Autor: ALEXIS IBARRA O.
El decano de Matemáticas que no pensaba estudiar en la universidad
Su horizonte era salir de la media y trabajar como electrónico, pero un profesor del liceo técnico donde estudiaba lo motivó. Fue Puntaje Nacional en Verbal y Matemática, estudió un doctorado en Francia y hoy ya va a concluir su segundo período al mando de la facultad de la Universidad Católica. “ace seisaños, Mario Ponce —en ese entonces de 36 años— se convirtió en uno de los decanos más jóvenes de la Facultad de Matemáticas dela U. Católica, que en 2022 cumple cuatro décadas. “Cuando asumí parecía toda una gracia, pero hoy tenemos un Presidente de 36", comenta risueño. Ponce es doctor en Matemáticas por la Universidad París-Sur, una de las instituciones más prestigiosas en su campo. Allí fue uno de los ocho alumnos de doctorado que ha tenido Jean-Christophe Yoccoz, Medalla Fields en 1994. También tiene un premio internacional por el mejor paper dado por la revista de divulgación más importante del en 2015. Pero detrás de esos logros hay una historia de esfuerzo, apoyo de personas clave y, según Ponce, “algo de suerte”. Barrio Franklin “Mi papá no conoció a sus padres. Tuvo una vida muy dura en Argentina, sin protección ni escolaridad. Cuando pequeño había aprendido a doblar fiey esa habilidad la usó, cuando vino a Chile, para crear una fábrica de hebillas de zapatos que después fue creciendo”, cuenta. Y agrega: “Nosoy el hijo del matrimomi papá. Mi mamá es madre solteray yo me criécomo hijo único, Mi papá tenía su familia y lo veía de vez en cuando.
Nunca conocí su casa hasta que murió, mis hermanos no sabían que yo existía, pero sospechaban, porque mi papá tenía recortes en el diario de un Mario Ponce bueno para las matemáticas”. Su niñez la pasó en el Barrio Franklin. “Fueunaniñez feliz. Deesos de entonces, pocos somos profesionales, algunos han muerto, otros están presos”. Su padre no era partidario de los estudios, poresosu horizonte eraser electrónico de unliceo industrial, “En esa época sonaba bastante razonable. Hasta hoy el 80% de los cabros de los dos primeros quintiles va a un colegio industrial. Diciéndolo de otra manera: la mayoría de los pobres va a un colegio industrial”. En el Liceo de la Gratitud Nacional lesrepetían queno iban aentrar ala uni versidad.
“No era maldad, era la reali dad: porque no ibas a tener plata para pagarla y teibair mal en la prueba, porque no te preparan para ello”. Todo comenzó a cambiar cuando un profesor, Jacinto Herrera, se dio cuenta de que su cabeza “funcionaba distinto”. Lo comenzó a invitar al Club de Mal mática del colegio particular vecino al suyo. “Con 14 añoscomencéa participar en las Olimpíadas de Matemáticas. Al principio no me iba bien, estaba entre los 100 mejores, pero para mí era genial. Ya en tercero medio estaba en la selección chilena y viajaba a otros países”, Ahí entendió que sí podía ir a la universidad. “En cuarto medio me enteré de que los 10 primeros ingresados a Ingeniería en la Chile tenían una beca, así que me preparé. Sabía que me iba ir bien en Matemática, pero en Verbal estaba sacando 300 puntos”. La vida lesonrió nuevamente cuando un amigo le consiguió una beca en un preuniversitario. “Faltaban 10 días y sacaba 600 puntos. No me iba a alcanzar. Me encerré una semana completa y el día antes de la prueba sacaba 700 y calculé que con eso me daba. Pude dormir tranquilo”. Desayuno con el Presidente Enenero, mientras estaba en la escuela de verano de la U. De Chile, comenzaron a llegar periodistas a preguntar por Mario Ponce. “Había sacado puntaje nacional en Verbal y Matemática. Era el primer puntaje nacional que venía de un liceo industrial. Me entrevistaron en la tele, en los diarios, la revista Vea me hizo un tremendo reportaje, tomé desayuno con el Presidente y fui hasta a “Al'morzando en el 13””, Estudió en la U. De Chile, pero no con la beca de esa casa de estudios, sino con la del Banco de Chile, que le cubrió toda la carrera y le daba plata para el bolsillo. “También me ayudaron en el Magíster enel IMPA de Brasil, el centro de matemáticas más importante del hemisferio sur, y el doctorado en Francia”, cuenta. Tías terminar el doctorado tuvo la oportunidad de quedarse en Europa. “Pero allífiba a ser uno más entre los 200 buenos matemáticos jóvenes que había. Decidí volver a Chile, ya que reconocí en míotras capacidades: como haber estudiado ingeniería, sabía de gestión y podía relacionarme bien con las persohas, cosa que no es tan habitual entre matemáticos.
Pensé: no me ganaré la Medalla Fields, pero si trabajo harto, en tres generaciones algún chileno puede que sí se la gane”. Dessu vivencia como estudiante de liceo industrial sacó varias enseñanzas que comenzó a implementar cuando arribó como posdoctorado a la Facultad de Matemática de la UC. Lo primero que hizo fue volver a hacerse cargo del entrenamiento de la Selección Nacional de Matemáticas. “Entre esos cabros estaba Aníbal Veloso, que venía de los maristas y era espectacular, como un Messi pensando. Hoy es profesor nuestro, estudió en Princeton con un postdoc en Yale”, dice. Tras ello nace uno de sus proyectos más queridos, el Taller de Razonamiento Matemático (TRM) que anualmente recibe a cerca de 700 alumnos de 350 colegios.
El TRM, cuenta sin eufemismos, “es para el ñoño que se emociona con las matemáticas y la geometría y le duele la guata de emoción cuando aprende algo”. Así, les daba cabida a los que como él tenían un talento. “Con ese programa nos hicimos cargo de los talentosos, pero un día me puse a pensar en el otro extremo: a los que les va mal”, dice. “Cerca de 80% de alumnos de carreras como Construcción Civil o Agronomía reprueban uno o dos cursos de matemática el primeraño. Todos lo sabían, pero nadie hacía nada. Mandé un correo, llamé a una asamblea y planteé el problema, El decano me llamó para saber lo que pretendía y le expliqué.
Me dijo “está bien, hazlo, pero te voy a dar un cargo, el de director de Gestión Docente”; y con ese cargo ya me involucré enla administración”. Así instauró el Programa de Inserción a la Matemática Universitaria (PIMU) enel que los alumnos de primer año que tienen Matemáticas dan una prueba de diagnóstico inicial y según su resultado se les hace un curso de nivelación que comienza en enero.
“Somos duros: si les va mal, les llega un correo diciendo: “Con el resultado de tu examen, tienes un 90% de probabilidad de reprobar Matemáticas”. En marzo se les hace otro test y si les va mal, nuevamente siguen en nivelación”. Su prestigio como matemático y estas dos iniciativas, piensa, lo llevaron a ser elegido como decano. Este es su segundo período y no quiereira la reelección.
“Me gusta ser decano, pero no se trata deeso, sino de que venga gente con ideas nuevas y nuevos liderazgos”. Ponce cree que la enseñanza técnica también es una vía para ingresar a la universidad. "No hay que verlo como caridad", dice, sino que la universidad se enriquece. 66 no me gusta que se use mi ejemplo para decir que, como yo lo hice, todos pueden hacerlo. Eso es falaz.
Yo veía a mis amigos que también se esforzaron y no están aquí”. Mario Ponce ha impulsado iniciativas para apoyar a jóvenes como él: Con el Presidente Frei y al lado de Marta Larraechea, cuando obtuvo puntaje nacional. “ace Mario Ponce —en ese entonces de 36 años— se convirtió en uno de los decanos más jóvenes de la Facultad de Matemáticas dela U. Católica, que en 2022 cumple cuatro décadas. “Cuando asumí parecía toda una gracia, pero hoy tenemos un Presidente de 36”, comenta risueño. Ponce es doctor en Matemáticas por la Universidad París-Sur, una de las instituciones más prestigiosas en su campo. Allí fue uno de los ocho alumnos de doctorado que ha tenido Jean-Christophe Yoccoz, Medalla Fields en 1994. También tiene un premio internacional por el mejor paper dado por la revista de divulgación más importante del mundo en 2015. Pero detrás de esos logros hay una historia de esfuerzo, apoyo de personas clave y, según Ponce, “algo de suerte”. Barrio Franklin “Mi papá no conoció a sus padres. Tuvo una vida muy dura en Argentina, sin protección ni escolaridad. Cuando pequeño había aprendido a doblar fietros y esa habilidad la usó, cuando vino a Chile, para crear una fábrica de hebillas de zapatos que después fue creciendo”, cuenta. Y agrega: “Nosoy el hijo del matrimonio de mi papá. Mi mamá es madresoltera y yo me criécomo hijo único, Mi papá tenía su familia y lo veía de vez en cuando.
Nunca conocí su casa hasta que murió, mis hermanos no sabían que yo existía, pero sospechaban, porque mi papá tenía recortes en el diario de un Mario Ponce bueno para las matemáticas”. Su niñez la pasó en el Barrio Franklin. “Fueunaniñez feliz. Deesos “pelusas' de entonces, pocos somos profesionales, algunos han muerto, otros están presos”. Su padre no era partidario de los estudios, poresosu horizonte eraser electrónico de unliceo industrial. “En esa época sonaba bastante razonable, Hasta hoy el 80% de los cabros de los dos primeros quintiles va a un colegio industrial. Diciéndolo de otra manera: la mayoría de los pobres va a un colegio industrial”, En el Liceo de la Gratitud Nacional lesrepetían que no iban aentrar ala universidad.
“No era maldad, era la real dad: porque no ibas a tener plata para pagarla y te ibair mal en la prueba, porque no te preparan para ello”. Todo comenzó a cambiar cuando un profesor, Jacinto Herrera, se dio cuenta de que su cabeza “funcionaba distinto”. Lo comenzó a invitar al Club de Matemática del colegio particular vecino al años comencé a participar Olimpíadas de Matemáticas. Al principio no me iba bien, estaba entre los100 mejores, pero para mí era genial. Ya en tercero medio estaba en la selección chilena y viajaba a otros países”, Ahí entendió que sí podía ir a la universidad. “En cuarto medio me enteré de que los 10 primeros ingresados a Ingeniería en la Chile tenían una beca, así que me preparé. Sabía que me iba ir bien en Matemática, pero en Verbal estaba sacando 300 puntos”. La vida lesonrió nuevamente cuando un amigo le consiguió una beca en un preuniversitario. “Faltaban 10 días y sacaba 600 puntos. No me iba a alcanzar. Me encerré una semana completa y el día antes de la prueba sacaba 700 y calculé que con eso me daba. Pude dor: tranquilo”. Desayuno con el Presidente Enenero, mientras estaba en la escuela de verano de la U. De Chile, comenzaron a llegar periodistas a preguntar por Mario Ponce. “Había sacado puntaje nacional en Verbal y Matemática. Era el primer puntaje nacional que venía de un liceo industrial. Me entrevistaron en la tele, en los diarios, la revista Vea me hizo un tremendo reportaje, tomé desayuno con el Presidente y fui hasta a “Al'morzando en el 13'”, Estudió en la U.
De Chile, pero no con la beca de esa casa de estudios, sino con la del Banco de Chile, que le cubrió toda y le daba plata para el bolsillo, “También me ayudaron en el Magíster enel IMPA de Brasil, el centro de matemáticas más importante del hemisferio sur, y el doctorado en Francia”, cuenta. Tras terminar el doctorado tuvo la oportunidad de quedarse en Europa. A ser uno más entre los 200 buenos matemáticos jóvenes que había. Decidí volver a Chile, ya que reconocí en míotras capacidades: como haber estudiado ingeniería, sabía de gestión y podía relacionarme bien con las persohas, cosa que no es tan habitual entre matemáticos.
Pensé: no me ganaré la Medalla Fields, pero si trabajo harto, en tres generaciones algún chileno puede que sí se la gane”. De:su vivencia como estudiante de liceo industrial sacó varias enseñanzas que comenzó a implementar cuando arribó como posdoctorado a la Facultad de Matemática de la UC. Lo primero que hizo fue volver a hacerse cargo del entrenamiento de la Selección Nacional de Matemáticas. “Entre esos cabros estaba Aníbal Veloso, que venía de los maristas y era espectacular, como un Messi pensando. Hoy es profesor nuestro, estudió en Princeton con un postdoc en Yale”, dice. Tras ello nace uno de sus proyectos más queridos, el Taller de Razonamiento Matemático (TRM) que anualmente recibe a cerca de 700 alumnos de 350 colegios.
El TRM, cuenta sin eufemis'mos, “es para el ñoño que se emociona con las matemáticas y la geometría y le duele la guata de emoción cuando aprende algo”. Así, les daba cabida a los que como él tenían un talento. “Con ese programa nos hicimos cargo de los talentosos, pero un día me puse a pensar en el otro extremo: a los que les va mal”, dice. “Cerca de 80% de alumnos de carreras como Construcción Civil o Agronomía reprueban uno o dos cursos de matemática el primer año. Todos lo sabían, pero nadie hacía nada. Mandé un correo, llamé a una asamblea y planteé el problema, El decano me llamó para saber lo que pretendía y le expliqué.
Me dijo “está bien, hazlo, pero te voy a dar un cargo, el de director de Gestión Docente”; y con ese cargo ya me involucré enla administración”, el Programa de Inserción a la Matemática Universitaria (PIMU) enel que los alumnos de primer año que tienen Matemáticas dan una prueba de diagnóstico inicial y según su resultado se les hace un curso de nivelación que comienza en enero.
“Somos duros: si les va mal, les llega un correo diciendo: “Con el resultado de tu examen, tienes un 90% de probabilidad de reprobar Matemáticas”. En marzo se les hace otro test y si les va mal, nuevamente siguen en nivelación”. Su prestigio como matemático y estas dos iniciativas, piensa, lo llevaron a ser elegido como decano. Este es su segundo período y no quiereira la reelección. “Me gusta ser decano, pero no se trata deeso, sino de que venga gente con idenuevas y nuevos liderazgos”. En1999 apareció en un reportaje sobre los mejores puntajes de los últimos años. En 2018, cuando fue entrenador de la selección chilena para ir al Mundial de Matemáticas.