cooperación con ellas se financia mediante la plataforma de transferencia tecnológica gubernamental, Conicet.
Histórica es la vinculación con la industria automotriz, por su cercanía con el polo cordobés conformado por Renault
Iveco, Fiat y Volkswagen. En el área de software y alta tecnología, se relaciona el Cluster Córdoba Technology, para efectos de intercambio de personales e investigaciones aplicadas.
"Córdoba es una ciudad de dos millones y medio de habitantes, con serios problemas de tránsito vehicular" advierte Recabarren. "Esta facultad tiene un Instituto de Transporte que está trabajando en toda una cuestión de modernización de tránsito para mejorar esta situación".
Recabarren destaca la labor del Laboratorio de Comunicaciones, que está desarrollando chips especiales cuya función es la de resolver el problema de tráfico en las comunicaciones digitales celulares cuando personas hablan al mismo tiempo y se producen saturaciones.
Otros proyectos destacados por el catedrático son los generadores eólicos y el desarrollo de plantas de procesamiento de alimentos, radicada en la Escuela de Ingeniería Química.
"La innovación es el punto más importante del espíritu creativo del ingeniero", asegura Recabarren. "En la creación de nuevas soluciones se ve la creatividad del ingenio, tanto en repetir los mecanismos que ya existen o bien en la generación de lo nuevo".
HIGHLIGHTS 1.150 docentes 11 escuelas, 24 departamentos, 9 centros, 5 institutos, 21 Laboratorios y un Reactor Nuclear RA-0 Más de 250 grupos de investigación
La voz de la abuela invisible Como buena institución estatal, otra vocación innovadora de FCEFyN es la social. Así fue creado OTTAA Project, una plataforma que usa pictogramas para ayudar a discapacidados a comunicarse a través de móviles y tabletas, creando frases digitales que facilitan la expresión de sus pensamientos.
Esto nació de la necesidad de la familia de los hermanos cordobeses Carlos y Héctor Costa, cuya abuela padece de discapacidad comunicativa.
Actualmente OTTAA tiene más de 2.000 usuarios en todo mundo, incluida la abuela de Carlos y Héctor, quienes han creado unas 300.000 frases. En un mundo donde crece la población de adultos mayores, este emprendimiento cordobés ha cerrado acuerdos con instituciones y gobiernos, como el de la ciudad de Buenos Aires, Qatar y Kenya, para ofrecer subscripciones de la aplicación para sus ciudadanos.
Según Héctor Costa, ingeniero biomédico de la UNC, la universidad fue la base para el emprendimiento. En ella encontraron un asesor inicial en el proceso de patentamiento y el registro de marcas y su cercanía con las grandes empresas de software permitió acercarse las personas indicadas.
Aún antes de tener un prototipo desarrollado fueron seleccionados por Innovar, concurso del gobierno de Argentina. Luego de lanzar el producto fueron seleccionados por una aceleradora de Dubái y actualmente pertenecen a la última generación de Startup Chile.
"Nadie conoce la cantidad de gente con discapacidad, porque las calles no son accesibles, porque no pueden hablar o porque no los escuchan", explica Costa.
"Una vez que se presenta que el 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad, los inversionistas ven que el problema es realmente grande".
Universidad de Costa Rica - Costa Rica El monopolio según Schumpeter La Facultad de Ingeniería de la casa de estudios más antigua de Costa Rica encarna la transición emprendida por el país desde una economía protegida a un entorno de mayor competencia. Sigue siendo un gran proveedor de servicios de conocimiento para el Estado, pero ha comenzado a dar un giro hacia la formación de emprendedores y cuadros para el sector privado.
Según Joseph Schumpeter, un sistema de competencia en equilibrio no solo es imperfecto, sino además incompatible con el crecimiento. Para crecer tiene que haber desequilibrio, destrucción creativa que haga fluir el capital desde las industrias que se estancan hacia las más dinámicas.
Costa Rica lo viene ejemplificando desde la década de los 90, cuando comenzó a transitar desde un cómodo (y algo aburrido) equilibrio socialdemócrata a un entorno de mayor competencia y emprendimiento.
Estos cambios se han sentido también, de manera paulatina en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Costa Rica (FIng UCR).
El Estado sigue siendo su principal cliente y financiador de proyectos de investigación, pero la demanda de servicios desde el sector privado ha aumentado desde los sectores geomático, medioambiente, agricultura biotecnología y nanotecnología.
"En los últimos tres años hicimos un proyecto con una cooperativa de café donde trabajamos con paneles solares para producir energías renovables en los procesos de esas industrias para bajar los costos", cuenta su decano Edwin Solórzano Campos como ejemplo de la diversificación de actividades de la facultad.
"Actualmente estamos trabajando en la gasificación de los desechos del café".
La relación de la FIng con el Estado se canaliza principalmente a través del Centro Nacional de Alta Tecnología de la Comisión Nacional de Rectores, en el que participan las cinco universidades estatales. De este modo mantiene relaciones estrechas con las grandes estatales, como el Grupo ICE, Recope y el Instituto de Vivienda y Urbanismo y sigue teniendo un rol gravitante en la gestión de la infraestructura costarricense.
Por ejemplo, posee un centro encargado de monitorear el proceso de fijación de tarifas. A través de su Instituto de Investigaciones en Ingeniería del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales tiene un convenio con el gobierno para supervisar la calidad de las carreteras y puentes.
Sus centros de sismología, de recursos naturales y construcción civil no solo aportan investigación y desarrollo para el gobierno nacional, sino también para los institutos públicos y organismos privados de sus países vecinos.
"En Costa Rica la enseñanza se ha orientado a sacar profesionales a ofrecer en el mercado de trabajo", reconoce Solárzano. "Nos ha faltado que vayan a hacer sus propios negocios, por lo que hemos buscando últimamente variar un poco el modelo, por ejemplo, impulsar el modelo de formación por competencias".
La solución en la sangre Luego de once años de investigación la ingeniera química Marianela Vargas ha innovado en un método más eficiente para extraer el plasma sanguíneo, utilizado para distintos tipos de medicamentos. El proceso es más barato que las técnicas actuales de costos muy altos por la infraestructura y materiales que implican para la planta de producción.
A partir del desarrollo de Vargas en el Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la UCR Costa Rica ha ingresado en el grupo selecto de países con industrias de hemoderivados (extracción de plasma humano para la producción de medicamentos).
El instituto, que generalmente se ha dedicado a la producción de antídotos para las mordeduras de serpientes, ahora puede generar medicamentos contra enfermedades de inmunodeficiencia o de problemas de coagulación, como el VIH/ sida o la hemofilia.
De tal modo, el ICP viene a ser un importante nuevo eslabón en la naciente y prometedora industria biotecnológica y de ciencias de la salud de Costa Rica.
"Somos, por así decirlo, una empresa pública", afirma Vargas. "Producimos antivenenos y desarrollamos nuevos productos no solo para el consumo interno, sino que también para exportar a Centroamérica África y Asia. Pero aquí no hay un fin de lucro como tal, sino de reinvertir y seguir con nuestra misión de acción y extensión social de mejorar los tratamientos y para ser un país independiente".
El ICP tiene un convenio con la Caja Costarricense de Seguridad Social la institución pública de salud, con el fin de ser un país autosuficiente de hemoderivados. Además, se está trabajando en un proceso de transferencia a Sri Lanka para la construcción de una planta de procesos y en abastecer a este país con medicamentos más baratos y producidos internamente.
HIGHLIGHTS 8 escuelas, 13 programas de grado, 8 de maestrías y 1 de doctorado Prolnnova: Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación AUGE: Agencia Universitaria para la Gestión del Emprendimiento, con 13 emprendimientos
Instituto Tecnológico de Buenos Aires - Argentina Del mar a la fibra óptica Fundada a fines de los años 50 por oficiales e ingenieros de la Marina argentina, esta universidad privada es una de las principales canteras de emprendedores tecnológicos del país. A diferencia de otros planteles argentinos, sus egresados salen con la impronta que aúna ciencia dura, ingeniería y gestión.
En la avenida Eduardo Madero se encuentra un edificio neoclásico que es una especie de puente entre las cercanas instalaciones de Google Argentina y el museo de la corbeta Uruguay. Fundado en 1959, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) ha evolucionado desde las ciencias del mar hacia el mundo digital en todo su vasto campo de aplicación. De hecho, Federico Luis Pocaccini, director de Google Argentina, es uno de sus egresados.
"Nos definimos como una universidad focalizada en la tecnología que la articula con dos áreas de conocimiento: una la ingeniería y otra la gestión", dice José Luis Roces, presidente del consejo académico del ITBA.
Las áreas de especialización del Instituto en términos de innovación son energía, digitalización y ciencias de la salud. En la primera, cuentan con una alianza con el Instituto Tecnológico Karlsruhe de Alemania, con el que imparte una maestría en temas de energías renovables y convencionales. De ella surgió un proceso patentado para la compresión de hidrógeno a alta presión.
En el segundo campo ha trabajado intensamente con empresas en el campo de la robotización y la mecatrónica.
En el área de digitalización cuenta o con proyectos de big data, inteligencia artificial. Completa el portafolio el área de bioingeniería, con especial énfasis en el área de la salud, en el que Roces destaca el diseño de un páncreas artificial con el Instituto Tecnológico de Virginia y el Instituto Universitario del Hospital Italiano de Argentina.
Al ser una universidad privada, el ITBA no recibe ningún subsidio del
Estado, lo que forma parte de su identidad. "Yo veo al país como una suma de iniciativas y no creo que pueda existir una situación muy centralizada, para evitar que los procesos generen una excesiva institucionalidad", afirma Roces.
Desde esta perspectiva el sello del ITBA es la flexibilidad y la promoción del emprendimiento tecnológico de sus egresados, muchos de los cuales han transformado sus proyectos de investigación en empresas con acceso al mercado.
"En este momento se está jugando el futuro de dar el salto para ser un país emergente o quedar atrasado", sostiene Roces al ser consultado por la importancia de la innovación.
¿Alguna ventaja para acortar la brecha con los países desarrollados? Roces identifica una: "los latinoamericanos somos más inquietos en comparación a los países más desarrollados, que tienen ya las cosas resueltas".
Muzi para combatir el VIH Agustina Fainguersch tiene 27 años y en su breve trayectoria profesional ha hecho más que muchos que le doblan la edad. Junto con otros egresados del ITBA creó Wolox, una empresa de desarrollo de software que ya cuenta con un equipo de 160 personas y participó en la fundación de las comunidades de programadores Buenos Aires Tech y Code For Buenos Aires.
En 2016, Fainguersch formó parte de Global Solutions Program de Singularity University, el hub de innovación de la NASA en Silicon Valley, de la que surgió una idea con potencial disruptivo.
"Con Nicholas Walker, un médico sudafricano, nos conocimos en el programa de soluciones globales de Singularity", cuenta. El resultado fue una alianza entre la experticia tecnológica de esta ingeniera informática argentina y el conocimiento directo de Walker sobre el problema del VIH en su país, un problema social y de salud pública agravado por la resistencia de las personas a realizarse el examen de detección.
"Lo que hicimos fue cambiar los paradigmas y apalancamos en tecnologías para facilitar el acceso al diagnóstico y asegurar la privacidad" cuenta Fainguersch. Porque el miedo y el estigma social son una barrera entre las personas y el diagnóstico".
El resultado fue bautizado como Muzi, una plataforma que integra inteligencia artificial, reconocimiento de imágenes, imagine learning en lo que esta emprendedora argentina denomina una especie de UBER que conecta pacientes con expertos en diagnóstico de VIH. "El software lo desarrollamos desde Wolox", cuenta Fainguersch.
El objetivo con Wolox es escalar la tecnología hacia otros tipos de enfermedades y hacia otros países de América Latina, África y Europa. Todo ello sin limitarse a un tipo específico de hardware o dispositivos.
HIGHLIGHTS 8 programas de grado, 5 maestrías y 3 doctorados 2.159 alumnos de grado 439 profesores
Pontificia Universidad Católica de Chile Ingeniería á la carte Con fuertes vínculos con el alto empresariado, la Escuela de Ingeniería de la poderosa e influyente casa de estudios de la Iglesia Católica se entiende a sí misma como una empresa. Y como tal, ve en la innovación el corazón de su quehacer para los próximos años.
En 2014 la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) creó el Centro de Innovación Anacleto Angelini. El nombre es de un poderoso industrial chileno dueño de una de las fortunas más grandes del país y benefactor del mismo centro con un aporte de US $ 22 millones. La Escuela de Ingeniería fue la llamada a liderar este imponente edificio de 9.000 m2.
Ninguno de estos elementos es casual.
Por una parte, esta apuesta por la innovación responde a la visión de los directivos acerca del rol de liderazgo que tiene la PUC en el desarrollo del país, a la par de la Universidad de Chile, la otra grande chilena.
Y además, el gesto manifiesta las vías de este aporte, que se enfoca en apoyar a los grandes industriales chilenos, representados por Angelini, cuyos herederos hoy son dueños de Empresas Copec, un poderoso holding que administra empresas clave en casi todos los sectores competitivos de la economía chilena; Corpesca, Celulosa Arauco, Metrogas y varias mineras, por mencionar algunas.
"Nuestra visión es crear valor en la sociedad. Y trabajamos como una empresa por lo que la innovación es central. A través de ella, lo que hacemos es crear capital de conocimiento y conectarlo con las necesidades de la industria", dice Juan Carlos de la Llera, decano de la Escuela de Ingeniería de la PUC.
De tal modo, esta unidad académica tiene, especialmente a través del Centro de Innovación y de su DICTUC (Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas) proyectos en los sectores de alimentos energía, construcción, transportes y minería, entre otros, desarrollando proyectos específicos de innovación con grandes empresas como ENEL, BHP Chilquinta o la operadora del transporte público de Santiago, Alsacia.
Dada la vocación pública de la PUC además su Escuela de Ingeniería desarrolla proyectos de innovación en bienes públicos en los ámbitos de la salud, infraestructura para prevenir desastres naturales y de manejo de sistemas hídricos.
"Prácticamente todas las industrias han pasado por aquí y lo seguirán haciendo" dice Juan Carlos de la Llera.
Durante casi todo el siglo XX, "la Católica" fue un bastión del pensamiento conservador. Su influencia en la sociedad era acotada y recién llegó al primer plano en 1964, cuando Eduardo Frei, un abogado egresado de sus aulas, asumió la Presidencia de la República. Durante la dictadura "la Católica" pasó a incidir de manera indeleble en el país, cuando un grupo de egresados de su Instituto de Economía implementaron un programa económico que cambió radicalmente las bases de la economía de Chile, trasladando la iniciativa desde el Estado a las empresas privadas.
La Escuela de Ingeniería hizo una
transición similar. En 1947 fundó la DICTUC, orientada a apoyar al Estado en el desarrollo de un polo industrial de capitales mixtos. Hoy DICTUC es un proveedor de servicios de ingeniería a empresas privadas. El foco en la innovación comenzó en 2010, con la llegada de De la Llera al decanato de ingeniería.
"En los años 90 el rol de la innovación y la tecnología en las ingenierías no era importante", afirma De la Llera, un experto en ingeniería sísmica. "Se decía que el valor de Chile no estaba en la tecnología, sino en la gestión, pero la realidad es que está en los dos".
Uno de los primeros proyectos iniciados por De la Llera fue abrir un minicampus en Berkeley para que los estudiantes de la UC pudieran foguearse en el espíritu del Silicon Valley.
HIGHLIGHTS Más de 5 mil alumnos 10 especializaciones en maestría Ciencias de la Ingeniería y un doctorado con 6 áreas de especialización 21 majors y 57 minors de especialización y seis títulos profesionales.
Chile, país viñatero Chile es conocido por sus vinos aún antes de que la palabra innovación haya estado de moda. Sin embargo, la industria vitivinícola, para mantenerse competitiva, debe innovar con urgencia.
Esta visión la comparte Rodrigo Escobar, profesor y director de la unidad energía solar de DICTUC, quien entró a un sector distinto al suyo -específicamente a la Viña Miguel Torres-, para desarrollar un proyecto de poligeneración solar que genera y regula la temperatura de las cavas para reducir el riesgo de la alteración de la calidad del vino por oscilaciones inesperadas de temperatura, algo cada vez más frecuente dado el cambio climático. Además, el proyecto, apoyado también por el Centro de Innovación de la PUC, genera el 10% de la energía eléctrica que necesita la viña y reduce su huella de carbono.
"La universidad es un vehículo, una empresa de ingeniería que nos sirve para mostrar el valor de lo que podemos desarrollar y así contactar con la industria cuando tenemos algo", dice Escobar.
"En ese sentido, la Escuela nos da todo el respaldo para involucrarnos en proyectos y meternos en problemas, si es el caso" remata.
Universidad ORT - Uruguay Especialistas en software y gestión Un poco por intuición, durante los años 90 del siglo pasado Uruguay encontró en el desarrollo de software su nicho en la globalización. La Universidad ORT fue una de las primeras en el país en crear una incubadora para este tipo de negocios y orientar su malla curricular hacia el emprendimiento.
ORT es la sigla en ruso de la Organización del Trabajo Agrícola y Artesanal. Fundada en San Petersburgo en 1880. Su propósito era promover la educación y el entrenamiento laboral de la comunidad judía. Los dramáticos acontecimientos del siglo XX la llevaron a transformarse en una ONG internacional y rebasar las fronteras de su comunidad de origen.
La filial uruguaya y actual Universidad ORT fue establecida en 1942 y es el principal plantel privado de educación superior del país, con más de 10.000 alumnos. Su Facultad de Ingeniería está estrechamente vinculada a la industria estrella de Uruguay: el software. Cuenta con una serie de infraestructuras vinculadas a ello, como el Software Factory, un laboratorio de simulación y videojuegos de robótica y automatización, entre otros.
"Nosotros pensamos que la innovación no es algo que viene como una iluminación sino que es algo que hay que enseñar" afirma el decano Mario Fernández.
En tal sentido, el software en el que se especializa ORT no es cualquiera, sino el que requiere la industria uruguaya, por lo que tiene fuerte desarrollo en las industrias agropecuaria y biotecnología.
La clave para Fernández es la empatia "el ponerse en el lugar de la gente para comprender sus necesidades y desde ahí hacer un aporte".
En ORT reivindican haber sido los responsables de la primera incubadora tecnológica de Uruguay, a comienzos de la década pasada, y de imprimir un sello emprendedor en su curriculum. De hecho alumnos suyos son los fundadores de la start up bandera del Uruguay: PedidosYa.
"Floy en día casi el 22% de las materias que
dictamos están fuertemente vinculadas en crear las competencias emprendedoras e innovadoras", señala Fernández.
Lo curricular se complementa con una serie de actividades extraprogramáticas orientadas al mismo fin, entre las que Fernández destaca una agitada "Emprendetón" anual que convoca a cientos de alumnos en concursos de ideas resolución de problemas y elaboración de "elevator pitches".
El ciclo formativo culmina en un trabajo final que también debe orientarse al mercado. "Si no tienen cliente, no tienen un proyecto", afirma Fernández. "Eso de por sí es un modelo de vinculación industrial muy interesante, que parte desde una etapa temprana". Estos proyectos de titulación no solo reciben el soporte tecnológico, sino que, además, se le asigna un tutor para que vayan visualizando el modelo de negocios que, eventualmente, lo llevará a ser un emprendimiento.
Respecto a la vinculación con el medio ORT ha puesto su infraestructura informática y de investigación al servicio de varios proyectos entre los que destacan el Smart Grit para la empresa estatal de distribución eléctrica, UTE, en conjunto con la Universidad de la República. Fernández reconoce que la investigación y desarrollo tiene un obstáculo en Uruguay: que a muchos jóvenes les tienta irse al exterior a trabajar lo que limita la expansión de los programas de maestría y doctorado. En cualquier caso "hoy tener un título de ingeniero es tener un pasaporte internacional", aclara.
HIGHLIGHTS Un Centro de Innovación y Emprendimientos con 8 emprendimientos incubados en 2017 6 laboratorios de Innovación y Desarrollo 7 programas de grado y de 2 posgrados para más de 4.000 alumnos
Citycop para América Latina No todos los emprendimientos incubados bajo el alero de las universidades deben ser evaluados por la monetización inmediata. Su aporte puede ser social.
Marcelo Dotti y Nadim Curi lo tienen claro.
Juntos, desarrollaron Citycop, proyecto incubado por ORT, que consiste en una versión de la popular aplicación Waze pero que procesa información de sus usuarios sobre delitos georeferenciados en el tiempo para alertar de posibles sectores de peligro para los ciudadanos.
"Desarrollamos algoritmos de análisis predictivo para el crimen que lo que hace es estimar, con un cierto nivel de confianza, qué tan probable es que ocurra algún tipo de crimen en determinadas zonas en determinados horarios", afirma Curi.
Ambos emprendedores reconocen una deuda con ORT, a través de su Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE).
"Ellos fueron el primer apoyo oficial de incubación que tuvimos", afirma Dotti.
Después vino Start Up Chile y luego Tech Start, de Estados Unidos. A esto se ha sumado Bizpark, un programa de apoyo a sfarf upsfinanciado por Microsoft.
Hoy están en cinco ciudades: Sao Paulo y Rio de Janeiro, Montevideo, Santiago de Chile y Buenos Aires. Respecto a la monetización, sorprende la claridad que tienen respecto de no apresurarse. "No es sostenible invertir millones de dólares en marketing o en adquisición de usuario si después se te van a ir", afirma Curi.
"Hay que transitar el mismo camino de Facebook, Twitter o Waze", remata.
WSmm
Universidade de Sao Paulo - Brasil Fábrica de líderes industriales La Escola Politécnica es más antigua que la propia institución a la que pertenece, la Universidade de Sao Paulo. Mezcla de la Polytechnique y la Escuela Nacional de Administración francesa, de sus aulas han salido ministros, gobernadores y grandes nombres de la industria pesada paulista.
Roberto Setúbal, Rubens Ometto Silveira, Henrique Meirelles y Romero Rodrigues pertenecen a rubros y generaciones distintas, pero tienen algo en común. El CEO de Itaú, el dueño de Cosan, el ministro de Hacienda de Brasil y el fundador de Buscapé son ingenieros.
Más específicamente ingenieros de la Escola Politécnica de la Universidade de Sao Paulo, USP.
"En un país como Brasil, de dimensiones continentales, de diversas realidades sociales y económicas y con un papel cada vez más preponderante en el escenario global, la ingeniería es vital", afirma la vicedirectora de la escuela Politécnica Liedi Légi Bariani.
Aparte de grandes empresarios paulistas de "la Poli", como se le conoce popularmente, han salido seis gobernadores de Sao Paulo y diez alcaldes de la megalópolis.
Es casi una ciudad dentro de la ciudad, más antigua que la propia USP a la que contribuyó a fundar, con quien no siempre ha tenido convergencia doctrinaria. De hecho, es hoy una suerte de isla respecto de la matriz, dada su cercanía con el empresariado y su casi autonomía para obtener financiamiento, sobre todo desde que la USP congeló su presupuesto para investigación y desarrollo en 2014.
La Politécnica tiene más de 300 convenios y contratos con empresas como Vale, Anglo American, Airbus Microsoft, IBM, Amazon y Huawei.
Además, es una de las 50 universidades internacionales que pertenecen al PACE (Partners for the Advancement of Collaborative Engineering Education) una alianza conformada por General Motors, Siemens, Hewlett Packard, entre otros. Esto a pesar de los obstáculos burocráticos de la universidad y la inseguridad jurídica respecto a la propiedad intelectual del país.
Otra razón por la que la Poli es reconocida como generadora de líderes y conocimiento experto es su relación con las grandes empresas estatales (o ex estatales) del país. Tiene proyectos con EMBRAPII (Empresa Brasileña de Investigación e Innovación Industial) Embraer (Empresa Brasileña de Aeronáutica) y Petrobras. Todas ellas respondiendo a la Ley de Innovación Tecnológica de 2005, la primera en vincular universidades y empresas lo cual contribuyó crear grandes infraestructuras de investigación con la Poli.
Embraer es el socio de la Poli en el Centro de Ingeniería del Confort en Aeronaves, mientras que Petrobras participó en la creación del espectacular Tanque de Pruebas Numéricas, un poderoso conjunto de simuladores de maniobras navales, dos de ellos con visión en 360 grados. Todo esto en un contexto de grandes interrogantes respecto al futuro industrial y tecnológico de Brasil.
Los nuevos líderes portuarios Los puertos han sido uno de los cuellos de botella de la economía brasileña.
Es como un gigante con zapatos de horma pequeña, que trastabilla al caminar.
Quienes visitan Rio de Janeiro lo pueden ver desde el Corcovado: una inmensa fila de barcos que esperan descargar y cargar mercadería en un puerto saturado.
Cuatro jóvenes ingenieros de la Politécnica crearon una empresa que ha logrado reducir la pesadilla logística usando tecnología de punta. Felipe Ruggeri, Cuilherme Feitosa, Rafael de Andrade y Rodrigo Sauri eran compañeros investigadores del Departamento de Ingeniería Naval y Oceánica de la Poli.
Juntos fundaron Argonáutica Engenharia y conjugaron sus talentos para producir el sistema ReDraft.
"Es un sistema que apoya a todos los involucrados en el ingreso de un barco al puerto, de manera de encontrar la manera más eficiente y segura de atracarlo considerando una serie de factores como oleaje, corriente, etc, y todo eso en tiempo real", afirma Freitosa.
Financiada con aportes de los socios y sin apoyo de una incubadora universitaria o un ventare capital, los ingenieros reconocen que la infraestructura de la Politécnica y el Tanque de Prueba Numérica fue fundamental para crear ReDraft.
Como consecuencia directa de la implementación del software, el puerto de Rio de Janeiro aprobó la entrada de barcos de mayores cargas. Además, si antes de ReDraft el Puerto de Santos (Sao Paulo) cerraba siete días al año por malas condiciones climáticas, ese número disminuyó a tres, multiplicando la productividad de los puertos nacionales.
HIGHLIGHTS 4.747 alumnos de grado y 377 de posgrado 17 programas de grado, 12 programas de posgrado y 169 cursos de educación continua 466 docentes 31 acuerdos de doble titulación de grado y 39 acuerdos de doble titulación en posgrado
Universidad de Santiago - Chile Con vocación técnica Esta universidad pública chilena se ha posicionado en la transferencia tecnológica hacia la gran industria minera y metalmecánica en base a su propia historia: el oficio de reparar y mejorar los procesos desde una visión eminentemente práctica.
Estación Central es uno de los lugares más animados y diversos de la capital chilena. Diariamente cientos de miles de personas abordan buses y trenes desde sus terminales, o se internan en sus galerías comerciales y pequeños talleres de reparación. En este paisaje se destaca un personaje inconfundible: el alumno de la Universidad de Santiago (USACH), la antigua Universidad Técnica del Estado.
"Nuestros ingenieros tienen una característica muy particular, son ingenieros de todoterreno", afirma con orgullo su decano Juan Carlos Espinoza.
El campus de la USACH en Estación Central comprende 340.000 m2 de aulas laboratorios e instalaciones de investigación, incluyendo un planetario que es uno de los hitos de la ciudad. Pese a los sucesivos cambios de estatuto, la USACH sigue fiel a su espíritu de ingeniería aplicada que heredó desde su matriz: la Escuela de Artes y Oficios, fundada en 1849.
Su relación con empresas se enmarca en esta orientación hacia lo concreto como lo demuestran sus convenios de asistencia con grandes mineras como la estatal Codelco o con ASEXMA, gremio que agrupa a pequeñas y medianas empresas exportadoras de manufacturas.
La USACH forma parte, junto a otras facultades chilenas, del proyecto Ingeniería 2030, impulsado por el Estado y que buscar sacar a Chile de la trampa de los países de ingreso medio y exportadores de materias primas.
Desde esta visión la universidad ha dado impulso a una serie de concursos para promover la innovación entre sus alumnos.
Una de ellas es el concurso Despega USACH, que invita a distintas facultades a presentar proyectos de innovación.
La Facultad de Ingeniería presentó una
impresora 3D que vale la décima parte de una impresora normal de las mismas características.
"Los ganadores fueron enviados a la Universidad de Stanford para hacer una pasantía para ver si sus proyectos son factibles de ser comercializados", explica Espinoza.
Otra instancia para toda la universidad, pero incubada en la Facultad de Ingeniería, es Lions App, concurso en que los alumnos cuentan con un período de tres meses para presentar una idea, la que luego es sometida a un proceso de mentaría y capacitación en patentamiento y otros aspectos relevantes.
Pero para tener alumnos más innovadores hay que innovar también en metodología de enseñanza y aprendizaje.
"En los últimos tres años hemos hecho un llamado permanente a los académicos de la facultad para trabajar en el tema de innovación y transferencia, y hemos tenido muy buenas respuestas", cuenta Espinoza.
En estos momentos la facultad está diseñando nuevas carreras de ingeniería civil con mención en Biomédica, Mecatrónica y Telemática. Según Espinoza, la innovación adquiere sentido e importancia en la medida en tiene impacto. "Si no repercute directamente en beneficio de la sociedad, solo podemos hablar de un invento", señala.
Cobre refinado Para los que creen que la innovación en América Latina es sinónimo de veinteañeros duchos en computadoras y código abierto, Alejandro Gutiérrez es un poderoso contraejemplo. Este ingeniero recuerda su primera visita a la gigantesca mina de cobre de El Teniente hace más de 40 años, y la impresión que le causó la magnitud y complejidad de las maquinarias. "Siempre estuve viendo cómo podía mejorarlas", cuenta.
Una concentradora ocupa casi el 60% de la energía de una mina.
Gutiérrez decidió disminuir este consumo mejorando la performance del equipo. De ahí nació la idea específica de construir un molino híbrido de alta velocidad combinación de un chancador y un molino convencional. "No es una idea genial, pero sí de alto impacto", afirma.
Y no ha sido fácil ya que, como otros académicos, Gutiérrez se reconoce muchas veces entrampado por el imperativo de publicar artículos científicos en revistas indexadas. "Las patentes siempre han estado en segundo plano pero la universidad, a través de su departamento de gestión tecnológica nos ha ayudado a ordenarnos".
El modelo de la USACH es transferir las patentes a los sectores productivos compartiendo los eventuales réditos económicos de ello. Sin embargo, para Gutiérrez una patente no significa que se acabó el trabajo. "Yo diría que ahí recién empieza".
HIGHLIGHTS 20 programas de grado, 14 maestrías y 4 doctorados.
Un Centro de Innovación y Transferencia Tecnológica con una incubadora de negocios, que alberga once startups 938 ingenieros titulados y 124 postgrados en 2016
Universidad de los Andes - Colombia Ingeniería para el posconflicto Los ingenieros de Uniandes llevan años involucrados en proyectos para suplir necesidades postergadas por la violencia.
Desde el déficit en infraestructura rural al desminado de los antiguos territorios del conflicto Uniandes es la versión privada del interés público.
La historia de la Uniandes rima como la poesía. La primera estrofa data del año 1949, cuando culminó el sangriento período conocido como "La Violencia". Uniandes fue fundada ese año por intelectuales liberales y conservadores, los dos partidos antagónicos de Colombia, como una plataforma para crear líderes para la paz. Medio siglo después, la historia se repite y la universidad nuevamente trabaja en una Colombia en posconflicto.
Precisamente la envergadura y duración de la violencia ha jugado en contra de la posibilidad de contar con una política nacional de innovación y emprendimiento. "Gran parte de los recursos del gobierno que podían haberse dedicado a estos temas en los últimos cuarenta años los han dedicado a la defensa", dice Alfonso Reyes Alvarado, el decano de la Facultad de Ingeniería. "Ahora debemos invertir recursos en laboratorios, profesores e investigación, en proyectos con mayor impacto social".
Con esta convicción, la facultad se ha encargado de impulsar proyectos como las Vías Terciarias para la Paz. Se trata de una ambiciosa investigación para desarrollar materiales y tecnologías capaces de enfrentar el déficit de infraestructura en zonas remotas de Colombia. Reyes Alvarado cuenta cómo, hace ocho años profesores y estudiantes comenzaron a viajar a estas localidades. "Empezamos a identificar los materiales y las formas que podían ser modificados para que puedan ser utilizados localmente en la construcción de infraestructura por sus propios habitantes".
La Facultad de Ingeniería de la Uniandes cuenta con vínculos estrechos con el Estado colombiano a través de organismos como Colciencias (la entidad gubernamental encargada del desarrollo científico) y la Agencia Nacional de Infraestructura. Tiene también proyectos con empresas estatales de envergadura como Ecopetrol y el Banco Agrario.
Pero sus vínculos con empresa privada son igual de sólidos. Empresas como Bavaria, Emgesa, Carbones de Cerrejón y Condensa, son algunas de las que han solicitado apoyo para el desarrollo de tecnologías y procesos. Las áreas con mayor avance, según Reyes Alvarado, son en la ingeniería biomédica procesos, tecnologías de la información y materiales.
"Para mí la innovación es un proceso no es algo que se da esporádicamente.
Y como proceso, está asociado al aprendizaje", dice el decano. "En ese
aprendizaje usted empieza a cuestionarse lo que normalmente se venía haciendo".
Como en el pasado, esta universidad privada desafía las barreras entre lo público y lo privado, asumiendo un liderazgo tecnológico e intelectual a través de la innovación. En un país como Colombia que sale de medio siglo de conflicto armado, sus proyectos de ingeniería están orientados con ese fin.
HIGHLIGHTS 9 programas de grado y 17 maestrías y un programa de doctorado.
Aproximadamente el 40% de la población de la universidad pertenece a la Facultad de Ingeniería, con 5.675 estudiantes de pregrado, 1.400 en maestría, 103 en doctorado en 2016 70% de profesores con doctorado para 23 grupos de investigación con 50 laboratorios y un presupuesto anual en l+D+i de US$ 13 millones Proteger en la posguerra A partir de 2007 el poder de ataque de las FARC disminuyó y los mandos militares y detectaron un nuevo patrón. Lejos de sus acciones espectaculares de antaño, las guerrillas recurrían cada vez más al uso de minas antipersonales. Así Colombia llegó a ser el segundo país más minado del mundo luego de Afganistán, según el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica del país.
Alejandro Marañón, académico del Departamento de Mecánica de Uniandes recibió un llamado de Indumil, la empresa estatal de armas y municiones, con un pedido específico: desarrollar una tecnología para proteger a los soldados encargados de remover las minas.
"Formamos un equipo multidisciplinario", recuerda Marañón. "Participaron ingenieros mecánicos, ingenieros biomédicos, diseñadores, profesores y estudiantes de doctorado, de maestría y de pregrado". Entre los laboratorios de la facultad y la Escuela de Suboficiales de Cundinamarca, recabando información de primera mano de los efectivos militares en terreno, el equipo comenzó a diseñar soluciones.
Marañón se encargó del desarrollo de un chaleco, y Luis Mario Mateus de crear un casco y Juan Pablo Casas de crear botas especiales. "En términos de chalecos, logramos reducir el peso y el trauma producido por la explosión", señala Marañón. Respecto de los cascos, la idea era disminuir el trauma que se producía por el impacto de fragmentos y diseñaron un sistema de amortiguamiento.
El problema podría afectar también a los civiles que están volviendo a poblar territorios potencialmente minados. Sin duda, la tecnología desarrollada por los ingenieros ayudará a cerrar esta herida.
Universidad Federal de Santa Catarina / Brasil La perla de Floripa Santa Catarina es uno de los estados más prósperos de Brasil. Cuenta con un agradable clima subtropical y un polo empresarial centrado en la agroindustria, el sector textil y la minería. La Universidad Federal de Santa Catarina y su Centro Tecnológico ocupan un lugar destacado especialmente con su más reciente herramienta, el software.
Por el tamaño de su economía, Santa Catarina es apenas el sexto estado de Brasil, pero supera a todos los demás en cuanto a distribución del ingreso, según el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). Más aún, una importante población juvenil (30%) disfruta de excelentes playas para el surf y una calidad de vida solo superada por Brasilia.
Florianópolis o "Floripa", como se le conoce a la capital del estado, reproduce este espíritu juvenil en sus cafés, restaurantes y, en especial, en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).
"La universidad es uno de los principales actores que reúne recursos humanos capacitados en un solo foco, donde ocurren las principales interacciones en espacios creativos" dice Alexandre Ramos, director de la Secretaría de Innovación de la UFSC.
Según Ramos, el desarrollo de los sectores industriales de Santa Catarina se confunde con el propio desarrollo de la universidad y especialmente de su Centro Tecnológico (CTC) que fue creado en 1960 y actualmente cuenta con 392 profesores, 6.000 alumnos de pregrado y 2.200 de postgrado.
El CTC está presente en los cuatro campus de la UFSC, y llama la atención su nivel de especialización en función del perfil productivo de cada ciudad donde está instalado. Por ejemplo, en Joinville y Blumenau, dos importantes centros industriales, el CTC se enfoca en ingenierías de transporte y logística, el sector textil y el control y automación. En Florianópolis, el foco está en la tecnología
de la información, dado el esfuerzo de la ciudad por convertirse en un centro especializado en esta industria. Gracias a ello, el CTC de Florianópolis es una importante fuente de talento programador para el llamado Valle de Software, el área metropolitana de "Floripa" donde hay 900 empresas de tecnología, según SEBRAE el organismo estatal de apoyo a las pymes.
El CTC no solo genera recursos humanos y asesoría especializada para las diferentes industrias de Santa Catarina. Es también un actor relevante en la promoción y apoyo al emprendimiento a través de dos incubadoras: CELTA y MIDI Tecnológico. Con el apoyo de la asociación de empresas de tecnología de Santa Catarina y de la rama local de SEBRAE, entre las dos han incubado a 132 empresas y 13 fueron apoyadas para su scale-up, que forman el ecosistema innovador de Floripa.
Amor a primera vista Mientras trabajaba en Sao Paulo Tomás Ferrari, un ingeniero de materiales egresado de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) con maestría en UCLA, sintió gue lo suyo era emprender.
Intuitivamente concluyó gue el match entre una pareja en la aplicación Tinder no se diferencia demasiado del hacer coincidir los atributos de un desabollador de software con las necesidades de una empresa. Si de plataformas y algoritmos se trata, al menos.
Así nació GeekHunter, una empresa incubada por CELTA, con el apoyo del programa de incentivo a la innovación del Estado de Santa Catarina.
Tal como en Tinder, hay gue dejar fuera a los individuos de perfil dudoso de manera gue GeekHunter somete a los candidatos a un proceso de selección después del cual solo gueda el 5% del universo. En menos de dos años y medio 1.500 empresas y 30.000 profesionales se han inscrito en la plataforma.
Según Ferrari, en un mercado donde las empresas tardan un promedio de 40 días en encontrar y contratar un desabollador de software adecuado, en GeekHunter lo pueden encontrar en menos de 16.
CTC y GeekHunter tienen una relación particular. La mano de obra generada por el centro forma el eguipo interno de la empresa, pero, al mismo tiempo muchos egresados del UFSC son seleccionados por GeekHunter para ser parte del universo de profesionales ofrecidos a las empresas contratantes.
Ferrari escogió instalarse en el Estado de Santa Catarina por una serie de factores: las personas adecuadas, un gobierno gue ha creado un ambiente más propicio para el emprendimiento en comparación a otros estados, casos de éxito de emprendedores gue cooperan entre sí y, muy importante, "una calidad de vida gue atrae a los mejores profesionales".
HIGHLIGHTS 10 departamentos con 15 programas de grado, 13 de maestrías y 11 de doctorados 6.067 alumnos en grado y 2.275 alumnos en posgrado 178 laboratorios de investigación o docencia
Universidad de Chile - Chile El otro MIT La Universidad fundante de Chile dispone de una de las facultades de ingeniería más grandes de América Latina. Su sello tradicional, que combina ciencia básica y aplicada, está siendo reenfocado hacia innovaciones de fuerte base técnica, con miras a convertirse en el "Mapocho Institute of Technology".
Jorge Beauchef fue un militar francés, una mezcla de mercenario y romántico que combatió en la guerra de independencia de Chile. El barrio que lleva su nombre fue uno de los barrios más elegantes de Santiago. Hoy ya no alberga a familias ricas, sino profesores y estudiantes de ingeniería que circulan entre edificios de estilo neoclásico francés de 1922 y un gigante de vidrio y acero inaugurado en 2015, con la firma del arquitecto Borja Huidobro.
El mosaico arquitectónico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile da cuenta de la apuesta de esta casa de estudios: la casi paradójica tradición de innovar.
"Esta universidad se hizo para servir el Estado de Chile", afirma el decano de la FCFM, Patricio Aceituno. De esta manera la facultad tiene una profunda relación con proyectos públicos de desarrollo implementados en conjunto con ministerios empresas y otras instituciones del Estado chileno, con los cuales se han generado en el último tiempo contratos anuales por US$ 3 millones.
Buena parte de estos contratos corresponden a proyectos para la generación de bienes públicos de innovación como la generación de energía geotérmica o el desarrollo de proyectos tecnológicos de alta complejidad. Entre éstos se cuenta el lanzamiento del nanosatélite Suchai II en junio de 2017 con el fin de monitorear la actividad volcánica, marítima y otras informaciones geográficas.
La FCFM desarrolla también proyectos de innovación con el sector privado en especial en áreas como la energía y la minería. Según Aceituno, el aporte de la FCFM está dado por la formación de científicos e ingenieros de primer nivel y por la transferencia tecnológica que logra a través de una red académica que incluye el MIT, la Universidad de Manchester Universidad de Singapur y con el Grupo de Escuelas Centrales de Francia.
Aceituno es el encargado de llevar a la FCFM hacia lo que han definido como el Proyecto 2030, con el objetivo de estar entre las 100 mejores escuelas de ingeniería para esa fecha. Un enorme desafío cuyo logro el decano vincula a las características de los nuevos estudiantes.
"Estos muchachos tienen otro chip en la cabeza", afirma. "Tienen este convencimiento de que si tienen una meta desafiante y son capaces de colaborar entre varios, lo lograrán".
Uno de los elementos para alcanzar el objetivo 2030 (ser el MIT del sur, Mapocho Institute of Technology) es la innovación curricular: por ejemplo, incorporar
biología -disciplina tradicionalmente radicada en las facultades de medicina- y acortar las carreras a once semestres sin comprometer la fortaleza técnica que caracteriza a los "ingenieros de Beauchef".
Para Aceituno el desafío de su facultad es de Chile en su conjunto. "Si seguimos siendo un país que se contenta con producir riqueza básica sin mayor conocimiento agregado, estamos condenados a ser una colonia", afirma con dureza.
HIGHLIGHTS Más de 90 laboratorios 13 programas de pregrado, 23 programas de magíster y 11 doctorados 90% de los más de 200 académicos de jornada completa tiene un doctorado Geólogos para dar calor El profesor Diego Morata es un crítico realista de la política energética de su país. "Los grandes proyectos están cuestionados desde la perspectiva de la sustentabilidad, pero se necesita energía" afirma. "Por eso lo innovador de nuestro trabajo es crear esa energía y hacerla susceptible de ser aplicada en pequeñas comunidades".
Morata coordina las actividades del Centro de Excelencia de Geotermia de Los Andes (CEGA), entidad creada desde los académicos de la FCFM como uno de los centros estratégicos de innovación para Chile.
Este geógrafo y su equipo de más de 100 académicos de distintas universidades estudian las capacidades geotérmicas del país y el potencial para generar energía limpia, renovable e inagotable. Pese a tener una visión crítica de la facultad que lo formó y las políticas científicas del Estado chileno, valora el espacio creado y la posibilidad de hacer su aporte en la creación de bienes públicos innovadores con impacto social.
CEGA está trabajando con la pequeña localidad de Lonquimay, en el sur del país en un sistema de secado de la seta morchella en base a energía geotérmica. "Son hongos muy apetecidos por el mercado gourmet y que se venden muy caros" explica Morata. "Hay toda una cadena de innovación y de producción diseñada para la comunidad".
En reserva Además de estas 15 escuelas de ingeniería de este especial, en nuestro sitio web www.AmericaEconomia.com presentaremos cinco facultades más, también destacadas por su aporte y desarrollo en la innovación de su país y región.
Estas escuelas son: la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata, la Escuela de Ingeniería de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México.
HIGHLIGHTS ARGENTINA Universidad Nacional de La Plata 13 programas de grado, 26 de posgrado, un programa de doctorado y 9 cursos de formación continua 1.250 docentes 1.597 alumnos de primer año de licenciatura, 103 de doctorado, 28 de maestría Universidad de Buenos Aires 12 programas de grado, 21 maestrías, 23 cursos de especialización y un doctorado 8 escuelas, 6 centros, 5 institutos, 84 grupos o laboratorios de investigación 7.500 alumnos de grado Universidade Federal de Rio Grande do Sul 9.000 alumnos de grado, 2.000 de posgrado y 1.500 en especialización Más de 80 laboratorios de docencia e investigación Un Centro de Tecnología y una incubadora de empresas COLOMBIA Universidad Nacional de Colombia 4 ciudades sedes con carreras de ingeniería, con 35 programas de grado, 24 de maestrías y 12 doctorados Más de 600 ingenieros graduados, 100 magísters y 50 doctores por año Un Centro de Desarrollo e Innovación en Medellín Solamente en 2016 se firmaron 171 convenios de colaboración con entidades privadas y públicas MÉXICO Universidad Nacional Autónoma de México 5 campus en México con programas de ingeniería 13 programas de grado, 10 de maestría y 7 de doctorado, con más de 15 mil estudiantes Solamente en 2016 se firmaron 171 convenios de colaboración con entidades privadas y públicas