Autor: MARGHERITA CORDANO
El plebiscito puede ser una oportunidad para aprender sobre convivencia, respeto y ciudadanía
Desde la sala de clases: Esta semana, previo a la exposición que harán a fin de mes sobre conceptos clave del 4 de septiembre, y como parte de su aprendizaje en formación cívica, los alumnos del Liceo Bicentenario de Los Vilos hicieron trabajos con foco en el desarrollo comunal.
Urante las últimas semanas, len clases de Filosofía Política y Formación Ciudadana, los estudiantes de 4? medio del Liceo Bicentenario de Excelencia San Francisco Javier de Los Vilos han debatido en torno a lo que supone un proceso democrático o lo que significa una asamblea constituyente. La tarea se la toman en serio: a nes de mes, serán los encargados de exponer lo que aprendieron frente a otros compañeros de colegio. “Se han preparado y van a ira tros cursos, como 7? y 8” básico, a conversar sobre el plebiscito de salida y lo que va a ocurrir el 4 de septiembre. Es una especie de mentoría donde los chicos van y exponen las diferentes posturas. No se habla de lo bueno y lo malo, sino que se presenta una panorámica. El foco es la formación ciudadana”, comenta sobre esta actividad el director del establecimiento, Sebastián Díaz. En los establecimientos educativos alrededor del país, el plebiscito constitucional de salida “es un tema que está presente, principalmente en los cursos de enseñanza media. Ellos preguntan”, dice Marcos Barros, director educacional de la red de colegios Cognita en Chile.
Dentro de esta organización, la postura ha sido aprovechar estasinquietudes para potenciar la capacidad de diálogo y escucha de los estudiantes, poniendo énfasis en la tolerancia y el respeto, dos valores que consideran claves en su formación. Elobjetivo es “poder argumentar, teniendo una contraparte que respeta su opinión”, indica Barros.
Y es que el plebiscito constitucional, “desde una perspectiva pedagógica, es una muy buena oportunidad para instalar la idea de las opiniones fundamentadas”, plantea Ruth Arce, profesora de Historia y directora de Pedagogía en Educación Media de la U Diego Portales.
En el currículum Para la académica, una buenaidea es que el profesor abra con una pregunta “respecto del contexto y lo que está sucediendo” —qué piensansobre la salud anivel país, o cuáles son los principales desafíos relacionados con la educación, por ejemplo—, para luego “conversar, decir lo que pensamos y lo que heLos especialistas advierten que no se trata de caer en partidismos, sino de aprovechar un contexto político histórico para fomentar la capacidad de escucha y diálogo. mos escuchado en nuestro entorno. Aloíra sus compañeros o compañeras hablar sobre sus opiniones, se va en cierta forma jugando al ejercicio democrático, algo que despuésse va a tener que realizar en la vida más adulta.
Esto permite, sobre todo, comprender las ideas de otras personas y no quedarse con una única”: Bajo estos ejercicios, se debe “poder hacer la comprensión de que lo político no necesariamente es partidista: todos somos seres políticos, porque habitamos un lugar donde hay distintas opiniones y puntos de vista. Se puede opinar desde distintas miradas, y la sala de clases es un buen espacio para eso”, dice. “A los niños no se les influye. A los niños se les da alternativas para formarse”, señala Marcos Barros. “No entramos a decirles “por este lado tenemos que irnos”. Otra ventaja importante de generar estos espacios de conversación enel aula es que “esto es algo que el currículum nacional plantea. En distintas partes, no solo Historia o formación Ciudadana, el currículum habla de aprender a opinar como un objetivo de aprendizaje”, indica la especialista de la UDP.
Esto “entrega la oportunidad de ir generandoen los estudiantes una escucha respetuosa, una apertura a las ideas de los otros, de ir ampliando un equilibrio entre lo que yo pienso y lo que piensan los demás, Esir bu: cando otros puntos de vista que aunque no sean los míos, también son válidos. Y es evitar aquello que durante mucho tiempo se instaló: la idea de que tenemos que estar todos de acuerdo, Podemos no estar de acuerdo y tener una buena relación, porque hay respeto”, explica Arce. Cultura de conversación Una ¡ dea similar es la que plantean los Laboratorios de Escucha, una propuesta que en Chile está desarrollando Impulso Docente. “Es una estrategia de aprendizaje socioemocional orientada a desarrollar la conciencia del otro.
Es un es pacio estructurado y con una metodología definida, lo que permite geúnerar un espacio seguro, de escucha activa y fomentar una cultura de conversación y tolerancia”, explica la directora ejecutiva de esta fundación, Bernardita Yuraszeck.
Los laboratorios se pueden implementar en parejas o grupos, en todos los niveles (se va adaptando su complejidad) y para Yuraszeck “el contexto político y social puede ser una oportunidad para que tanto estudiantes como docentes pongan en práctica estas habilidades, las cuales se relacionan con mayores niveles de empatía, disminución de conductas agresivas y mejores relaciones interpersonales”. Matías Nieto, director ejecutivo de Fundación Semilla y miembro del Consejo Asesor para la Convivencia Escolar del Ministerio de Educación, cree que “muchos elementos que generan conflicto en las escuelas —como las injusticias o la violencia— están presentes en la discusión por la nueva Constitución”, y recuerda que para abordar: los se necesita ir más allá de una úni caclase. Por ejemplo, además de hablarlos en Educación Cívica, el especialista cree importante “abrir espacios de participación, democracia y ciudadanía, e incorporar espacios de toma de decisión para las y los estudiantes”, según indica. Estos espacios de participación no siempre suponen dejarse llevar por el formato de sentar a los alumnos en círculos o uno frente al otro. “Algo que funciona muy bien son las ligas de “batallas de gallos”, que es una suerte de torneo de debate, pero a través del hip-hop, con temáticas específicas”, ejemplifica. Desarrollar la conciencia del otro a través de estrategias concretas “es fundamental, porque es una habilidad socioemocional que involucra las distintas relaciones que establecemos, incluidas aquellas que nos permiten interactuar como socie dad. Por lo tanto, también incide en nuestra formación ciudadana”, concluye Yuraszeck.