Cónclave
Cónclave E n un tiempo de incertidumbre y espera, como en el que estamos tras la muerte del Papa Francisco el lunes de Pascua, el relato del capítulo 21 del evangelio según San Juan, que proclamamos hoy, puede ser inspirador. Tras la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos se hallan algo desorientados, regresando a sus antiguas ocupaciones. Pedro, de seguro, no se puede sacar de la cabeza que ha negado tres veces a Jesús. Siempre impulsivo, decide volver a pescar, acompañado de otros compañeros. Sin embargo, no les va nada de bien. Tras una noche de trabajo infructuoso, se encuentran con el mismo Jesús que, desde la orilla, les instruye lanzar las redes una vez más. El resultado es sorprendente: la red se llena de peces. La reciente muerte del Papa Francisco ha dejado un vacío en la Iglesia Católica. Estamos en un momento de duelo, de agradecer profundamente su dedicación y entrega.
Es este también un momento de oración y reflexión. ¿A quién elegir? ¿ Para dónde orientar la barca de Pedro? Francisco, cuyos gestos de cercanía a los pobres, los refugiados, a quienes sufren toda forma de exclusión, hemos recordado con esperanzadora insistencia estas semanas, fue un faro de esperanza en tiempos de crisis. Su legado, que trasciende las fronteras de la Iglesia Católica, está en manos del Espíritu Santo en la forma de los cardenales que se reunirán desde este miércoles. El proceso de cónclave evoca el momento en que los discípulos, guiados por el Espíritu Santo, deben tomar decisiones cruciales.
Al igual que en la pesca milagrosa, donde la obediencia a Jesús condujo a un resultado abundante, los cardenales se enfrentan a la tarea de escuchar y discernir la voluntad de Dios para la Iglesia en este momento particular de la historia. La elección de un nuevo Papa no es solo un acto administrativo; es un proceso que requiere profunda escucha, encuentro y reflexión. Les invito a unirse en oración por este propósito. El nuevo Papa debiera ser un líder que, como Pedro que escucha a Jesús que le habla desde la orilla, inspire determinación, confianza y esperanza. La Iglesia Católica necesita un pastor que pueda seguir guiando a la comunidad hacia un futuro de renovación y compromiso con el mensaje cristiano, en continuidad con el legado de Francisco.
Así como los discípulos aprendieron a confiar en las instrucciones de Jesús, que adecuaron a las circunstancias de cada contexto y momento, el nuevo Pontífice debiera ser, junto con toda la comunidad católica, en modo sinodal, un faro de luz en un mundo a menudo marcado por la división y la incertidumbre, también al interior de la misma Iglesia. En este período de transición, la historia de la pesca milagrosa nos recuerda que, incluso en tiempos de oscuridad, hay oportunidades de abundancia y renovación.
A la triple negación de Pedro, Jesús responde con una triple pregunta: ¿ me amas más que estos?, ¿me amas?, ¿me quieres? La elección de un nuevo Papa será un momento de gracia, una oportunidad para que la Iglesia renazca y reafirme su misión en el mundo.
El nuevo Papa no será, como Pedro o como Francisco o cualquiera de los que han tenido esta responsabilidad de servicio, un hombre perfecto, sino muy consciente de su condición de pecador llamado a un particular servicio. Al cambiar la cabeza de la Iglesia, el cuerpo entero se renueva.
No eludamos la propia responsabilidad que nos cabe a cada cual, desde nuestra particular vocación, y aprovechemos de vivir con mayor radicalidad el regalo de sabernos parte de esta comunidad que no hace otra cosa que seguir los pasos de Jesús. Cónclave JOSÉ FRANCISCO YURASZECK KREBS, S.J.
Capellán General del Hogar de Cristo "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21,16). EL EVANGELIO HOY San Juan (21,1-19).