Autor: María Belén Saavedra Instituto O'Neill, U. De Georgetown
Covid-19 y el derecho humano a la salud
Os últimos doce meses han sido particularmente complejos en materia de DD.HH., y la pandemia ha evidenciado más aún los desafíos y falencias del Estado para cumplir con su deber de garantizar el acceso de todas y todos a atención de salud. El covid-19 es apenas la sexta pandemia que la OMS ha declarado en toda su historia.
Siendo un escenario tan excepcional, cuando ello ocurrió las alarmas debieron encenderse en todo el mundo: la situación en algunos lugares de Europa ya era grave, y en América Latina teníamos la ventaja del tiempo para prepararnos.
Sin embargo durante los primeros meses de la pandemia el mensaje de nuestros líderes fue intencionalmente vago: “La pandemia del covid-19 nos ataca a todos por igual, y por ende, todos tenemos que cuidarnos”. Nada más alejado de la realidad. La pandemia no nos atacó ni nos ataca a todos por igual. Sabemos que ataca desproporcionadamente a las personas de escasos recursos; a quienes sufren enfermedades y condiciones preexistentes; a quienes tienen dificultades para acceder a servicios de salud especializados o que están en zonas rurales.
También ataca desproporcionadamente a migrantes y a personas de la tercera edad (ya sea por su escaso acceso a la salud, por falta de recursos o hacinamiento); y que los niños, niñas y adolescentes, aunque rara vez demuestran síntomas, son los perfectos portadores. En atención a todo esto, organismos de DD.HH. Han entregado recomendaciones específicas y generales a todos los países, a fin de que cumplan con su responsabilidad de cuidarnos a todos y todas, sin importar otra condición que nuestra humanidad. Bajo esa perspectiva, según recoge el Informe Anual de DD.HH. De la U.
Diego Portales — que se publicará la próxima semana—, en Chile aún preocupa la falta de datos desagregados para comprender mejor el desarrollo de la pandemia, así como la incapacidad del gobierno para escuchar alos expertos en lo referente a planes de desconfinamiento. Hoy Europa vuelve a mostrarnos lo que podría ser nuestro futuro. Por ello, es nuestro deber revisar qué hicimos bien, regular y mal, y trabajar juntos para que esta pandemia sin precedentes no deje en aún peores condiciones a las personas más vulnerables.