Autor: SILVANA ESPINOSA Experta en cllma y ecosistemas en Greenpeace Chilo
CARTAS: Castigo ejemplar
Señor Director: Cuando nos enteramos de la ocurrencia de un delito que altera la sensación de seguridad, tanto los polílicos como la sociedad en su conjunto coincidimos en demandar castigos ejemplares, que realmente disuadan el actuar delictual. Y si esto no ocurre (y, por ejemplo, un sicario es liberado por un “error administrativo”) la condena socíal y política es enorme... y con justa razón. Pero cuando algo asi pasa en el mundo empresarial, la historia es distinta.
Hace algunos días se dio a conocer la sentencia que deberán cumplir cuatro exejecutivos de Nova Austral, luego de que la Fiscalía probara la introducción de agentes contaminantes para intentar encubrir el daño ambiental causado por la sobreproducción de salmones entre 2016 y 2019 al interior del Parque Nacional Alberto de Agostini (Región de Magallanes), donde, además, uno de los ejecutivos entregó reportes manipulados a Sernapesca, en los que se alteraban los indicadores sanitarios y ambientales de los centros de producción.
Las penas, lejos de ser ejemplificadoras, son una burla: dos de los ejecutivos fueron condenados a 800 días de presidio (con el beneficio de libertad condicional, inhabilitaciones para cargos públicos y el pago de una multa de 24 UTIM (menos de 1,7 millones de pesos). Los otros dos, en tanto, recibieron penas aún menores: 41 días de presidio (pudiendo acceder a libertad condicional también) y el pago de una multa de menos de 280 mil pesos.
Pese a que este modus aperand) le significó a Nova Austral ganancias ilícitas por más de 3.700 millones de pesos en el período investigado, ninguno de los ejecutivos responsables de estos delitos cumplirá penas de cárcel y el Estado solo recibirá poco más de $4 millones en multas, lo que es aún más grave si consideramos los irreparables daños ambientales que estas acciones calisar'on, Es evidente que en este caso tampoco se hizo justicia y, lamentablemente, queda la sensación de que en delitos de cuello y corbata la indignación es distinta, y eso debe cambiar,