Autor: HUGO LAVADOS M. Rector U. San Sebastián
Las cuentas no son claras
Señor Director: En relación con financiamiento de la educación superior en la Cuenta Pública, se repitió lo conocido: "requiere modificaciones urgentes para resolver la problemática de sostenibilidad fiscal, morosidad e ineficiencia extendida desde su implementación, y que de perpetuarse ponen en riesgo el funcionamiento completo del sistema de educación superior”. En verdad, son otros factores los que están generando riesgos: la gratuidad que sigue su camino, con fijación de aranceles completamente irreales, y fuera de las consideraciones de calidad que supone nuestro sistema de acreditación. Como sabíamos, en septiembre se ingresará al Congreso el proyecto que reemplazará al CAE y al Fondo Solidario. El Presidente enfatizó que quienes no han cumplido con los pagos del CAE es por no tener ingresos, y que son la gran mayoría de los actuales deudores.
También oímos —lo que sería un logro extraordinario— que "este proyecto será gradual, progresivo y autocontenido, no requiriendo recursos del Pacto Fiscal”. Sin embargo, sabemos que las disposiciones normativas sobre los morosos hacen muy difícil ponerse al día, por lo que es necesario recalcular la deuda, no condonarla. No podemos estar de acuerdo con que la gran mayoría está morosa por no haber podido pagar, cuando la gran mayoría tiene cuotas que no superan el 10% de su ingreso. Hoy el 48,5 % de los egresados paga cuotas mensuales menores a 1 UF, y el 90%, menores a 3 UF. El problema real está en los desertores y en los anuncios de condonación, no en el esquema de créditos. El gran riesgo para que la educación superior continúe mejorando, para que se conecte mejor con el desarrollo del país, son los intentos de cambios refundacionales en breve tiempo. Unidos a creencias no demostradas en la planificación de recursos humanos, en un contexto de incertidumbre financiera y aceleración de nuevos conocimientos.