Autor: Bettina Horst
Columnas de Opinión: Nueva medición de la pobreza: urge repensar la política social
Columnas de Opinión: Nueva medición de la pobreza: urge repensar la política social ANÁLISIS EN CHILE, LA POBREZA PODRÍA SER TRES VECES MAYOR DE LO QUE CREÍAMOS.
De acuerdo con las recomendaciones de la Comisión Asesora Presidencial para actualizar la medición de la pobreza, el 22,3% de la población vivía en situación de pobreza en 2022, y no el 6,5% reportado inicialmente. ¿La razón? Una revisión de los criterios que elevan el umbral de lo que entendemos por vivir en condiciones de pobreza.
Este salto en las cifras recuerda lo ocurrido hace una década, cuando el cambio metodológico aplicado en 2013 duplicó la tasa oficial de pobreza de ese entonces, llevándola de un 7,8% a un 14,4% de los hogares. Más allá del número, este cambio nos interpela a revisar con urgencia las prioridades y el diseño de nuestras políticas públicas. Contar con una medición más precisa y exigente de la pobreza es una buena noticia. Pero si ello no se traduce en ajustes concretos en la política pública, corremos el riesgo de quedarnos con diagnósticos cada vez más sofisticados pero con resultados igualmente deficientes. Para que esta nueva metodología tenga un impacto real, al menos cuatro aspectos clave deben ser replanteados: 1) Poner en el centro de la política social el crecimiento económico y el empleo. El crecimiento económico es, históricamente, la principal vía de salida de la pobreza.
Según estudios tanto del Ministerio de Desarrollo Social como de Libertad y Desarrollo, más del 90% de los hogares que dejan atrás la pobreza lo hacen gracias al aumento de sus ingresos laborales, no por transferencias del Estado. Sin embargo, este principio ha sido ignorado durante la última década de estancamiento económico. Hoy, ese consenso comienza a reconstruirse, pero no basta con ello: el crecimiento debe traducirse en más y mejores empleos. Las altas tasas de desempleo general, casi del 9%, y juvenil (más del doble que la general) reflejan una realidad preocupante.
Y si seguimos encareciendo la contratación de mano de obra menos calificada con aumentos sucesivos del salario mínimo, reducción de jornada y una pesada carga previsional, se vuelve cada vez más difícil crear empleos para quienes están iniciando su etapa laboral, debilitando su futuro desarrollo. 2) Reevaluar el impacto del gasto social. En los últimos 15 años, el gasto social en Chile ha crecido un 87% en términos reales. Sin embargo, solo el 15% de los programas clasificados como sociales están enfocados en terminar con la pobreza. Además, estos programas están dispersos entre numerosos ministerios y servicios, dificultando cualquier evaluación integral de su impacto. Si no se orienta de forma más estratégica, el aumento del gasto no se traducirá en mejoras reales para las personas más vulnerables. 3) Mejorar la focalización del gasto. Una tendencia creciente hacia la universalización de beneficios ha debilitado la capacidad del Estado para concentrar recursos en quienes más lo necesitan. Entre 2006 y 2022, los subsidios monetarios destinados al 10% más pobre crecieron casi 4 veces; en cambio, para los sectores de mayores ingresos, estos aumentaron más de 10 veces.
Los recursos públicos siempre escasos se focalizan cada vez menos en los sectores con mayores carencias, lo que limita su efectividad en la reducción de la pobreza. 4) Reformar el Registro Social de Hogares (RSH). La correcta focalización también depende de tener buenos instrumentos para ello. El RSH presenta importantes distorsiones: al primer trimestre de este año, el 93% de la población estaba inscrita, y el 52% del total de la población figura como parte del 40% más pobre. Las cifras no cuadran. Además, el tamaño promedio de los hogares que reporta el RSH (1,9 personas) no coincide con datos oficiales como el Censo o la Encuesta Casen, que señalan un promedio de 2,8 integrantes. Esta desconexión debilita su utilidad como herramienta para orientar los programas sociales y la asignación de sus beneficios. Actualizar la medición de la pobreza es un avance técnico necesario. Pero lo urgente ahora es que esta nueva fotografía nos obligue a corregir el rumbo. Si queremos políticas sociales efectivas, necesitamos menos inercia y más foco: en el crecimiento, en el empleo, en la focalización y en la gestión inteligente del gasto. Porque medir mejor es solo el primer paso, lo que importa es lograr mejores resultados para quienes más lo necesitan. Lo urgente ahora es que esta nueva fotografía nos obligue a corregir el rumbo. Si queremos políticas sociales efectivas, necesitamos menos inercia y más foco”.. Lo urgente ahora es que esta nueva fotografía nos obligue a corregir el rumbo. Si queremos políticas sociales efectivas, necesitamos menos inercia y más foco”.