Las aguas milagrosas del Padre Tadeo
Las aguas milagrosas del Padre Tadeo Este texto es parte de una serie de catorce publicaciones que realizará Diario Austral.
Corresponde al décimo capítulo del libro "Territorio Narrado: Crónicas de la Región de Los Ríos", publicado en febrero de 2025 por el Consejo Regional Los Ríos del Colegio de Periodistas y el Círculo de Periodistas Camilo Henríquez, con financiamiento del Gobierno Regional. Lasilustraciones son del artista Byron Flores y el diseño editorial de Niitram Lawen. www. crónicasdelosríos. cl n pitazo interrumpió el traqueteo monótono del tren. Blanca, entre el sueño y la conciencia, se sobresaltó. El pequeño Maximiano comenzó a quejarse entre sus brazos. Horacio se incorporó y miró por la ventana del camarote de primera clase. Vio al sur de Chile en todo su esplendor: el verde de las praderas, los campos cultivados, el ganado bovino pastando y, a lo lejos, los soberbios volcanes con sus picos nevados. Blanca nunca pensó que "el país araucano", como lo llamaba ella, era tan extenso.
Pero era necesario emprender este viaje desde Santiago si quería salvar la vida de Maximiano, que cada vez más se parecía a una pequeña flor deshojada. ¿Ya llegamos a la estación de La Unión, Horacio?-, preguntó con una mezcla de cansancio y ansiedad. Falta poco --, respondió Horacio con aire tranquilo. Le pidió a Rosario, la nana de Maximiano, que preparara al niño para salir del tren. Horacio habían planifica método era infalible. doel viajeal sur conanticipación. --Esunfraile capuchino alemán, En su casona de San Mi padre Tadeo se llama. Cura doguel, en Santiago, conversando lencias con agua, infusiones de con amistades, habían oído ha hierbas yhastacon paseosapriblar del sanador que vivía en mera luz del alba. La primera un pueblo perdido del sur de vezqueescuché de él me pareció E: enero de 1911. Blancay Chile y, quienes afirmaban, su un completo absurdo, pero he sabido de curaciones que parecen milagrosas. Si hasta el presidente Pedro Monttlo fueaver alsur--le comentó unaamigaa Blanca. Tras celebrar la Navidad y el Año Nuevo en familia, el matrimonio inició los preparativos para viajar al Sur. Debían tomar el tren desde la capital parando por estaciones cuyos Ta dede y Al ads nombresles parecían desconocidos como Pitrufquén, Loncoche, Afquintúeo Mulpún.
Cuandolamadre de Blanca los fue a despedir ala estación no pudo evitar emocionarse y exclamar: --Esto parece la huida a Egipto. " El aire no era suficiente para llenar los pulmones de Johan Bauer y parecía que con cada y EL GRABADO "PADRE TADEO", DE BYRON FLORES, ACOMPAÑA LA PUBLICACIÓN DE ESTE CAPÍTULO DEL TEXTO. EL GRABADO "PADRE TADEO", DE BYRON FLORES, ACOMPAÑA LA PUBLICACIÓN DE ESTE CAPÍTULO DEL TEXTO. respiroseleiba la vida. A fines del siglo XIX la pujante ciudad de Munich, no tenía alcantarillado y el ambiente era malsano. Una tos larga, incesante, malditamente molesta, lo aquejaba dentro de su celda. Era tanta su aflicción que otro hermano de la congregación tenía queasistirlo con permiso del prior.
Muy joven, Johan conoció Muy joven, Johan conoció la historia de San Judas Tadeo, discípulo deCristo, quien guardó el sudario donde Jesús impregnó su rostro durante el caminoa la crucifixión y de cómo sanó a un rey con esa reliquia. Suinquietud religiosa lo llevó a unirse al noviciado capuchino de Laufen. En 1891 egresó y adoptó un nuevonombre, comoera costumbre en la orden. ¡Me llamaré Tadeo, Tadeo de Wiesent! respondió al fraile quele puso el hábito y le había consultado al respecto. El nombre del discípulo sanador y el apellido de su pueblo natal. Tras 14 años de servicio religioso, de esfuerzo físico y dedicación intelectual, el padre Tadeo se sintió enfermo. En 1893 sufrió unacrisis que lotuvo alas puertas dela muerte. Los médicos tradicionales que vieron sucaso fueronlapidarios. Lamento decirle, padreTadeo, queustedestá viviendo sólo con un pulmón --, le diagnosticó un médico. Latisisle estaba destrozando los pulmones y el reumatismolo disminuía muscularmente.
Tras consultar muchos médicos llegó a sus oídos el nombre del Abate Sebastian Kneipp, un sacerdote de shofen, quien era conocido por sus modernas técnicas de hidroterapia, una ciencia que buscaba sanar en base a baños de agua fría o calientes y vapores. Primero opuso resistenciaa la idea de ir a ver a Kneipp, a quien calificó de "curandero". Para él, en esa época, sólo los médicos tradicionales podían hablar de salud. Sin embargo, los tratamientos tradicionales solo empeoraron más su estado. Al fin, el capuchino se doblegó yaccedióir al pueblo del "curandero" Kneipp. El sólo aire puro del campoeraun alivio para él y mejoró su ánimo. Fue sometido a la hidroterapia y permitió que lo sumerjan en una piscina con agua fría. Le pareció que se iba a morir ahí mismo con la temperatura tan baja, pero después comenzó a sentir alivio. Sometiéndose a estos baños de aguas frías, caminando descalzo sobre el rocío dela mañana y consumiencío dela mañana y consumiencío dela mañana y consumiencío dela mañana y consumien. Las aguas milagrosas del Padre Tadeo (viene de a página antro) do infusiones de hierba, serecuperó rápidamente. El capuchino, doblegado ensu orgullo, le pidió perdóna Sebastian Kneipp por haber pensado mal de él y después le solicitó que lo aceptase como discípulo para aprender la técnicadela hidroterapia.
Así, Tadeo desarmó el techo de sus convicciones. "" "Tras un viajede 25 horas, Blanca y su familia llegaron a la estación de La Unión y arrendaronuncochetirado por dos caballos para ir a Río Bueno, el pueblo donde vivía el padre Tadeo de Wiesent. Blanca estaba agotada, pero su semblante de hastío pasó a uno de asombro, cuando el carruaje en el que viajaba llegó hasta un puente de madera, levantado sobre un gran río. La joven madrecreyó que aquello era tan hermoso, refrescante y lleno de poesía, que la fatiga y la angustia desaparecieron. El coche atravesó el puente y subió, con el último esfuerzo de los caballos, un camino en repechada.
Los viajeros se detuvieron en la Pensión Herrmann y pidieron un cuarto, Tras dejara su hijo junto asunana, los jóvenes esposos bajaron al comedor y advirtieron que la pensión estaba llena de familias santiaguinas de apellidos conocidos. Todos querían visitar al padre Tadeo de Wiesent y consultarlo por sus dolencias. EL 6 de enero de 1911, muy temprano, la familia seencaminó por la plaza hacia la Misión Capuchina de Río Bueno para entrevistarse conelfrailesanador. Pero abordarlo no era tan sencillo.
Según una dama santiaguina, con la que conversaron en la Pensión Herrmann, Tadeo era algo caprichoso y a veces dejabaesperando horas a quienes llegaban a consultarlo; otras veces, se distraía con sus labores parroquiales y tenía un carácter huraño y regañón cuando los pacientes no seguían sus instrucciones. Padre, madre e hijo llegaronalaportería de esa misión. Aquel zaguán no era más que un local de tablones sin pinturaniadornos y, cuando llovía, se colaba el agua. Los primitivos bancos de madera ofrecían asientoa los enfermos, muchos de ellos personas de vestimenta elegante venidos de diferentes lugares, quienes hacían un largo viaje para consultar al sanador portentoso. Blanca y Horacio tiraron varias veces de la cuerda de una campana que daba hacia el patio interior de la misión, pero nadierespondía. Por finaparecieron dos frailes que dijeron llamarse padre IgnaciodePamplona y padre Mariano. Ambos estaban en la misión para hacerse un tratamiento y habían viajado desde Buenos Aires paraveral padre Tadeo. Elmatrimoniolesinformó que haciahorasesperabanal Padre. --Veremos qué podemos hacer --, dijeron los frailes, e dieron vuelta yentraronal patio otra vez. Los frailes caminaron porel pasillo de madera de la Misión y entraron a una rústica oficina. Era un cuarto desordenado, lleno de papeles, algunas plantas y cuadros de la Virgen María y los santos. En un viejo escritorio estabasentado el padre Tadeo, absorto, leyendo un libro.
Cuando los frailes lo encontraron, exclamaron: ¡ Padre, venga! Afuera en la portería lo está esperando laSagrada Familia. 1 En/1895 el padre Tadeo de Wiesent se transformó en uno de los primeros misioneros capuchinos alemanes en viajar ala Araucanía paraevangelizar ala población del sur de Chile. Su primera parada fue San Juan dela Costa, en lazona del litoral de Osomo. Fueen dicha localidad que fundó una escuela y comenzó sus tratamientos de hidroterapia, ganando fama entre las comunidades huilliches. Posteriormente fue trasladado a la misión de Pelchuquín, en el valle de Mariquina, lugar enel que permaneció entrelos años 1898 a1902 y atendió tanto a los mapuche como a chilenos, sin discriminar razasni clases sociales. En 1902 llegó a Río Bueno como párroco y superior de la misión y allílogró plasmar con mayor éxito sus curaciones de hidroterapia.
Por aquellos años Río Bueno y La Unión crecieron comercialmente gracias al auge de las tiendas conocidas como Casas Francesas, ubicadas en el muelle del puerto de 'Trumao en el Río Bueno, y desarrolladas porlos colonosvasco franceses que se instalaron enambos pueblos. Desde ahí secomercializaban productos agrícolas y ganaderos, maderas, herramientas de trabajo, utensilios domésticos y mucho más, con distribución fluvial entre Osorno y Valdivia. Cuando Tadeo inició con éxito sus curaciones con hidroterapia empezó a llamar la atención de la gente, algunos le expresaron su asombro y admiración, perootroslemostraban envidia y desconfianza.
El padre no cobraba porsus El padre no cobraba porsus Autor Pablo Santiesteban Soto a ca] AUT LY Grabado Padre Tadeo Byron Flores Portada libro Territorio Narrado, Crónicas de la Región de Los Ríos de la Región de Los Ríos atenciones ni por las recetas que entregaba, pero sí aceptaba donaciones para las misionesen las que trabajaba. Varios comerciantes de Río Bueno aguzaron su olfato y vieron en los éxitos del religioso una puerta al comercio.
Fue así que surgieron varios hospedajes en el pueblo, ventas de yerbas y hasta la venta de sandalias, pues el padre recomendaba su uso en los paseos matutinos que tenían que hacer sus pacientes, ojalá pisando el rocío dela mañana. Fue a Remigio Díaz Burgos a quien se le ocurrió laidea de vender las sandalias. Le preguntó al mismo capuchino cóxo tenía que hacerlas. Tadeo le otorgó diseños eindicaciones y Díaz bautizó su negocio como «Chalas Padre Tadeo», un producto muy cotizado en Río Bueno. Según la semblanza escrita por Manuel Lezaeta, discípulo del padre Tadeo, la afluencia de enfermos que llegabana Río Bueno creció de manera considerable. Tanto, que se debió extender la línea del ferrocarril y construir residencias y hoteles para quienes buscaban la aplicación de la hidroterapia.
Lezaeta asegura en su libro "La medicina del padre Tadeo" que la fama del religioso capuchino se consolidó cuando se supo que atendió al Presidente dela República Pedro Montt en 1910, quien viajó exclusivamentea Río Bueno para verlo.
El discípulo del padre Tadeo explica en su libro que la carencia detiempo para someterse al tratamiento y su falta de comprensión ola presión de sus consejeros, provocaron que el Mandatario no siguiera las recomendaciones del sacerdote y volviera a los cuidados de sus médicos. Pedro Montt, aconsejado porsusgalenos, decidió viajar a Alemania para ver a especialistas. Tadeo le hizo ver quenoera recomendable hacer el viaje. Don Pedro, siusted viajaa Alemania nollegará con vida--, le dijoal Presidente. Fuecomouna profecía.
El16 deagosto de1910, apenas Pedro Montt desembarcó en Bremen, falleció aquejado de una arteriosclerosis y arritmia cardiaca. v Enla portería, Blanca y Horacio escucharon un pesado arrastrar de sandalias y una fuerte sonajera de rosario, un rechinar dellave en el cerrojo y el crujir de una puerta. Blanca divisó a unanciano de rostro aguileño con finas y fuertes facciones. Tenía una barba hirsuta y ojos azules tristes. Sintió una extraña fuerza enesa mirada, tanto que sint quele llegaba hasta el alma. Enseguida el capuchino hizoentrar ala familia a su desordenada oficina y se dedicó a examinar al niño. Blanca se sorprendió con lo que dijo: --Notiene nada deimportancia; luego sanará--, y enseguida, la miraaella y le dice:Usted esla enferma... Y está muy enferma. La pobre mujer sintió que sedesvaneció y el padre Tadeo corrió para abrir la ventana, para que ala habitación entraraelaire sureño. El panorama cambió radicalmente para esta familia. Maximiano y Blanca debían someterse ala hidroterapia, pero el mayor cuidado tenía que ser para la madre. La enfermedad de Blanca era ala vesícula. Horacio debía volvera Santiago, pues sus labores de ingenieroloreclamaban. Dejóa sus hijas para que se ocuparan de sumadre y el hermano menor. sumadre y el hermano menor.
Sometidos a los baños de agua y caminando sobreel rocío muy de mañana, madre e hijo iniciaron su sanación bajo las órdenes del capuchino alemán, quien era muy dedicado en darsusrecetas y muy estricto enel cumplimiento de ellas. --El agua constituye la base de todonuestrosistema--explicó el padre Tadeo a Blanca Es la ayuda más poderosa.
Por medio deellaregularizamos el curso de nuestra sangre, expulsamos los gérmenes nocivos y comunica'mosa todo elorganismofortaleza, actividad y nuevavida. ¡Bendito Dios que en un elemento tan sencillo nos regaló un rico tesoro! Proverbialmente el pequeño Maximiano sanó a la semana de permanecer en Río Bueno, aplicándosele chorros de aguafiía, consumiendo huevos duros y bebiendo tisanas de hierbas, todo esto bajo la vigilancia del padre Tadeo. Sinembargo, Blanca debió permanecer en el pueblo al menos tres meses. Maximiano, en tanto, observaba todo con un ánimo muy vivaz y trataba de imitar losrezosy loscantos de losfrailes a los que escuchaba en el templo parroquial.
Fue un tiempo de paz para madre ehijo y un tiempo que marcaría profundamente el futuro del niño, quien nunca olvidó lo vivido en la Misión de Río Buel Ya adulto, Maximiano deci hacerse sacerdote y posteriormente fraile franciscano. Cambió su nombre porel de Francisco y llegaríaa convertirse en elobispodeOsomo, Fray Francisco Valdés Subercaseaux, un hombre entregado a la evangelización delos más pobres ya la integración de losmapucheala sociedad y la vida de laiglesia.
La historia de este encuentro y sanación es mencionada enellibro de Margarita Valdés, hermana de Fray Francisco Valdés, donderelata lavida del obispo, basándose en cartas, una de ellas escrita por su madre Blanca Subercaseaux y que ayudaron arecrear este relato. ayudaron arecrear este relato. ayudaron arecrear este relato. vi Elaire, elagua yla alimentación. Esa era la trilogía de la hidroterapia que aplicaba el padre TadeoenSanJuan dela Costa, luego en Pelchuquín y después en la misión de Río Bueno. Una combinación que dio muy buenos resultados en los diezaños enqueelsacerdote permaneció enlaciudad ribereña. Pronto el padre Tadeo debió enfrentar a dos enemigos poderosos: la envidia de un sector dela sociedad riobueninayla epidemia de viruela que se manifestó en el pueblo durante el verano de 1912. Hay distintas versiones sobre el quiebre que tuvo el religioso con Río Bueno. Según una crónica del diario ElOrden de La Unión, debidoa la cantidad de gente que se reunía en Río Bueno, aumentó el peligro del contagio de viruela.
Enotracrónica de opinión, donde el diario El Ordencita al diario La Aurora, fechada el 28 deenero de1912, daaentender que el padre Tadeo y los dueños de residencias y hoteles "negaban" la presencia de la peste de viruela en la ciudad e impidieron la construcción de un lazareto para aislar a los afectados. Desprestigiado entre algunas voces de lasociedad, el padre Tadeo abandonó Río Bueno, nosinantes arreglarla Casa Misional, instalar la luz y renovarla fachada dela Iglesia, cercarel terreno misional y construiruna capilla enel hospital. Pese a la incomprensión quelo alejó de la gente desu querido Río Bueno, pronto sumó discípulos chilenos que creyeron en su método.
Entre ellos, el empresario Fernando Doggenweiler, quien construyó en Constitución baños de acuerdo alas normas del capuchino, atendido por personal capacitado por él mismo Tadeo; Manuel y Víctor Lezaeta y Mario Acharán Arce, quienes fundaron los primeros centros de salud naturista en el país. En 1922 el padre Tadeo deJÓChile para siempre y seradicó en Bogotá, Colombia, ciudad donde falleció el 10 de junio de 1926, sin cumplir su deseo de volver como lo había expresado por carta. Quien siempre defendió al padre Tadeo fue su discípulo Manuel Lezaeta.
En sus escritos indica que el sacerdote no contóconlacomprensión dela comunidad dela medicina tradicional dela época. "Ayer, como hoy, la medicina ha combatido a quienes se apartan desus cánones y señalan elverdadero camino de la salud. Lejos de confirmar o desmentir los asombrosos casos de curación, se ha perseguidoa la medicinanatural y despreciado asus representantes. Empero, ahí está el restablecimiento totalde quienesla practican", escribió Lezaeta.
Actualmente el legado del padre Tadeo se mantiene en la Región de Los Ríos, pero no en Río Bueno, sino que en la comuna de Mariquina, en el Sanatorio Santa Elisa, lugar dondeserealiza la hidroterapia a pacientes que lo requieren..