Muertes en la industria: Es urgente más
Tomás Monge, Salmon Chile A.G. Coyhaique-. Desde el 2013 Chile mantiene un triste récord mundial. Es el país productor de salmón con más muertes a nivel global, son decenas de víctimas en centros de cultivo y faenas terrestres. La seguridad es precaria, la fiscalización escasa y trabajadores y trabajadores son vistos como daño colateral, para una industria en plena expansión, con millonarias utilidades y donde campea la falta de seguridad. El año 2007 se produjo la primera expansión de la industria del salmón, previa a la gran crisis del virus ISA, acompañada de una mayor tasa de accidentabilidad, directamente proporcional a su crecimiento. En estos momentos se produce una nueva fase de expansión de la industria del salmón en la zona sur austral del país, que apunta a duplicar su producción en los próximos años.
“Esta expansión ha ido acompañada de un incremento en la mortalidad de trabajadoras y trabajadores del salmón, especialmente en los centros de cultivo, plantas procesadoras y transporte marítimo y terrestre de esta industria, que es la segunda a nivel tras Noruega”, explica Juan Carlos Cárdenas, médico veterinario, director del centro Ecocéanos, quienes recientemente evacuaron un informe de tasas de mortalidad en la industria.
Desde el Estado es complejo acceder a las tasas de accidentes y mortalidad de trabajadores de la industria acuícola y pesquera, las cifras no se encuentran a mano, reconocen desde la organización de defensa del mar, ecosistemas y bienes comunes.
Sí bien el sector salmonicultor cuenta con una excelente tecnología, eso no se traspasa a las relaciones sociales, laborales y medio ambientales, “donde tiene características tercermundistas, lo cual sorprende, porque * Un total de 14 trabajadores muertos en 2021 y dos en las primeras semanas de 2022, obligan replantearse ambos aspectos Juan Carlos Cárdenas Centro Ecocéanos es el segundo productor mundial de salmón y primer abastecedor del mercado norteamericano y, sin embargo, predominan condiciones de precariedad, desde el punto de vista laboral”, dice Cárdenas. Obviamente estos datos duros dejan en evidencia la desregulación en la que se mueve la industria acuícola y pesquera en Chile y el trabajo en general.
“En Chile existen los menores salarios de esta industria global, las jornadas más extensas, las tasas de accidentabilidad y mortalidad más altas, los mayores niveles de subcontratación, que es una de las causas de esta situación de alta mortalidad y además Chile posee altas tasas de prácticas anti sindicales, con contratos temporales de trabajo, por obra y faena, lo que es impresentable, si comparamos con la realidad del primer país productor que es Noruega”. No obstante, esas mismas empresas mantienen una relación bastante distinta en Chile, donde aprovechando una legislación laxa, sus estándares de seguridad son frágiles.
Cabe mencionar que la industria chilena productora de salmón aporta en torno al 36% de la oferta mundial y junto a Noruega superan el 70% de la oferta en todo el mundo, lo que se traduce para Chile en más de un millón de toneladas anuales por unos 5 mil millones de dólares al año, siendo la segunda área económica del modelo económico chileno.
En octubre pasado, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y el Instituto Danés de Derechos Humanos, investigaron la vulneración de derechos en la industria del salmón, “donde queda en evidencia la falta de fiscalización de las condiciones laborales por parte del Estado, que ha jugado un papel ausente en estas situaciones”, expresa el director de Ecocéanos. sindicato de buzos: “En el papel Chile funciona muy bien” Claudio Faúndez Quintullanca, es el presidente del sindicato nacional de buzos de Chile.
Hace cinco años y luego de la falta de apoyo por parte de autoridades y parlamentarios, “tuvimos que rogar a Miguel Calisto y René Alinco, pero no nos escucharon”, decidieron crear la organización para defender los intereses de más de 30 mil buzos a nwel país y que responde a la falta de fiscalización y medidas de seguridad y sobre todo, la muerte permanente de buzos en centros de cultivo, tal como ocurrió hace unos días con Edgar Mansilla, quien era superintendente del sindicato nacional en Aysén y que deja dos hijos de 11 y 9 años huérfanos de padre. En diciembre pasado tres buzos perecieron en faenas relacionadas a la salmonicultura y este año, transcurridas menos de dos semanas, se registra dos fallecimientos. “En el papel Chile funciona muy bien, con charlas de seguridad, pero en la práctica no existe, manda el jefe del centro, el asistente o cualquier operario de la empresa mandante. Los buzos son vistos como meros operarios y no reclaman, porque tienen miedo a la persecución laboral”, indica Faúndez.
Armada y Organismos de Capacitación (O'TEC) La Armada chilena, tanto civil, como uniformada “se apoderó del buceo, donde están las OTEC, que son ex funcionarios de la Armada y ellos enseñan un cuestionario de buceo muy antiguo, para el buzo comercial cobran un millón ochocientos. Está lleno de OTEC y todas ellas cobran mucha plata por enseñar las categorías de buzo y es un negocio”, explica el dirigente. Y luego están los dueños de servicios que en su mayoría son también ex funcionarios de la Armada. En otras palabras, existen una serie de vicios al interior de la industria, que permite todo tipo de abusos y donde los buzos y personal de centros de cultivo son los más afectados. El Consejo del Salmón y Salmon Chile crearon sus propios protocolos, lo cual Claudio Faúndez Quintullana, Sindicato de Buzos Victoria Sierra, Directora Regional del Trabajo