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14-03-2018
Gracias al WhatsApp, infectólogo disminuyó las amputaciones en diabéticos
E n fácil, el pie diabético es la infección o destrucción de los tejidos profundos del pie. "Es una de las patologías más devastadoras de la diabetes", resume el doctor Francisco Salvador, infectólogo de la Universidad de Santiago de Chile (USACh) que ha hecho su carrera en el tratamiento y en la investigación de esta complicación mayor.Se produce por una serie de factores. Incluso por deformidad de la extremidad o el uso del calzado inadecuado, cuyas erosiones pueden abrir la puerta para microorganismos que luego mutan en heridas e infecciones con el consiguiente riesgo de gangrena. Y luego la amputación menor de parte del pie, medio pie o mayor, que es la pierna. Entonces viene lo peor. "La mitad de los pacientes con amputación mayor -la pierna- fallecen antes de los dos años. Eso, porque se deprimen o porque tienen escaras… hay mucha morbilidad que genera una descompensación. Y todos saben que un diabético se descompensa en la parte anímica. Un paciente que pierde su extremidad, pierde su razón de vida. Tiene una disminución enorme de su independencia. O sea, el que no tiene una fortaleza anímica, se muere", asegura. Y agrega que aquel paciente que logra salvar su extremidad, aumenta su expectativa de vida a cinco años. Por eso, el Ministerio de Salud propuso reducir en 10 por ciento el número amputaciones en un plazo de tres años. El doctor Salvador, junto con sus alumnos de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Antofagasta, hicieron un estudio retrospectivo a 65 pacientes del Policlínico de Pie Diabético del Hospital Regional de Antofagasta, que él dirige. Tomaron 113 muestras óseas y lograron aplicar un plan sencillo pero de efecto inmediato que logró reducir en 40 por ciento las amputaciones en la Segunda Región el 2015. Se creó un grupo de Whatsapp entre profesionales de la salud pública de Antofagasta, con el objeto de derivar rápidamente a los pacientes en crisis. "El pie diabético es una urgencia tal como lo es un infarto agudo al miocardio. Eso generó que los pacientes se trataran con esquemas antibióticos adecuados y no los inadecuados que acostumbraban a recibir", explica.El doctor Salvador se refiere a que se suele utilizar un tratamiento general con antibióticos en lugar de uno individualizado, recetado de acuerdo a la condición del paciente. Y en algunos casos, cuando se lograba dar con el indicado, ya era demasiado tarde. "Hicimos cultivo en todas las muestras y pacientes que teníamos con heridas y les hacíamos el cultivo de hueso y de acuerdo a eso dirigíamos el tratamiento adecuado", explica.-¿Y cómo saben que los tratamientos no eran los adecuados? -Si uno busca en la literatura científica, de los 11 gérmenes más frecuentes en este tipo de infecciones, solo dos de ellos eran susceptibles a los antibióticos. Sin embargo, el tratamiento no se logra con toda la eficacia que uno esperaría, porque varios ya tienen resistencia desde la comunidad (extrahospitalario). Se trata de cosas muy antiguas descritas en la literatura. Por ejemplo, los enterococos (un tipo de bacteria) son resistentes a las cefalosporinas (antibiótico similar a la penicilina). Y si uno les da esos antibióticos, no les va a pasar nada. Van a seguir ahí. Y lo que es peor, a medida que se dan tratamientos con otras familias de antimicrobianos se genera resistencia a otros antibióticos más potentes, como la Vancomicina, que es de uso casi exclusivamente hospitalario. Después del enterococo aparece otro germen que se llama Klebsiella la cual utiliza un mecanismo para defenderse de los antibióticos, produciendo una molécula que se conoce como BLEE (betalactamasa de espectro extendido) y que destruye la mayor parte de los antibióticos. Lo peor es que esas bacterias sobreviven y generan resistencia intrahospitalaria. Entonces, lo que ideamos fue que los pacientes tuvieran hospitalización domiciliaria, porque así nos evitábamos la resistencia intrahospitalaria.El 2015, añade Salvador, lograron reducir las amputaciones de 158 a 104. Y en los años siguientes han logrado reducir las amputaciones menores en 25 por ciento, y las mayores en 30 por ciento. La doctora Carmen Gloria Bezanilla, diabetóloga y miembro de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes, está de acuerdo con esta manera de abordar este problema. "Hay que manejarlo como una urgencia inmediata", explica."Es un indicador de inequidad en salud. Vemos muchas amputaciones por este motivo en hospitales del sistema público y muy pocas en el privado. Es un tema que hay que manejar en todas sus magnitudes: lo que significa para el paciente, para su familia y para su entorno", asegura.Cuenta que el Hospital del Salvador, donde ella trabaja, ha desarrollado un sistema similar, que cubre los Centros de Salud Familiar (Cesfam) del sector oriente de Santiago. "Hemos reducido en casi un 26 por ciento las amputaciones por pie diabético. Con los mismos recursos que están en todos los hospitales, hemos hecho un trabajo coordinado con todos los especialistas que trabajan en esto", explica.Si los Cesfam reciben un paciente con pie diabético, se comunican con el Hospital del Salvador y piden instrucciones sobre los cuidados más urgentes. Después el hospital evalúa al paciente, a veces en el mismo día, para determinar el tratamiento a largo plazo.Cuatro prótesis para 120 amputadosFrancisco Salvador, cuyo estudio de la microbiología y el tratamiento antibiótico obtuvo el primer lugar en la Cumbre de las Américas del Pie Diabético, trabaja en conjunto con profesionales del Hospital del Salvador en la confección de una guía nacional para su tratamiento. Pero agrega que falta mucho por hacer. Que aún se debe incorporar otro montón de profesionales que ayuden a los pacientes, como nutricionistas, kinesiólogos y, sobre todo, sicólogos. "Uno no sabe lo que significa tener un paciente amputado en la familia. Quizás uno de los familiares deba dejar de trabajar para atenderlo o pagarle a alguien para que lo haga. Es un desmedro económico y anímico enorme. Y, lamentablemente, el discurso de que la gente puede caminar perfectamente con una prótesis, no es tan así. Al menos acá en Antofagasta solo hay 4 prótesis para 120 amputados este año", advierte. 14-03-2018
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