Autor: Alexis Soto Salcedo, director Psicología Universidad Mayor sede Temuco
La manifestación de la violencia
La responsabilidad es de todos y el desafío es cómo, a través de la interacción familiar, apoyamos la sana convivencia con otros, la resolución pacífica de conflictos y la disposición al diálogo. On preocupación hemos visto cómo durante estos últimos días proliferan lamentables hechos noticiosos que involucran a estudiantes y otros actores educativos, en acciones de violencia al interior de escuelas y colegios de nuestro país.
Estas manifestaciones conductuales venían apareciendo hace algún tiempo, asociadas a un cambio en las dinámicas de los colegios, pero también a estilos personales y familiares mucho más vinculados al inmediatismo en donde se apreciaban interacciones impulsivas no planeadas.
La nueva sociedad aspira a obtener soluciones más rápidas frente a los problemas cotidianos y satisfacer necesidades e impulsos con premura, dejando como costumbre menos usada la paciencia y la obtención progresiva o pausada de logros intermedios; pareciera que en la lógica de expresar o buscar lo que se necesita, no estuviera la esfera del otro, que puede ser atropellado o vulnerado por un centramiento en un interés más particular e individualista.
Sin duda, la pandemia no ha ayudado para nada en este tema, y muy por el contrario, congeló las interacciones sociales provocando un paréntesis de individualismo e introversión, que ha impedido el sano ejercicio de la socialización infantil y adolescente, que se ejecuta en el acuerdo social que busca un objetivo colectivo, y que se entrena en la conversación cotidiana y permanente.
La pandemia nos trajo pantallas negras y desconexión, con bajos niveles de implicación y alta desidia, que no facilitan la comprensión empática de lo que ocurre con el otro y expresa libremente acciones no planeadas que podrían resultar impulsivas y con manifestaciones de violencia.
La responsabilidad es de todos y el desafío es cómo, a través de la interacción familiar, apoyamos la sana convivencia con otros, el respeto a pensar distinto, la resolución pacífica de conflictos y la disposición al diálogo, y que en el colegio trabajemos desde un paradigma de flexibilidad, acciones y actividades que faciliten el conocimiento de los otros, integrando acciones recreativas y de esparcimiento, bajando los altos niveles de presión que se han instalado en el retorno presencial y que agregan una variable que influye de forma gravitante en la reacción impulsiva que hemos apreciado durante el último tiempo.