Autor: Carolina del Campo Directora Escuela de Arquitectura UDP
¿ Qué hacer con la plaza?
Na de las tantas pregunta de la semana ha sido qué hace on el monumento a Baquedano en la plaza que lleva su nombre.
Las respuestas han sido bastante binarias: “sacarla”, “dejarla”. Lo ismo con las intervenciones que se le han hecho: “rojo”, “negro” “rojo”, negro”, una vez tras otra, in dar descanso ni al tema ni a la estatua.
A veces me siento atrapada en un cuestionario de seleción múltiple de dos opciones. ¿Será posible pensar más allá buscar algo en la alternativa ninguna de las anteriores? Me gustaría pensar entre muchos una alternativa; donde exista, por cierto, lugar para la expreión pacífica de las manifestaciones —como le escuché a un arquiecto una vez, se podría hacer archódromo en la Alameda— y, a que tendrá vocación peatonal podría convertirse en una avenida lena de mesas de restaurantes En estos tiempos de pandemia. Imagino un mar de bicicletas como alternativa al vehículo particular y toda la vegetación que se pueda, que una los parques Bustamante, Balmaceda y Forestal. Esto sería un gran cordón verde urbano, espacio de reunión familiar, antesala del cerro San Cristóbal. No merece llamarse Plaza Dignidad todavía, le falta un proyecto, le falta un sueño y una promesa de un futuro urbano mejor: peatonal, verde y sustentable.