Autor: VALENTINA ROSAS P. Subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile
Desafíos país desde una conversación ciudadana
Los resultados del plebiscito del pasado 4 de septiembre vuelven a reflejar las complejidades para entender y encauzar los desafíos sociales que vivimos en el país. Nuestro tiempo parece dar espacio a respuestas certeras u obvias; sin embargo, justamente por ello, no debemos perder el anhelo de proyectar un camino que convoque a mirarel futuro con esperanza. Es precisamente por del desafío, las dificultades que vivimos y la conciencia de que se requiere un gran y dedicado trabajo, que debemos atrevernos a realizar de manera conjunta y colaborativa.
Esto eso que ha intentado la iniciativa Tenemos que Hablar de Chile, un esfuerzo mancomunado para generar espacios de escucha y participación ciudadana que nos ayuden a reflexionar sobre las interrogantes del Chile de hoy y lo que anhelamos a futuro. Universidades, fundaciones, organizaciones territoriales, sindicatos, empresas y muchas personas, han trabajado conjuntamente para impulsar diálogos a lo largo de todo el país. Solo este año hemos acompañado el proceso constituyente a través de diversos mecanismos, en los que se convocó a más de 10 mil personas.
Hay una fuerte crítica, desconfianza y exigencia, la vía institucional sigue fuertemente arraigada en la conversación de las personas... ”. en uno de estos procesos, semanas antes del plebiscito, se les preguntó a las personas porlos desafíos del país, cómo han cambiado en el último tiempo y las recomendaciones que le harían al mundo político, emergiendo algunas miradas que pueden ser relevantes para las definiciones que debe tomar el país.
Lo primero que muestran los resultados de estos diálogos es que los sentimientos negativos de la ciudadanía se han intensificado, al mismo tiempo que la esperanza disminuye y elementos como la violencia, los problemas económicos y la convivencia política han generado una especie de estrés social en las personas. En esta línea, cuando los participantes analizan los desafíos que enfrenta el país, la sensación es que estos se mantienen o han aumentado. Respecto de los desafíos identificados, hay dos dimensiones a considerar. Lo primero es quelas personas que conversaron en los diálogos consideran que Chilesítiene las condiciones para enfrentarlos.
Lo segundo es que en las personas no hay una idea concreta de cómo se hace, pero sí que en la administración delosrecursosque tenemos como país y enla voluntad política de lasautoridades hay ciertas claves a identificar. Es ahí donde comienza a aparecer la política. En los diálogos existe un grupo amplio de personas con un perfil crítico y exigente hacia la labor política pero de manera transversal. La política es vista como un todo, con una demanda un giro ensus prá as, en su cercanía a la ciudadanía, en el funcionamiento de las instituciones y en cómo. Estas presentan de manera generosa y vi naria soluciones a los desafíos que tiene el país Asociado a la discusión de las propuestas y soluciones, aparece un último hallazgo preliminar de este proceso participativo. Se demandan acuerdos transversales para lograr transformaciones y mejoras que entreguen garantías y para resolver los problemas que afectan la vida cotidiana. En tiempos de inseguridad e incertidumbre, los acuerdos parecen catalizar la expectativa de mayor certidumbre. Y no hay un sector o actor que logre concentrar esa certeza y seguridad.
Lo relevante es que, incluso, aunque hay una fuerte crítica, desconfianza y exigencia, la vía institucional sigue fuertemente arraigada en la conversación de las personas, Pareciera ser que la ciudadanía espera diálogo y acuerdos de parte de quienes toman las decisiones, porque en ausencia de respuestas seguras, en el diálogo convive la riqueza de la diversidad de posiciones y, de esta manera, la posibilidad de la construcción de un futuro común. Estos procesos, y muchos otros, pueden ayudar a procesar mejor los desafíos que tenemoscomo país, poniendoen valorel sentir de la ciudadanía, sin negarlo. No es fácil, no lo fue tampoco en el pasado, no lo será en el futuro.
El llamado ciudadano es a escuchar las distintas voces, poner mucha atención, y buscar soluciones colaborativas, para trazar, juntos, una ruta país que ofrezca un horizonte que entregue seguridad y desarrollo futuro a las familias de Chile.