Autor: Maximiliano Jara Barrera
El origen del CEP: Importando el liberalismo para la transición 1980-1982
El artículo analiza los factores de origen y primeros años del Centro de Estudios Públicos, principal think tank liberal chileno desde su fundación en 1980. Su propósito fue entregar un sustento intelectual al liberalismo impuesto por el régimen militar. Elaño1980ha sido clave en la historia del Chile contemporáneo. La Junta Militar convocó a un plebiscito para el día n de septiembre, con la intención de aprobar su propuesta de Constitución política.
Este hecho fue unintento de prolongar legalmente la dictadura de Augusto Pinochet al menos hasta 1989, consolidar una serie de principios propios de la síntesis ideológica chicago-gremialista —como el principio de subsidiariedad— y excluir del sistema político a la izquierda marxista. Aunque este también fue un hito diferenciador en el ejercicio del poder, ya que sirvió como una jaula que algunas veces constriñó la voluntad de la Junta.
No obstante, este fue indudablemente el hito de la consolidación de su proyecto de El proyecto que la Constitución de 1980 representaba no era solo sustentado por el gobierno, sino que contaba con un amplio apoyo en la esfera civil. Medios de comunicación, universidades y grupos empresariales estaban comprometidos, incluso colaborando con la divulgación de un pensamiento liberal a nivel transnacional forjado en la lucha de la Guerra Fría, liderado por intelectuales como Friedrich Hayek. En este sentido, se crearon nuevas instituciones en la derecha para apoyar Michelle Bachelet y su equipo programático con miembros del Comité Ejecutivo e Investigaciones del CEP en 2005. Ficha de autor Maximiliano Jara Barrera, Pontificia Universidad Católica de Chile, mdjara Quc. Cl. Este artículo fue publicado en la revista Historia 396. Esta línea: los think tanks. ” Estas instituciones, difíciles de definir, se caracterizan por ser organizaciones privadas sin fines de lucro que, en última instancia, responden al fenómeno del uso del conocimiento para influir en el campo de lo político. Si bien estos think tanks provienen de todo el espectro ideológico existente, las de una raíz liberal jugaron un rol decisivo en el fenómeno de expansión de estas ideas a nivel nacional y transnacional.
En el caso norteamericano, destacaron instituciones como el American Enterprise Institute (1938), Hoover Instituions (1919), Free Society Association (1965), Heritage Foundations (1973) y el Cato Institute (1977). Las cuales, de diferentes formas, intentaron ir contra el “consenso liberal” originado con el New Deal, apoyada con instituciones como Brookings Institute (1927), promoviendo un programa político intelectual conservador. El American Enterprise Institute (ATE) sería reconocida como el primer think tank conservador de los Estados Unidos, y funcionaría como un modelo de inspiración a lo largo del mundo. En Latinoamérica se dio la particularidad de que los think tanks, en alguno de sus formatos, se interesaron por el fenómeno revolucionario que vivía el continente o en promover un ideario económico liberal.
Dentro de este último grupo, en el caso argentino destacó la Fundación Mediterránea, creada en 1977 por empresarios, en primera instancia, de la provincia de Córdoba, albergando a una serie de técnicos “que profesaban posturas económicas liberales”. La Fundación tendría gran influencia durante la dictadura militar argentina y, posteriormente, en el gobierno de Carlos Saúl Menem. En el caso brasileño, destacó la labor del Instituto de Pesquisas Económicas e Sociais (1961) y, luego en los ochenta, el Instituto de Estudos Empresariais (1984) y el Instituto Liberal.
Aunque el CEP no se inspiró en estos casos, ya que reconocían directamente la influencia del AEl L, la existencia de estos centros más bien demuestra una ola liberal en Latinoamérica desde la década de 19609.
Por lo que el CEP estaría inserto en un fenómeno que supera las fronteras y particularidades nacionales, el intento por parte del empresariado y tecnócratas por insertarse en una “batalla por las ideas” a nivel regional.
En el caso chileno, fue el Centro de Estudios Públicos la institución que Buscó consolidar —con mayor presencia— los ideales de una “sociedad libre”. El CEP fue fundado en 1980 como un proyecto proveniente de los impulsores de las reformas económicas de Pinochet, grandes grupos empresariales y figuras reconocidas del mundo conservador. Tuvo especial interés en las élites del país, ya que desde allí podría intentar proyectar la visión de sociedad compartida con el régimen en una futura democracia. Sería una nueva forma de intentar influir en el debate público por parte de la derecha1o. Esta se caracterizó por ser una de las primeras instituciones del sector en dialogar con centros de la oposición democrática como CIEPLAN o FLACSO. El Centro contribuiría a tender puentes entre la oposición a la dictadura y sus adherentes, con lo que daría un aire de legitimidad al liberalismo que se había implantado en Chile. Así, el CEP terminaría por contribuir -junto con otros centros, intelectuales y políticosa formar el campo político intelectual de la transición chilena. Transformándose en la Nueva Democracia inaugurada en 1990 en el principal think tank del país. Por lo anterior, y ante el vacío de investigaciones monográficas sobre el CEP, esta investigación analizará los procesos que confluyeron en su origen. Un período que comprende los hechos transcurridos entre abril de 1980, al constituirse en una fundación de derecho privado, y 1982, con el inicio de la crisis económica que la institución sufrió. Durante ese lapso, se definieron los elementos constitutivos del Centro, como también sus estrategias a la hora de divulgar el liberalismo en Chile. En este proceso influyó el contexto -político, cultural e intelectualdel país, como también los intereses de los miembros de la institución.
Asi, a través del análisis de fuentes como actas inéditas de la institución, Entrevistas y bibliografías sobre el tema abordaremos el origen del CEP; las personas del grupo fundador, los objetivos de la institución, los soportes de difusión del Centro y su financiamiento, en el período comprendido entre 1980 y 1982. Etapa que refleja el proceso de organización inicial del Centro, donde se explicitaron objetivos, proyectos y alianzas. El grupo fundador y la experiencia histórica común El Centro de Estudios Públicos fue fundado el 17 de abril de 1980, al constituirse legalmente como una fundación de derecho privado sin fines de lucro14.
Ese día se materializó la idea que hace varios meses rondaba en la cabeza de los fundadores del Centro: Sergio de Castro Spíkula, economista con postgrado en la Universidad de Chicago y ministro de Hacienda del general Pinochet (1976 y 1982); Jorge Cauas Lama, ingeniero con postgrado en la Universidad de Columbia, ex democratacristiano y ministro de Hacienda (1974 y 1976); Pablo Baraona Urzúa, uno de los líderes del grupo conocido como Chicago Boys, ministro de Economía del general Pinochet (1976 y 1978); Julio Philippi Izquierdo, abogado cercano al conservadurismo chileno, ministro de Estado durante el gobierno del presidente Jorge Alessandri Rodríguez (1958 y 1964); Roberto Kelly Vásquez, ex miembro de la Armada de Chile, ministro director de la Oficina Nacional de Planificación Nacional de Chile (ODEPLAN) (1973 y 1978), y ministro de Economía (1978 y 1979); Arturo Fontaine Aldunate, premio nacional de periodismo en 1975 y director de El Mercurio entre 1978 y 1982; y Carlos Urenda Zegers, empresario, abogado, y asesor de grandes grupos económicos de entonce.
A ellos, se sumaron Hernán O EEE E CEP cuando era candiato Cortés Douglas, con postgrado en Chicago, profesor del Instituto de Economía de la PUC, y Juan Carlos Méndez, Master of Arts por la Universidad de Chicago y Director de Presupuesto dependiente del Ministerio de Hacienda entre 1975 y 1981.
Sí, la facilidad de estas personas para transitar distintos ambientes del poder en la década de 1980, y de colaborar con las acciones que rodean a la política, permite comprenderlos como un grupo de élite con altos grados de contactos en el gobierno, grupos económicos, grandes medios de comunicación, el mundo militar y, en manera no despreciable, los circuitos intelectuales a nivel internacional.
Si bien, en algunos casos, se conocían con anterioridad a la intervención militar de 1973, en espacios universitarios como los que brindaba la Escuela de Economía de la PUC o la Universidad de Chicago, parte del grupo tomó fuerza y cohesión al participar en el equipo económico del gobierno militar. Allí impulsaron el Proyecto de Recuperación Económica de los primeros años del régimen. En 1975, en palabras de Jorge Cauas, se creó un Comité Financiero “que estaba constituido por cuatro cabezas: De Castro, Baraona, Kelly y yo [Cauas] y cuatro personas adicionales que cada uno de nosotros llevaba.
Normalmente fueron Juan Carlos Méndez en mi caso [Cauas], Martín Costabal en el caso de Sergio y Álvaro Bardón en el de Pablo y Ernesto Silva en el de Kelly”. La presencia en el Comité Financiero de cinco de nueve miembros fundadores del CEP es un antecedente de un trabajo en conjunto con altos grados de cohesión ideológica, como se percibe en el oficio de este “equipo de profesionales considerados los cerebros del actual modelo económico”, como también es un indicio de su influencia en la política económica nacional. A nuestro parecer, las personas que componen el equipo económico del régimen son el núcleo que dará origen al Centro en 1980. Sin embargo, no todos los participantes de la fundación del Centro eran parte de los denominados Chicago Boys o del equipo económico de la Junta Militar. Roberto Kelly y Carlos Urenda no eran Chicago, pero estaban íntimamente vinculados a su círculo. Por su parte, Julio Philippi o Arturo Fontaine Aldunate, no provenían oriGinariamente de una formación liberal, siendo algunos de ellos declarados conservadores o seguidores de la Doctrina Social de la Iglesia. Este es el caso de Julio Philippi y, en menor medida, de Arturo Fontaine Aldunate, quienes simpatizaron con el conservadurismo chileno de la primera mitad del siglo XX. No tanto a nivel partidista, pero sí por medio de agrupaciones católicas.
En el caso de Philippi, en 1930, en su etapa formativa se incorporó a la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos, en ese entonces preocupada por contribuir a una mejor formación religiosa de sus participantes, como también colaborar en la solución a los problemas sociales de ese entonces. Además, participó activamente en la Liga Social, donde trabajó con Alfredo Bowen, Francisco Castillo y Jaime Eyzaguirre, en la directiva de la misma.
Según el historiador René Millar, autor de la biografía de Philippi, este “formó parte de una generación juvenil excepcional, una de las de mayor influencia nacional en el siglo XX y una de las más importantes que ha producido la cultura católica chilena, pues a ese ámbito pertenecía el sector más relevante de esa juventud”. A su vez, man tuvo ideales cercanos a la Doctrina Social de la Iglesia durante gran parte de su vida, teniendo como característica una desconfianza hacia los partidos políticos y, especialmente, al liberalismo.
Empero, según René Millar, en la década de 1970 experimentó un acercamiento a las posiciones del libre mercado promovidas en ese entonces: “con el correr de los años las fue Matizando, al punto de valorar más el sistema capitalista y apreciar las virtudes de la liberad en el plano económico.
Una de las inquietudes que él tuvo en la etapa final de su vida se centró en tratar de conciliar los principios tomistas y la doctrina social de la Iglesia con los nuevos postulados de la ciencia económica y el desarrollo económico nacional”. También debemos ubicar esto en el contexto de un proceso de sociabilización más amplio, en donde las amistades y reuniones informales, semiformales y formales son importantes, aunque algunas muy sutiles a la hora de dejar huellas.
Una de estas últimas, se encuentra en su cercanía con Sergio de Castro, con quien compartió en el Consejo Universitario de la PUC en los sesenta, y quien le pedía revisar proyectos de ley mientras era Ministro de Hacienda del general Pinochet.
Existía una admiración por Philippi, tanto en una dimensión técnica -con sus capacidades de juristacomo también personal., ya que durante muchos años convivieron en los espacios de sociabilización que se tenía al ser director de El Mercurio. En ese cargo, se desempeñó entre 1978 y 1982, donde antes era periodista.
Pese a que Fontaine Aldunate tuvo una raíz conservadora que se evidencia con su participación en las revistas Estudios y Estanquero, vinculadas a Jaime Eyzaguirre en los años treinta, en la década de 1960 y 1970, vivió un acercamiento a las posiciones liberales a medida que la polarización política aumentaba y que el decano de la prensa chilena se alineaba con los Chicago Boys. De esta forma es que Fontaine Aldunate se transformó en uno de los promotores del apoyo de El Mercurio a la liberalización económica implementada los primeros años del régimen. Además, tanto Philippi como Fontaine Aldunate tenían espacios de reflexión comunes. Según relata Javier Leturia, presidente FEUC en 1973, ambos organizaban grupos de reflexión en sus hogares. Julio Philippi se caracterizaba por realizar reuniones temáticas, mientras que Fontaine Aldunate prefería reuniones que tuvieran como objeto analizar la semana política del país. Si bien estas no fueron reuniones públicas, asistieron en el caso de las de Julio Philippi entre 20 a 30 personas, entre las que se encontraban personalidades de gran figuración pública como también jóvenes profesionales. Probablemente, esos espacios hayan posibilitado un diálogo en torno a las ventajas de uno u otro sistema económico para Chile.