Educar en artes liberales ayuda a promover el diálogo democrático
UAI n Estudiar y discutir en torno a clásicos de la filosofía política es especialmente relevante en un mundo de múltiples retos, que no pueden tener respuesta desde una sola visión o disciplina.
En medio de un Chile que pasa por reformas importantes, con consultas ciudadanas y un proceso que apunta a la redacción de una nueva propuesta de Constitución Política, representantes de las universidades de los Andes en Colombia, San Francisco de Quito en Ecuador y Tecnológico de Monterrey en México, se reunieron a los pies de la cordillera de los Andes, en el campus Peñalolén de la U. Adolfo Ibáñez en Santiago, a discutir con sus pares chilenos sobre por qué las artes liberales pueden ser un aporte dentro de este escenario. "Estamos viviendo un proceso bastante convulso, de posiciones muchas veces viscerales.
Y esa emocionalidad que a veces se apodera de los puntos de vista puede dañar la democracia, dañar el diálogo, porque la persona se termina cerrando en una determinada postura, cargada de emoción o sentimientos que a veces pueden ser de ira o rencor, todo lo cual obviamente no contribuye.
En ese sentido, un elemento central de las artes liberales es que promueven la resolución de las diferencias mediante el diálogo y la confrontación racional de posiciones en juego", indica Niels Rivas, director de la Facultad de Artes Liberales de la UAI, universidad que promueve que todos sus alumnos, sin importar la carrera, participen en cursos en los que se les pide leer clásicos sobre filosofía política. Estos después se discuten en clases.
La UAI también es parte del Consorcio Latinoamericano de Artes Liberales, una alianza que involucra a todas las casas de estudio previamente nombradas y que tiene como propósito promover la formación en torno a esta disciplina a nivel de la región, donde suele ser menos conocida en comparación con Estados Unidos o Europa.
Su objetivo es "intercambiar experiencias" y "sumar fuerzas". "Las artes liberales además promueven una concepción del conocimiento en la que la persona va tomando cada vez más conciencia del carácter dinámico de este; va desarrollando una conciencia de que las respuestas tienen un carácter provisorio, abierto y que están siempre abiertas a ser confrontadas y modificarse si es que aparece un mejor argumento o evidencia más sólida. Las artes liberales dan una apertura y flexibilidad intelectual que es necesaria dentro del diálogo democrático", dice Rivas.
Para Francisco Covarrubias, decano de la misma facultad, uno de los errores que suele cometer la formación universitaria "es no darse cuenta de la relevancia que tienen las personas; y ese es el punto central de las artes liberales". Sin importar la profesión, ya sea ingeniería, derecho, psicología o economía, ejemplifica, en todas siempre es necesario trabajar con personas. "Y las personas son complejas, llenas de contradicciones. Esa es la razón por la que tenemos que recorrer a la literatura y filosofía", señala el académico.
Para dar a entender su punto, Covarrubias vuelve a un ejemplo ligado a la contingencia nacional. "Un economista que no tiene una formación en artes liberales y revisa los indicadores del año 90 en todos los ámbitos --alfabetización, esperanza de vida o pobreza-va a decir que 30 años después todo está perfecto, que se ha hecho todo bien", indica. "Sin embargo, la sociedad en un momento se puede sentir enferma, pese a que todos sus exámenes salen bien.
Entonces, no darse cuenta de esta dimensión compleja del ser humano hace que tengamos no solo peores ciudadanos, sino que peores profesionales". "Laboratorios" "Cuando se piensa en artes liberales se piensa más bien que no solo estás formando técnicos o profesionales, sino formando personas. Estás formando a un ser humano que pueda ser crítico y sobre todo, a alguien que pueda seguir aprendiendo aún después de graduarse", señala Carmen Fernández, académica de la U.
San Francisco de Quito y una de las especialistas extranjeras que llegaron a Santiago para el lanzamiento oficial del Consorcio Latinoamericano de Artes Liberales, que se desarrolló la semana pasada. "Vivimos en un mundo complejo, en un mundo de muchos retos que no pueden ser respondidos desde una sola visión o disciplina, sino que debemos formar personas que tomen en cuenta las diferentes formas de leer el mundo", destaca Ana Lucía Macías, del Tecnológico de Monterrey.
En ese sentido, un aula en donde se leen clásicos de filosofía política para entender más sobre temas de carácter ético, político y hasta religioso, pasa a ser "un laboratorio", dice Jorge García, también de la U. San Francisco de Quito.
Esto porque a diferencia de una clase que se podría considerar "tradicional", aquí suelen primar las mesas redondas y discusiones en grupo. "Se invita a aprender a comunicarse de manera efectiva y coherente, a argumentar", comenta. El profesor, entonces, pasa a ser un facilitador, dice Fernández. Lo que se busca es "tener más perspectivas a disposición y así no considerarse el último dueño de la verdad. Es importante pensar que las artes liberales van siempre contra el fanatismo", concluye Andrea Lozano, decana de la Facultad de Artes y Humanidades de la U. de los Andes de Colombia. Reunión del Consorcio Latinoamericano de Artes Liberales en Santiago: Educar en artes liberales ayuda a promover el diálogo democrático M. CORDANO En la foto, representantes del Consorcio Latinoamericano de Artes Liberales durante su visita a la U. Adolfo Ibáñez en Santiago. Un aula donde se estudia sobre artes liberales suele dejar de lado el concepto de un profesor únicamente traspasando materia a alumnos que toman nota, sino que promueve el diálogo y la discusión en conjunto. MACARENA PÉREZ Educar en artes liberales ayuda a promover el diálogo democrático.