Estancamiento de la industria Los necesarios cambios normativos que requiere la salmonicultura
Bh A SALMON” KE A EN LOS ÚLTIMOS LLEGANDO AL PEAK EN CUANDO HUBO UNA CAÍDA DE LA PRODUCCIÓN EN UN 3,63% DEBIDO A LA PANDEMIA. ¿QUÉ RELACIÓN HA TENIDO ESTE ESTANCAMIENTO CON LA NORMATIVA ACTUAL DE LA INDUSTRIA? “Es muy importante que exista una política pública que se haga cargo de reconocer la importancia que tiene la acuicultura a nivel nacional”. Loreto Seguel, directora ejecutiva del Consejo del Salmón. a actividad salmonera es regulada hoy por la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), la cual establece el marco normativo en temas como la importación de recursos hidrobiológicos, acceso a áreas para la acuicultura, concesiones, condiciones ambientales y sanitarias para su ejercicio, reglas para realizar acuicultura con fines científicos u ornamentales, infracciones y sistema sancionatorio. Ésta fue construida en pleno brote del virus ISA, e implementada a partir del año 2009, realizando una serie de cambios en el modelo productivo de la industria con el fin de hacerla más sustentable.
“Se elaboró en “tiempos de guerra! por lo tanto responde a un problema específico, en que se evidenció que el autocontrol no funcionó y se requirió que el Estado interviniera, especialmente en el control de las enfermedades como una política pública”, explica en entrevista con Revista AQUA la actual vicepresidente de la Comisión de Estándares de Animales Acuáticos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y Asesora Técnica del Centro Colaborador de la OMSA en Gestión de Uso de Antimicrobianos en la Acuicultura de la Facultad de Veterinaria de la U. De Chile, y ex subsecretaria de Pesca y Acuicultura, Alicia Gallardo.
La experta explica que la modificación de la Ley de Pesca en acuicultura promovió además, la creación de la Subdirección de Acuicultura en Sernapesca, la que junto con el aumento presupuestario del año 2010, permitió formar un equipo de inspectores sanitarios de alto nivel y la creación de programas de vigilancia y control de enfermedades como el ISA, Caligus y SRS. “Gon el esfuerzo de todos, hicimos “camino al andar”, sin experiencia en manejo de enfermedades en animales acuáticos en América Latina.
La normativa que establece el Programa de Vigilancia y Control de ISA es considerada en la actualidad como exitosa en el ámbito de la gestión sanitaria en acuicultura, siendo además reflejada en los estándares internacionales”, complementa. Luego se incorporaron de modificaciones, tanto por el ejecutivo, como por el congreso en respuesta de eventos como escapes de peces, mortalidades masivas y entre otros.
Además, en 2015 se logró por única vez un financiamiento a través de una alianza público privada para investigación de bien público, con elementos que tanto el Estado y la industria requerían profundizar en el conocimiento para la prevención y control de enfermedades, a través del Programa de Gestión Sanitaria de la Acuicultura (PGSA). Este ha sido un modelo a seguir por otros países. LOS PUNTOS ALTOS Esta legislación ha permitido avanzar en una gran cantidad de materias, y los gremios salmoneros están de acuerdo en que ha sido positiva en muchos aspectos para la industria. En conversación con Revista AQUA, el presidente de Salmon Chile, Arturo Clément, explica que “un aspecto relevante en esta materia, es la regulación que se logró post crisis del Virus ISA en materia sanitaria. En Chile hemos logrado controlar esta Foto Alicia Gallardo, vicepresidente de la Comisión de Estándares de Animales Acuáticos de la OMSA.
Foto der: Loreto Seguel, directora ejecutiva del Consejo del Salmón. | “Las empresas, requieren de perspectiva de largo plazo y certezas sobre el camino que deben seguir dejando espacio a la innovación”. Carlos Odebret, presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes. enfermedad de manera bastante ejemplar y hemos logrado establecer sistemas que nos han permitido un control muy exhaustivo, a través de mecanismos muy similares al control del Covid-19 en humanos”. Agrega que “por otra parte, posteriormente se han implementado mecanismos de control de otras problemáticas como el cáligus y se incorporaron regulaciones para la protección ambiental que han sido eficaces, tal como el PRS (porcentaje de reducción de siembra), que ha evitado los peak de producción y ha puesto en el centro de la regulación productiva lo ambiental, a través de los Informes Ambientales de la Acuicultura (INFAs), que preventivamente dan cuenta de posibles impactos en el fondo marino de manera que si resulta negativa simplemente no se puede producir”. En esto coincide la directora ejecutiva del Consejo del Salmón, Loreto Seguel, quien relata que “la legislación actual es producto de fuertes procesos de ajustes y aprendizajes, tanto del sector público, como del sector privado, y que han significado la incorporación de nuevas regulaciones, nuevas normas, nuevas facultades a los órganos reguladores y fiscalizadores, así como nuevas obligaciones y responsabilidades para las empresas productoras, que van desde el bienestar animal, las concesiones, la seguridad, el medio ambiente, la producción, la inocuidad, por citar sólo algunos ejemplos”. Por su parte, el presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, Carlos Odebret, agrega que *si bien tenemos una regulación compleja y organismos públicos a los que les cuesta coordinarse, nuestra institucionalidad sectorial y ambiental es sólida. Posee una fuerte capacidad de fiscalización, con altos niveles de transparencia y procedimientos de sanciones bien estandarizados.
Esto, a la luz de una sociedad que lo demanda, es un gran activo para el país”. eSTANCAMIENTO DE LA INDUSTRIA Según números del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, las cifras de cosechas de salmónidos en Chile han aumentado poco año a año. En 2018 hubo un crecimiento de un 8,02% con respecto al período anterior.
En 2019 el crecimiento fue de 1,11% y en 2020 de un 5,42%; sin embargo en 2021 hubo un retroceso de un 6,22% respecto del año anterior producto de la pandemia de Covid-19, disminuyendo a 978.273 toneladas cosechadas, cifra inferior incluso a la de 2019.
Estos números resultan preocupantes si se ponen en perspectiva con la declaración que llevó a cabo el gobierno noruego -principal competidor de Chile-, respecto de que su país empujará un crecimiento sostenible de la industria salmonicultora a futuro.
Pero ¿ cuáles son los motivos de este estancamiento? Alicia Gallardo explica que “al no existir una política y una estrategia país para la salmonicultura, la normativa no se ha evaluado ni se ha adaptado conforme a los cambios relacionados con el ambiente y a los nuevos desafíos planteados por organismos de referencia internacionales, en base a la información científica disponible.
No existen incentivos para la innovación e implementación de nuevas tecnologías”. A sus palabras se suma Arturo Clément, explicando que “son varios factores, a nuestro juicio: En primer lugar, existe un desconocimiento de cómo funciona hoy día nuestra industria. No se conoce el avance tecnológico que actualmente tiene el sector y cómo está abordando las brechas existentes en materia ambiental. Además, la salmonicultura ha permitido crear un polo de desarrollo enorme en las regiones australes del país, promoviendo la descentralización y regionalismo, y reduciendo la migración campo ciudad, generando oportunidades en esos territorios.
En general, hay desconocimiento de ello, lo que perpetúa una visión negativa frente al sector”. “En segundo lugar, hay una falta de visión de largo plazo sobre el sector salmonicultor, de cómo llevarlo a convertirse en un polo de desarrollo más potente de lo que actualmente es y proyectarlo hacia el futuro, con una perspectiva sustentable. Hablamos de lograr una acuicultura sustentable, con irrestricto apego por el medio ambiente, pero que pueda crecer. Para ello se requiere lograr un acuerdo amplio que permita, en primer término, establecer dónde se puede seguir desarrollando esta industria, para luego acordar el cómo. Ambas cosas, a nuestro juicio son totalmente posibles y sería una gran noticia no sólo para la zona austral del país, sino que para Chile”, agrega el ejecutivo.
Por su parte, Loreto Seguel declara que “a nivel de posicionamiento, Chile es el segundo productor de salmones en el mundo, en nuestro país es la segunda industria exportadora, solo detrás de la minería, y en el sur de Chile, es además una de las principales actividades generadoras de empleo.
Sin embargo, el crecimiento anual de las toneladas exportadas ha sido moderado en los últimos años y esto ocurre en un contexto de mayor costo de la incorporación de nuevas tecnologías y también la existencia de brechas normativas entre el modelo de la actividad en sus orígenes y el modelo que se ha venido “La salmonicultura ha permitido crear un polo de desarrollo enorme en las regiones australes del país, promoviendo la descentralización y regionalismo, y reduciendo la migración campo ciudad”. Arturo Clément, presidente de Salmon Chile. Foto izq: Arturo Clément, presidente de Salmon Chile. Foto der: Carlos Odebret, presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes. implementando post crisis sanitaria.
Sin duda esto presenta el desafío de avanzar en un marco regulatorio más orgánico y sistematizado, con los incentivos correctos, de modo que se contribuya a la consolidación de un modelo sostenible en lo medioambiental, lo social y lo económico, que permita proyectar la salmonicultura chilena a futuro”. Carlos Odebret, por su parte, coincide con sus pares, explicando que “debemos, como país, plantearnos una visión de largo plazo. La industria del salmón es quizás el principal embajador alimentario de Chile en el mundo.
Ese solo hecho debería impulsar al gobierno y al sector privado a construir una imagen objetivo y definir como sustentamos esa imagen”. “Las empresas, requieren de perspectiva de largo plazo y certezas sobre el camino que deben seguir dejando espacio a la innovación. En tal sentido, el crecimiento es esencial.
Dicho crecimiento debe ser razonable y gradual, otorgando beneficios en los habitantes de las comunidades donde nos desarrollamos y garantías de una producción ambientalmente sostenible”, agrega. ¿ CÓMO SALIR DEL ESTANCAMIENTO? Consultada sobre la manera de poder salir del estancamiento de la industria, la asesora de la OUMSA comenta que existe una iniciativa en el Congreso “que apoyé durante mi periodo de Subsecretaria, que formula requisitos específicos para concesiones llamadas “sustentables”, que implica nuevos requisitos respaldados en el análisis de series históricas disponibles en base a los riesgos sanitarios y ambientales de las concesiones.
Dichos requisitos podrían ser el uso de medidas de prevención y mitigación de los riesgos innovadoras, con estándares similares a las licencias de innovación de Noruega”. “Considero, además, que la normativa debe evaluarse en forma permanente y realizar los ajustes considerando la información científica disponible”, complementa Alicia Gallardo, agregando que “a mi juicio, se debieran establecer principios rectores claves como son, el fomentar la innovación y nuevas tecnologías, establecer incentivos al cumplimiento, retomar el diálogo entre los actores, establecer una fiscalización con criterio de riesgos y tecnológica y más transparencia en la información público privada”. En la actualidad en la Comisión de animales acuáticos de la OMSA se están elaborando nuevos estándares para el material genético y los centros de reproductores, favoreciendo el comercio bioseguro. Chile tiene muchos avances en esta área y posee un buen estatus sanitario, por lo tanto, es una oportunidad de potenciar esta actividad a nivel internacional. “Chile tiene un liderazgo reconocido en la gestión sanitaria que está perdiendo por no comunicar los avances que hemos logrado”, explica la experta. “Sobre el tema ambiental, estimo que se debiera convocar a expertos a evaluar el instrumento actual (INFA) y realizar, si se requieren, las modificaciones respectivas. Lodo el proceso debiese ser transparente para comunicar a las partes interesadas y en especial a la ciudadanía. La salud de los océanos es un elemento relevante a trabajar, considerando el cuidado de la biodiversidad existente en el mar”, concluye. Por su parte, Arturo Clément considera que “el otorgamiento de certeza jurídica es clave, para ello se requiere contar con esta visión de largo plazo de la industria.
Así también es importante el ámbito territorial: establecer reglas claras de dónde puede crecer la industria y la inclusión del conocimiento científico progresivo para el diseño de la regulación, nos parecen fundamentales”. La directora ejecutiva del Consejo del Salmón, por su parte, explica que “es muy importante que exista una política pública que se haga cargo de reconocer la importancia que tiene la acuicultura a nivel nacional, tal como existe en Noruega, por ejemplo, no solo en el ámbito sectorial, sino que todo el Estado pueda actuar en forma única, y no ver a cada institución que regula O fiscaliza con miradas divergentes o sin considerar a las otras en sus decisiones. Creemos que, en lo central, se requiere de una Política Nacional de Estado, clara y de mediano a largo plazo. Para enfrentar este desafío, resulta clave el trabajo conjunto que realicemos con las autoridades y con distintos actores locales en las regiones donde se desarrolla la salmonicultura.
Esperamos que esta doble dimensión se considere en la discusión que se de en el marco de una Nueva Ley de Acuicultura”. Carlos Odebret concluye comentando que “a nivel de principios es necesario resolver la problemática espacial, esto es, donde producir.
Luego generar un mecanismo regulatorio que asegure una operación sostenible tanto desde la perspectiva ambiental como sanitaria - área donde hay mayor detalle - y, finalmente, una sistema que facilite que los beneficios de la existencia del desarrollo económico tenga su correlato en el territorio donde se desenvuelve”.