Autor: MANUEL CAMILO VIAL R. Presidente Fundación Cardenal Raúl Silva Henríquez P. CARLO LIRA SDB. Superior Congregación Salesiana de Chile DR. GALVARINO JOFRÉ SDB. Rector Unidad Católica Silva Henriquez
Cardenal Raúl Silva Henríquez
Señor Director: "Mi palabra es una palabra de amor a Chile. El pueblo chileno es un pueblo muy noble, muy generoso y muy leal. Se merece lo mejor.
A quienes tienen vocación o responsade servicio público les pido que sirvan a Chil, en sus hombres y mujeres, con especial dedicación, Cada ciudadano debe dar lo mejor de sí para que Chile no pierda nunca su vocación de justicia y libertad”, Hoy, estas palabras del Testamento Espiritual del cardenal Raúl Silva Henríquez resuenan fuerte en un nuevo aniversario de: su fallecimiento.
Un pastor y un amigo dejaba el escenario de una Iglesia y una sociedad que, por un largo tiempo, había servido con aquella urgencia que quiso estampar en su logo episcopal: "Caritas Chvisti urget nos" (la caridad de Cristo nos urge). El amor y la urgencia, dos dimensiones para él inseparables.
Por una parte, la caridad del Evangelio, expresada enla solidaridad, fue la respuesta humanitaria para que los adios fuesen bajando de intensidad y no destruyeran el alma del pueblo que describe como noble, generoso y otra, la urgencia de actuar, que a él mismo le correspondió en nombre del Evangelic para defender la libertad de hombres y mujeres amenazados por la confrontación de la lucha ideológica el temor, el horror y la Urgencia también de dar respuestas a los cambios de la modernidad para que no dejasen de lado las dimensiones del desarrollo humano integral y de la fraternidad de la común raíz cristiana y humanista de nuestro. Pueblo.
Un compromiso y estilo, el del cardenal Raúl, que hoy con esta se en el Buen Samaritano del Evangelio, que se hace cargo no solo del aulio inmediato del herido a quien socorrió, sino de su curación y recuperación total disponiendo de los medios nara