Matemáticas en el día a día
Matemáticas en el día a día O Columna Matemáticas en el día a día Por Juan Pablo Catalán. académico e investigador Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB. académico e investigador Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB. académico e investigador Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB. sta semana, la ciencia nos volvió a sorprender: un grupo de investigadores ha descubierto que una pequeña corriente eléctrica en zonas precisas del cerebro puede mejorar la capacidad matemática, especialmente en quienes parecían tener el don "apagado" (Agencia SINC, 2025). La noticia se viralizó, alimentando el sueño moderno de hallar soluclones rápidas casimágies. der para los viejos desafí aprendizaje.
Pero mientras leía el estudio, no pude evitar pensar en las mesas de las casas, enlas cocinas y los pasillos donde, lejos cinas y los pasillos donde, lejos delaboratorios, los niños y niñas preguntan sin miedo: "¿ Por qué la luna cambia de forma?" o "¿ Cuántos pasos faltan para llegar?". En esos instantes cotidianos -que ningún electrodo podría reemplazar-germina, silenciosa, la verdadera curiosidad matemática.
Enlos años 50, Disney nos regaló "Donald enel país de las matemáticas". Allí, los números bailan en la música, se esconden en las hojas de los ár"boles, dibujan formas en la arquitectura y juegan con nosotros enelritmo dela vida. Era, y sigue siendo, un recordatorio: las matemáticas no son el reino exclusivo de los cuaderreino exclusivo de los cuadernos ni de los genios, sino un lenguaje universal que atraviesala naturaleza y la cultura. Hoy, la educación del siglo XXlinsiste-y con razón--enla urgencia de pensar distinto: no basta con memorizar fórmulas ni repetir operaciones.
Nos piden creatividad, pensamiento crítico, capacidad de resolver problemas en un mundo cambiante (UNESCO, 2023). Sin embargo, ¿no será que muchas veces, en casa, seguimos asociando los números con miedo, con tareas y con esa angustia de la "nota roja"? La invitación es sencilla y profunda a la vez: abramos la puerta a la matemática cotidiana. Miremos la simetría de una hoja junto a nuestros hijos, escuchemos juntos el compás de una canción, juguemos con los patrones de las baldosas, calculemos tiempos y distancias en una caminata. Cuando las matemáticas entranenlavida real, dejan de serabstractas y se vuelven carne, emoción, asombro. La tecnología puede ser La tecnología puede ser La tecnología puede ser GD un aliado, pero nunca reemplazará el calor de una pregunta hecha en la sobremesa ol descubrimiento compartido en la naturaleza. Que no nos deslumbre la promesa de la máquina ni nos nuble el juicio el brillo de la novedad. La verdadera transformación ocurre cuando nos atrevemos a cambiar la mirada: cuando dejamos de ver las matemáticas como una amenaza y las empezamos a vivir como un juego, una poesía, una posibilidad..