Rescate de la luz

El libro “Rescate de la luz”, de Tomás Ireland (Georgian Bay Books, 2022) tiene un subtítulo decidor: Antología de relatos por herederos de la UTE.

Por cierto, la UTE es la Universidad Técnica del Estado, legendaria casa de estudios que existió entre 1952 y 1981, cuando los restos institucionales resultantes del golpe de 1973 recibieron la estocada de gracia al serles amputadas sus sedes regionales y asignado el nombre “Universidad de Santiago de Chile”.

Pero el alma de la UTE y algunos de quienes fueron sus estudiantes, académicos y funcionarios han pervivido. Son estos ¨herederos” a quienes el editor y coautor ha querido dar la palabra.

El título revela una dulce, pero tozuda esperanza: todavía queda luz de aquella experiencia y es preciso rescatarla. Varios autores, incluido el mismo Ireland (quien fuera estudiante, académico y Secretario General de la UTE), ya habían emprendido esta cruzada. En el sitio Web

hay 15 obras que pueden bajarse gratuitamente. Como resultado, un interesado(a) puede estudiar la breve pero profunda y apasionada historia de la UTE desde cualquier rincón del planeta.

Detalle interesante: 5 de las fotografías que ilustran el volumen corresponden a barcos. La preponderancia naval bien puede estar en el subconsciente del autor, ya que su bisabuelo paterno fue oficial de la marina inglesa, emigró a Chile en 1870 y estableció aquí una compañía naviera.

“Rescate de la luz” recoge escritos publicados en el grupo Google “UTE73” entre 2019 y 2022; el grupo fue creado por dos ex alumnos y ex académicos de la UTE. El objetivo declarado fue rescatar la memoria histórica de la UTE, tanto a nivel generacional como individual. Se estipuló que no habría limitaciones en cuanto a otros temas planteados a la reflexión y al debate.

Los títulos de las secciones son más que reveladores:

De barcos, prisiones y torturas

De amor y encuentros

De exilios

De recuerdos y vivencias

Rescate de la luz

En una primera lectura, la obra me recordó al Museo Salesiano de Punta Arenas, y si mis lectoras(es) no lo conocen, sugiero que traten de visitarlo.

También me trajo reminiscencias del antiguo Rincón de los Canallas, mezcla de restaurant y galería pictórica creada por un loco. Cada visitante pegaba su tarjeta en las paredes y, de tanto en tanto, en alguno de los comedores alguien se paraba a cantar La Internacional.

En el libro hay de todo, en abundancia o en pequeñas dosis. Da para un estudio en antropología, en historia selectiva, en nostalgias no vergonzantes. Alguien que no conozca a la UTE podrá creer que está leyendo una parodia chilensis de “Finnegans Wake”.

Los títulos de los capítulos nos muestran la diversidad de personajes: Enrique Kirberg, rector elegido 3 veces por la comunidad universitaria (1968,1969 y 1972); Nicanor Parra; el filósofo Zygmunt Bauman; Alejandro Yáñez, 4 veces elegido presidente de la federación de estudiantes (FEUT); Pedro Lemebel; Michelle Peña, dirigente estudiantil detenida desaparecida.

Uno de los capítulos tiene por protagonistas nada menos que a Fidel y Raúl Castro acompañados de Gabriel García Márquez; otro trata en gran detalle las circunstancias en que fue tomada una famosa fotografía, la única en que aparecen Pablo Neruda y Víctor Jara junto a un grupo de notables, posando frente a la Casa Central de la UTE.

Se menciona también a personas trascendentes tales como Carlos Orellana, director de la editorial y de la revista UTE, quien después del golpe fuera jefe de redacción de la revista Araucaria; Franklin Quevedo, encargado de las radios UTE a nivel nacional; Fernando Balmaceda, de TV UTE, canal que no alcanzó a iniciar sus transmisiones; Mario Baeza, director del Coro de la UTE y autor del himno universitario; Linus Pauling, doble ganador del Premio Nobel, quien visitó la UTE en 1970 y más tarde encabezó la campaña internacional por la liberación del rector Kirberg.

Y aunque no fueron nombradas, no puedo ignorar las visitas a la UTE de la filósofa y líder política Angela Davis y de la cosmonauta Valentina Teréshkova, potentes figuras femeninas de los 60-70.

Los testimoniantes evocan lugares significativos: la primera Casa Central de la UTE, en Alameda 1611, los viejos edificios en Fanor Velasco 43 y 38-A y el pensionado en Santo Domingo 1837. Los tres primeros siguen en pie.

Destacadas personalidades de aquellos años son mencionadas una o más veces: Salvador Allende, Gladys Marín, Carlos Lorca, Jorge Insunza, Eduardo Frei Montalva, Volodia Teitelboim, Miguel Enríquez, Lumi Videla, los líderes reformistas Alfredo Jádresic, Antonio “Tuco” Cavalla, Miguel Ángel Solar, los intelectuales marxistas Lucho Vitale, Osvaldo Fernández, Armando Cisternas, Sergio Vuskovic.

En suma, “Rescate de la luz” cumple su promesa. Teniendo en cuenta que la UTE no fue la única institución que vio brutalmente interrumpida su historia por la tragedia del 73 y los eventos derivados de ella, este libro puede convertirse en un aliciente para que otros colectivos sobrevivientes se den la noble y necesaria tarea de rescatar sus propias, preciosas, irrefutables remembranzas.

Empero, hay una posible lectura del libro que conduciría a ver a la UTE como una reliquia venerable. No lo es. Ella fue y sigue siendo parte de un largo devenir histórico, lleno de esfuerzos, sacrificios, sueños, utopías y multitudinarios debates, que en los peores periodos se mantuvieron larvados para reemerger una y otra vez, en muy distintas condiciones. En las aspiraciones de hoy, en los entusiasmos juveniles surgidos en el resplandor y complejidad de la realidad imperante, hay mucho de lo que animó a la UTE, de lo que la hizo imperecedera.

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El Dr. Luis Cifuentes Seves fue estudiante y académico de la UTE.

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Este libro puede comprarse escribiendo a:

colocando en el subject LIBRO IRELAND

Santiago de Chile, 28 de junio 2022

Crónica Digital

Resumen

Por cierto, la UTE es la Universidad Técnica del Estado, legendaria casa de estudios que existió entre 1952 y 1981, cuando los restos institucionales resultantes del golpe de 1973 recibieron la estocada de gracia al serles amputadas sus sedes regionales y asignado el nombre “Universidad de Santiago de Chile”.

Pero el alma de la UTE y algunos de quienes fueron sus estudiantes, académicos y funcionarios han pervivido., Alguien que no conozca a la UTE podrá creer que está leyendo una parodia chilensis de “Finnegans Wake”.

Los títulos de los capítulos nos muestran la diversidad de personajes: Enrique Kirberg, rector elegido 3 veces por la comunidad universitaria (1968, 1969 y 1972); Nicanor Parra; el filósofo Zygmunt Bauman; Alejandro Yáñez, 4 veces elegido presidente de la federación de estudiantes (FEUT); Pedro Lemebel; Michelle Peña, dirigente estudiantil detenida desaparecida.

Uno de los capítulos tiene por protagonistas nada menos que a Fidel y Raúl Castro acompañados de Gabriel García Márquez; otro trata en gran detalle las circunstancias en que fue tomada una famosa fotografía, la única en que aparecen Pablo Neruda y Víctor Jara junto a un grupo de notables, posando frente a la Casa Central de la UTE.

Se menciona también a personas trascendentes tales como Carlos Orellana, director de la editorial y de la revista UTE, quien después del golpe fuera jefe de redacción de la revista Araucaria; Franklin Quevedo, encargado de las radios UTE a nivel nacional; Fernando Balmaceda, de TV UTE, canal que no alcanzó a iniciar sus transmisiones; Mario Baeza, director del Coro de la UTE y autor del himno universitario; Linus Pauling, doble ganador del Premio Nobel, quien visitó la UTE en 1970 y más tarde encabezó la campaña internacional por la liberación del rector Kirberg.

Y aunque no fueron nombradas, no puedo ignorar las visitas a la UTE de la filósofa y líder política Angela Davis y de la cosmonauta Valentina Teréshkova, potentes figuras femeninas de los 60-70.

Los testimoniantes evocan lugares significativos: la primera Casa Central de la UTE, en Alameda 1611, los viejos edificios en Fanor Velasco 43 y 38-A y el pensionado en Santo Domingo 1837., Teniendo en cuenta que la UTE no fue la única institución que vio brutalmente interrumpida su historia por la tragedia del 73 y los eventos derivados de ella, este libro puede convertirse en un aliciente para que otros colectivos sobrevivientes se den la noble y necesaria tarea de rescatar sus propias, preciosas, irrefutables remembranzas.

Empero, hay una posible lectura del libro que conduciría a ver a la UTE como una reliquia venerable.

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