LOS LIBROS DE LA CRISIS: Lecturas para entender el estallido social
Fue una explosión inesperada, pero no totalmente imprevista: en los últimos años una serie de ensayos y novelas vienen narrando y explorando las fracturas de la sociedad chilena. La violencia, la desigualdad, la crisis del sistema político, el descontento, todo se podía leer. Ahora, claro, lo entendemos. ROBERTO CAREAGA C. Ale menos de cinco mil pesos, en el centro la venden en los quioscos y hasta en las veredas, y hoy se ha vuelto uno de los libros más vendidos.
No es tan inesperado que la Constitución Política de Chile se haya vuelto un éxito en estos días de incertidumbre y cambio —Las Ultimas Noticias publicó su texto completo el domingo pasado—, mucho menos ahora que nos preparamos justamente para elaborar una nueva Carta Fundamental. Leerla se volvió necesario por un fin concreto, pero la Constitución tiene algo más: cuando pasen los años, revisarla será clave para conocer el marco general del Chile del cambio de siglo. Servirá para verlo en términos bien abstractos en todo caso. Quizás las claves del estallido social de octubre de 2019 podrán leerse con más claridad en una serie de libros de ficción y ensayos. Aunque en los primeros días de la crisis se volvieron frecuentes las manifestaciones de sorpresa y perplejidad, escritores e intelectuales llevan algunos años narrando y analizando una serie de fracturas que atraviesan la sociedad.
Hablaron de la violencia latente en Chile, profetizaron masivas revueltas, indagaron la incapacidad del sistema económico para reducir la desigualdad y, por cierto, exploraron las falencias de la institucionalidad para representar políticamente el malestar de la ciudadanía.
No se trata de un solo libro, sino de un entramado de textos en el que aparecen ensayos y novelas, e incluso un estudio como “Desiguales” (2017), una investigación desarrollada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo que demostraba que la desigualdad económica era un problema social decisivo en el Chile actual. Quien menciona el estudio “Desiguales” para mirar esta crisis es la historiadora Josefina Araos, parte del equipo del Instituto de Estudios de la Sociedad.
A esa investición suma “Habitar lo social” 09), de Kathya Araujo, un trabajo jológico que da voz a hombres y es, jóvenes y mayores, de sectores medios y populares, para describir cómo se ejercen en la realidad las normas y reglas sociales. Su subtítulo, “Usos y abusos en la vida cotidiana en Chile”, anuncia un panorama de desigualdad. “Ambos libros vienen describiendo hace años la profundidad del malestar en la sociedad chilena, así como las dificultades del sistema político para enfrentarlo”, explica Araos, conectándolos con el estallido actual. Tales estudios podrían tener un reflejo en textos literarios de los últimos años.
El crítico de “El Mercurio” Pedro Gandolfo menciona la poesía de Germán Carrasco, José Ángel Cuevas, Juan Carreño y, “por cierto, la obra completa de Elvira Hernández”. Y añade: “Partiendo de una suerte de escepticismo respecto a la medida en que las letras puedan iluminar esta crisis en su especificidad chilena, recomendaría las novelas “Fuerzas especiales” y “Sumar”, de Diamela Eltit, y “Buganvilia”, de Rodrigo Cortés”. Esta última fue ganadora del Premio Revista de Libros 2018, de “El Mercurio”, y a través de la mirada de un abogado se sumerge en la miseria actual de una población de Puente Alto, tomada por la violencia, el narcotráfico y la desesperanza. Los libros de Diamela Eltit parecen ser particularmente atingentes a los días que corren, especialmente “Sumar” (2018), una novela que narra una enorme marcha de trabajadores ambulantes que se extiende por más de un año. Se dirigen a La Moneda. “Es una narración que se ubica al interior mismo del estallido social”, dice Patricia Espinosa, crítica literaria de Las Ultimas Noticias y académica de la UC. “Sus personajes operan como símbolos de la deSesperación, rabia y angustia de los sectores sociales más desposeídos ante la desigualdad.
La autora expone una crítica feroz al modelo neoliberal”, añade Espinosa, que también menciona otra novela reciente: “Los psychokillers” (2019), de Marcelo Leonart, que puede ser leída como un estado de situación de la sociedad chilena en momentos antes de la crisis. La política quebrada A veces, hay que mirar el pasado para ver mejor el presente.
Y es en ese sentido que el historiador Patricio Bernedo, decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la UC, cree que para la situación actual bien vale la pena leer “Historia mínima de Chile” (2014), un ensayo histórico de Rafael Sagredo.
“Este breve pero contundente texto permite comprender cómo a lo largo de su historia republicana nuestro país ha ido construyendo —en distintos momentos— una autoimagen de grandes éxitos, a veces muy alabados en el exterior, y que ha tendido a ocultar realidades sociales, económicas y políticas que no se condicen con un optimismo que a ratos nos ha encandilado”, plantea Bernedo. En un campo derechamente político, Bernedo menciona “La columna vertebral fracturada: Revisitando intermediarios políticos en Chile” (2017), editado por Juan Pablo Luna y Rodrigo Mardones. Los ensayos de este volumen prefiguran una realidad que hoy les estalló en la cara a los partidos políticos: según un reciente estudio del Centro de Microdatos de la U. De Chile, son la institución peor evaluada por la ciudadanía. “Este libro plantea que la profunda crisis de representación que Chile vive desde hace décadas no solamente se explica a través de factores coyunturales como la corrupción, sino por características estructurales.
Esto se logra a través de una comparación diacrónica de los patrones de vinculación entre el Estado, los partidos y la sociedad: aquellos que se producían antes de 1973 y los que se comenzaron a dar a partir de 1990”, explica Bernedo.
El enlace con los 90 rima con una frase que se repitió mucho los primeros días del estallido: “No son 30 pesos, son 30 años”. Es decir, más que el alza de la tarifa del metro, era el Chile de la Concertación por el que se protestaba.
Y sobre lo que surgió en esos años tratan tres libros que menciona la historiadora Josefina Araos: “Nos fuimos quedando en silencio” (2016), de Daniel Mansuy; “La política en el neoliberalismo” (2019), de Carlos Ruiz, y el recientemente reeditado “Chile actual. Anatomía de un mito”, de Tomás Moulián.
“Desde tradiciones intelectuales y posiciones políticas distintas, los tres autores identificaron tensiones y puntos ciegos del modelo de desarrollo instaurado en dictadura y continuado durante los gobiernos de la Concertación, sobre todo respecto del tipo de vida política que ese modelo hizo (o no) posible”, dice Araos.
Mientras Mansuy —exmlitante de la UDI— interpreta desde la derecha los efectos sordos de los acuerdos políticos de la transición, Ruiz —uno de los mentores del Frente Amplio— lee desde la izquierda el impacto cultural de la transformación capitalista en Latinoamérica y específicamente en Chile. Ambos, dice Araos, “anticiparon mucho de lo que ha ocurrido” hoy.
Para Carlos Ruiz hay otros libros que pueden iluminar la grietas de esta crisis: “La gran ruptura” (2016), un volumen de ensayos editado por Manuel Antonio Garretón que explora la disociación entre las instituciones políticas y la ciudadanía; “Entre la educación pública y el mercado gratuito” (2018), editado por Víctor Orellana, y “Mayo feminista”, título con edición de Faride Zerán escrito al calor de las movilizaciones feministas que marcaron el 2018. El historiador de la Universidad Adolfo Ibáñez, Juan Luis Ossa, propone una combinación de lecturas que desde el pasado intentan iluminar el presente. Por ejemplo, “1925. Continuidad republicana y legitimidad constitucional” (2018), un volumen editado por Arturo Fontaine que propone un camino para reemplazar la Constitución de 1980 teniendo como norte la de 1925.
También sugiere leer dos ensayos en los que aparecen las raíces de la actualidad política: “El pensamiento político de Jaime Guzmán”, (2011) de Renato Cristi, y “La democracia semisoberana: Chile después de Pinochet” (2014), de Carlos Huneeus. Ossa añade a su lista “La anomalía social de la transición” (2016), en que el historiador Luis Thielemann traza los antecedentes de los movimientos estudiantiles de los 90 que terminaron en las protestas de 2011. Quizás hoy el libro también nos hable de las actuales manifestaciones. Una excepción a la consulta por libros chilenos es la propuesta de Leonidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos. “Ira y Tiempo” (2007) de Peter Sloterdijk, “recuerda que la Tlíada” se inicia con un canto a la ira, esa rabia acumulada que hoy se expresa con tanta violencia. Su tesis es que los partidos políticos fueron bancos de ira que gestionaban los capitales de odio y venganza. El sueño de combatir la injusticia y la desesperanza se depositaba en los partidos.
Hoy ni la izquierda en sus diversas expresiones, ni ninguna organización tradiIamela aal interior mismo del estallido social”. PATRICIA ESPINOSA CRÍTICA LITERARIA y t ocial' vienen describiendo la profundidad del malestar en la sociedad chilena”. JOSEFINA ARAOS HISTORIADORA 1 ue la stá en el origen de lo ocurrido, son importantes todos los libros que se atrevieron a investigarla”. AGUSTÍN SQUELLA PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES Vertebral lantea que la crisis de representación en Chile no solo se explica a través de factores coyunturales, sino también por características estructurales”. PATRICIO BERNEDO HISTORIADOR Cional que antes servía como catalizador de la ira, cumple ese rol. La nueva realidad social es una revolución continua sin bancos para depositar la ira. Ya no existiría la esperanza del sueño colectivo.
Solo iracundos depositantes dispersos en la multitud”. De las novelas a la calle Para el premio nacional de Humanidades Agustín Squella, “desde luego”, un texto que ilumina la crisis actual es “La Constitución tramposa” (2013), de Fernando Atria, un estudio sobre la Constitución promulgada en 1980 y que justamente será reemplazada.
Más allá, Squella apunta a una bibliografía general que también es un diagnóstico de lo que sucede en el país: “Establecido que la corrupción está en el origen de lo ocurrido, son importantes todos los libros que se atrevieron a investigarla en la política, en los negocios, en el fútbol, en ramas de las Fuerzas Armadas, en las iglesias, y en las universidades que lucraban para sus dueños”, dice.
“Y aunque sin relación directa ni evidente con el presente, he pensado mucho en las novelas Dios nos odia a todos' (2017) de Patricio Jara y “Matadero Franklin' (2018), de Simón Soto, en las que se nota el olor inconfundible de la peste y de la sangre seca y fresca de Chile”, agrega. Por cierto, las novelas de Jara y Soto tienen tintes históricos: el primero imagina que la peste negra llegó a Chile en el siglo XIX, mientras el segundo narra la infancia del narcotraficante Cabro Carrera.
Sobre el presente más urgente hay más novelas que salen a relucir: Patricia Espinosa menciona “El futuro es un lugar extraño” (2016) de Cynthia Rimsky, “una narración que nos habla de la destrucción de toda colectividad e individualidad, mediante la devastación de la memoria”, y también “Croma” (2013), de Emilio Gordillo, una novela donde el terrorismo aparece en un contexto neoliberal.
En tanto, el librero Sergio Parra piensa en dos libros muy recientes que brillaron por mostrar las precariedades de la clase media: “Qué vergiienza” (2015), de Paulina Flores, un volumen de cuentos que ocurren, casi todos, mientras golpea fuerte la crisis asiática; y “Allegados” (2017), de Ernesto Garratt, que expone que la realidad de ser un allegado se extiende por toda la ciudad y el eco de la experiencia sobrevive amargamente. Parra recuerda una inesperada cita literaria que vio en la calle. Caminando por las cercanías de su librería, Metales Pesados, cerca del cerro Santa Lucía, vio un rayado en una pared. Era una pregunta de alternativas en la que había que llenar un espacio en blanco.
Había que escoger una expresión para ubicarla al inicio de esta frase: las mil reformas que le han hecho, la Constitución de 1980 es una mierda”. Se podía elegir entre: “Con”, pesar de”, “Gracias a” o “No obstante”. La pregunta había sido sacada de “Facsímil” (2015), libro de Alejandro Zambra organizado como una prueba de alternativas que, como dice Parra, cuestiona las formas de enseñanza escolares de los 90. Que Zambra haya tomado su propia experiencia como alumno del Instituto Nacional —uno de los colegios símbolo de esta crisis— hace de “Facsímil” un medio para observar unas raíces aparentemente invisibles del descontento actual.
Naturalmente, en mil” Zambra es lateral y oblicuo para retratar el ánimo del Instituto Nacional en los 90, pero hay otros libros que aspiran a calibrar el impacto que han tenido los colegios públicos en la política chilena y, según Patricio Bernedo, uno especialmente relevante para estos días es “El liceo. Relato, memoria y política” (2018), de Sol Serrano, Premio Nacional de Historia 2018. “Este ensayo pone en evidencia que la idea de que la educación pública en Chile es por definición un instrumento eficaz para alcanzar la igualdad social no tiene sustento histórico”, dice Bernedo. “No obstante, Serrano le reconoce el sustento ideológico y político, dejando en claro que la educación pública generó importantes impactos en amplios sectores de la población”, cuenta el historiador. Acaso habría que leer “El liceo” mirando la realidad de los colegios públicos emblemáticos actuales: si en el pasado formaron líderes de impacto nacional, hoy han sido protagonistas del alzamiento popular. De ahí surgió la chispa para las evasiones del metro. Luego la crisis explotó a nivel nacional. No hay una lectura única para explicar el estallido que tiene a Chile en ascuas, sino un conjunto de historias de la desafección. Probablemente también habría que leer un ensayo como “Lo que el dinero sí puede comprar”, en el que Carlos Peña explora las virtudes de la modernización capitalista para los chilenos.
O comparar esa serie de libros que se disputaron el futuro del modelo: “El derrumbe del modelo” (2013), del Alberto Mayol; “El otro modelo” (2013), de Atria, Alfredo Joignant y otros, y finalmente “El derrumbe del otro modelo” (2017), de Josefina Araos, Mansuy, Pablo Ortúzar y otros. O cambiar el foco y revisar “Solos en la noche. Zamudio y sus asesinos”, la crónica de Rodrigo Fluxá sobre una juventud a la deriva del sistema y ya desahuciada. Y buscar otros, por supuesto, porque ya es evidente que esta crisis explotó porque no supimos leer bien las señales.