¿ Corresponde trasladar a otra ubicación el monumento del general Baquedano?
El CMN determinó retirar la estatua de Manuel Baquedano para reparar los daños que ha sufrido durante las jornadas de vandalismo que se repiten semana a semana, sin embargo, se mantiene la discusión sobre si será pertinente mantener el monumento en la ubicación que ha ocupado desde 1928.
Consuelo Figueroa Académica de la Escuela de Historia, UDP Las disputas por la chilenidad A intensa controversia que ha surgido alrededor de la estatua de Manuel Baquedano es una manifestación más de las múltiples y soterradas disputas que se han dado en torno a la memoria histórica y los diversos significados de la “chilenidad”. El levantamiento de monumentos estuvo íntimamente vinculado al surgimiento, desarrollo y consolidación de los estados nacionales modernos. Éstos, en su afán de afianzar y difundir el sentimiento de pertenencia desplegaron distintas estrategias tendientes a dar forma a lo que B. Anderson denominó la “comunidad imaginada”. La historia, como disciplina de estudio, se constituyó en uno de los dispositivos más relevantes.
Los relatos, construidos como trayectorias pretendidamente objetivas y coherentes que incluirían a todos los habitantes del territorio, tenían como fin delinear los contornos y dar espesor a una idea de nación que se concebía única, indisoluble y eterna. Sin embargo, el siglo XIX, particularmente la segunda mitad, secaracterizó por profundas fracturas y agudos conflictos internos y externos que poco tenían que ver con esos discursos. De hecho, estos excluyeron de forma manifiesta a mujeres, afrodescendientes, campesinos, indígenas, sectores populares y clase obrera, es decir, la gran mayoría de la población.
Las violentas invasiones militares a las regiones al sur de la Frontera - eufemísticamente denominada “Pacificación”- y a lo que es hoy el norte grande -Guerra del Pacíficocoincidieron, a su vez, con un proceso de profunda complejización social.
El surgimiento de movimientos de artesanos, obreros y clase media, las primeras organizaciones de mujeres feministas, las luchas indígenas o lo díscolos, rebeldes e indisciplinados sectores populares fueron configurando, a Su vez, otros sentidos de pertenencia y significados de nación muy diferentes al discurso hegemónico.
De este modo, la pretendida unidad nacional, representada en imágenes como los monumentos erigidos en honor a los héroes de los múltiples conflictos bélicos en los que se involucró el país durante el siglo XIX -como el caso de Baquedano y el soldado desconocido que yace actualmente a sus piesera desafiada por otros sujetos que, habitando también el mismo territorio, quedaban excluidos de ese discurso.
Así, la figura del héroe -Baquedanoo la del “roto chileno” soldado desconocido-, quienes habrían desplegado su espíritu libre y guerrero frente a enemigos desestabilizar el orden social se contraponía a otra chilenidad que, lejos de fomentar una figura única y homogénea, ponía énfasis en una mirada más inclusiva que privilegiaba la diversidad y la discrepancia entre perspectivas diversos.
En este sentido, la actual controversia acerca de la estatua no debe sorprender, por el contrario, ésta solo visibiliza disputas de largo aliento entre diferentes proyectos de nación que quedaron subsumidos bajo la mirada hegemónica de una historia que se impuso como la única admisible. Hoy estas disputas vuelven a surgir, abriendo la posibilidad de reescribir las historias y redelinear los rasgos, siluetas y cuerpos de las y los sujetos que habitan el territorio. Así, el debate no refiere ala permanencia o no del monumento.
De hecho, la destrucción de importantes obras arquitectónicas como casas, edificios, calles o parques en favor de la “modernización” no genera el mismo escozor que aquellas que ponen en cuestión la idea de “chilenidad”. Sin embargo, estas últimas ofrecen la oportunidad de relevar historias y memorias, si bien más inseguras, problemáticas y complejas, también más ricas, inclusivas y plurales.
Alejandro San Francisco Historiador Universidad Católica de Chile y Universidad San Sebastián Director de Formación de Res Publica Baquedano: el lugar de la estatua Ste viernes 12 de marzo de 2021, alas 2:05 de la mañana, fue retirada la estatua del general Manuel Baquedano desde la icónica Plaza Italia, lugar de celebraciones y protestas populares. Se ha dicho que estaba en una “situación crítica”, con “riesgo inminente de caída”, según han determinado los equipos técnicos del Consejo de Monumentos Nacionales.
Días antes, este organismo había resuelto “el retiro temporal de la escultura ecuestre como medida preventiva para trabajos de restauración integral”, pensando también en velar por la seguridad de las personas. ¿Por qué se ha llegado a esta situación? ¿ Dónde quedará definitivamente la estatua levantada en homenaje al héroe de la Guerra del Pacífico? ¿ Por qué su figura, que aparece junto al soldado desconocido manifestaciones de unidad nacional y patriotismo en el pasadohoy son símbolos de división y forman parte de la discusión política cotidiana, de las protestas y anhelos de destrucción que han mostrado muchos de los que reclaman cambios políticos y sociales? Es verdad que Chile ya no es la “tierra de guerra” que fue en el siglo XIX y que la mirada sobre sus héroes es muy diferente al contexto donde ellos surgieron.
Pero también se puede decirlo mismo de otras tantas figuras que tienen estatuas en torno a La Moneda, como Diego Portales, Arturo Alessandri Palma, Eduardo Frei, Salvador Allende, Jorge Alessandri y Pedro Aguirre Cerda, personajes históricos discutidos y discutibles por diversas razones. Algunos quisieran que esos monumentos no existieran, o que la pasión iconoclasta arrastrara con ellos.
Podría ocurrir también que un grupo organizado o una protesta “espontánea” los atacara, intentara incendiarlos, pintara sus bases o figuras y desatara una campaña en su contra. ¿Qué debería hacer en esos casos el CMN, el gobierno de turno, la sociedad o sus partidarios? Ese es el tema de fondo.
La ubicación de las estatuas en una sociedad democrática no debiera resolverse por la fuerza física, por la destrucción y la violencia, sino que deberían regirlos principios de la propia democracia y el estado de derecho.
Hay países que incluso están pensando aumentar las penas por la destrucción de estatuas, en la convicción que la fuerza destructora no puede derrotar al derecho y que la democracia no puede ceder ante la determinación violenta de algunos grupos. En la ciudad conviven figuras diversas eincluso contradictorias, eso es parte de la trayectoria de un país.
En su libro Escultura Pública, del monumento conmemorativo a la escultura urbana, Santiago 1792-2004 (Santiago, Ocho Libros Editores, 2004), Liisa Flora Voionmaa Tanner explica el contexto y sentido no solo de “monumentalizar sino también democratizar el recuerdo”, por lo cual en 1920 se incorporó la tumba del soldado de desconocido en Francia e Inglaterra. Ese concepto se sumó al monumento al general Manuel Baquedano (1928), a cuyos pies se rindió homenaje al soldado desconocido en 1931. Los momentos de crisis tienen cierto sentido de disputa conceptual no solo política y proyectual. La situación de Baquedano permanece hoy en una relativa ambigúedad. Se ha dicho que dentro de un año regresará a su mismo lugar en la Plaza Italia, aunque paralelamente surgen propuestas de reemplazo y de intervenciones urbanas más profundas.
Incluso el Ejército ha mencionado “la necesidad de retirar y trasladar el monumento para evitar su vandalismo”. Algunos esperarán el regreso del general victorioso para continuar disputando su batalla personal contra la estatua del personaje histórico que ha regresado a la discusión pública por la crisis política del país y no por las causas que lo llevaron a ocupar un lugar en la memoria nacional.