Embalses jugaron importante rol de contención en la emergencia climática de fines de junio
Más de una treintena de juntas de vigilancia de todo el país se unieron en una declaración conjunta para destacar el rol que tuvieron los embalses En el contexto de la emergencia climática e inundaciones que vivió la zona centro-sur de Chile entre el 23 y el 26 de junio, juntas de vigilancia de siete regiones se unieron para emitir a principios de julio una declaración conjunta defendiendo el rol de los embalses.
Bajo el título “Los Embalses que Chile Necesita”, estas organizaciones —entidades sin fines de lucro constituidas por usuarios de los ríos para lograr una mejor administración del agua— señalaron que “el reciente fenómeno climático de intensas lluvias mostró, sin necesidad de modelos teóricos, que las cuencas con embalses acumularon mucha agua para riego, generación y uso en agua potable (casi todos se llenaron) y fueron excelentes reguladores de flujo para aminorar los daños por las crecidas extremas”. El académico de la Universidad Diego Portales Hernán Alcayaga explica: “Los embalses pueden ser utilizados para la regulación de los caudales de los ríos, almacenando temporalmente el agua proveniente desde su cuenca hidrográfica y entregando luego este volumen de agua... Si los grandes embalses no estuvieran, las crecidas ocurrirían igual, pero sin ningún tipo de control”. Para Ximena Vargas, profesora de la Universidad de Chile, “la operación de las compuertas permite que el volumen de agua que sale del embalse sea menor que el volumen que está entrando”. El embalse Colbún se rige por la Ley de embalses 20.304 (2008), la cual norma la operación de los embalses de control frente a alertas y emergencia de crecida.
Dada su capacidad de regulación o cercanía a lugares Central hidroeléctrica Angostura (323,8 MW, Región del Biobío), de Colbún. habitados, estos embalses permiten —en casos de crecidas inminentes de caudales de agua— evitar o mitigar los riesgos para la vida, la salud o los bienes públicos y privados. Y eso último fue lo que precisamente ocurrió a fines de junio. Hace más de 30 años que el Maule no vivía un evento climático así, donde en solo 48 horas el caudal del río Maule aumentó de 250 m?/s a 6.000 m*/s. Como el embalse Colbún tenía un 40% de su capacidad ocupada, fue capaz de contener toda el agua que traía el río en su momento de máximo caudal. Cuando la capacidad del embalse alcanzó un 98%, Colbún comenzó el proceso de vertimiento gradual y controlado, en coordinación con autoridades y comunidades.