Velorios de angelito: una tradición popular frente al dolor de la muerte
Velorios de angelito: una tradición popular frente al dolor de la muerte C uando la mortalidad infantil en Chile llegaba al 40%, y hasta el 70% en algunas circunstancias, enfrentar la pérdida de un niño recién nacido o de hasta 7 años era una experiencia muy cercana. De ahí la extensión de la práctica de los llamados velorios de angelitos, una ceremonia fúnebre especial para esa guagua o niño, que buscaba darle un sentido a la muerte. Llegada desde España con los conquistadores, se extendió desde México hasta el Cono Sur y fue transformándose según características geográficas y culturales, creando una práctica mestiza.
En Chile se empezaron a documentar a inicios del siglo XIX y aún se realizaban hasta la década del 70, aunque no desapareció del todo hasta los años 80, como atestiguan algunas fuentes, o quizás hasta hoy, en algún remoto lugar del país. En estos velorios, el niño muerto estaba al centro de la ceremonia, sobre una silla o cama, amortajado en una sábana blanca, con unas alas que lo asimilaban a un ángel. Había rezos y canto a lo divino; una mesa con comida y bebida recibía a las visitas, pero nadie lloraba. Era una ceremonia que mantenía un grado de solemnidad, pero dentro de un tono festivo. "Es una manera diferente de resignificar la muerte y el dolor de esta.
Nos vino a visitar un angelito que viene por un período muy corto y nos trae un grado de felicidad, porque es un ser libre de pecado, limpio, que va pronto a encontrarse con el padre", señala Carolina Vergara, directora del Museo San Francisco, a raíz de la muestra que acaban de abrir y que presenta dos objetos excepcionales de su inventario textil.
Se trata de dos vestidos profusamente decorados, con pasamanerías, bordados, perlas y lentejuelas que habrían sido prestados para velorios de angelitos, acompañados de dos pares de alas, igualmente adornadas. " U n ú l t i m o arrullo", ubicada en la pequeña sala Guardianía del museo, estará abierta hasta el 16 de enero (info en Museosanfrancisco. com y en la cuenta de Instagram). Estas cuatro piezas están en la vitrina central, pero se acompañan de objetos que recuerdan el escenario en que se realizaba esta ceremonia, como sillas y mesas de antigua data; fotografías de velorios de niños; vitrinas con detentes, escapularios, rosarios, palmatorias, todo aquello que rodeaba el momento.
Se encuentra también una imagen del famoso cuadro de Arturo Gordon "El velorio del angelito" y en otra muralla, una pantalla muestra un video con entrevistas testimoniales de asistentes a velorios y secciones de la película "Largo viaje", de 1967, de Patricio Kaulen, sobre esta misma temática. Esta muestra contó con el apoyo de la U. Finis Terrae. Uno de sus aportes fue la publicación de un catálogo de la exposición, que se vende a $16.000.
En 95 páginas, incluye una investigación sobre la historia de esta práctica; un ensayo sobre la representación pictórica de los velorios de angelitos; el estudio en detalle de los cuatro objetos textiles, y el catálogo fotográfico. "Esto es una joya, un tesoro, que evidentemente va a aportar a la experiencia de los estudiantes y de la universidad en el rescate de unas piezas patrimoniales que son muy únicas", señala Raimundo Meneghello, director de la Escuela de Historia de la Universidad Finis Terrae. Manuel Concha, conservador y curador del museo, explica que durante la investigación descubrieron "que había una costumbre en donde algunos templos tenían un traje de angelito que era prestado para las fiestas.
Eso explica para nosotros por qué en la cajonería de la sacristía se conservaban estos trajes". Familias muy pobres podían pedir prestados estos trajes, lo que explicaría el que se hayan conservado --los niños solían ser enterrados con su mortaja--, y lo adornos estaban con costuras y decoraciones de diferentes épocas.
Sobre la desaparición de esta costumbre, Meneghello señala que la baja en la mortalidad infantil y la urbanización de la población ayudó, pero aún quedan algunos vestigios: "La costumbre de enterrar a los niños en cajones blancos; los globos blancos y azules, y las cintas de colores.
De alguna manera, aunque sea una tragedia, en el funeral de un niño está la idea de la pureza". Velorios de angelito: una tradición popular frente al dolor de la muerte Una exposición en el Museo San Francisco con dos excepcionales trajes usados en esta ceremonia dan cuenta de una práctica ya desaparecida. Escapulario del siglo XIX. MARÍA SOLEDAD RAMÍREZ R. Uno de los dos vestidos que conserva el Museo San Francisco. Está confeccionado en seda satén, con mangas pétalo de tafetán. Tiene adornos de bisutería y bordados d e l e n t e juelas met á l i c a s, e n t r e o t r a s aplicaciones. MUSEO SAN FRANCISCO MUSEO SAN FRANCISCO Estas alitas están hechas de cartón piedra, alambre, forradas con lino y cubiertas con papel esmalte plateado. MUSEO SAN FRANCISCO El martes 23 de septiembre se realizará la charla "Dos angelitos en San Francisco", con el curador Manuel Concha.
El 7 de octubre, Paula Caffarena, académica de la Escuela de Historia Finis Terrae, hablará sobre "El combate contra la mortalidad infantil en Chile". De la misma unidad académica, el historiador Luis Thielemann se presentará el 21 de octubre con la "Migración campesina y asentamientos urbanos". Finalmente, para explicar "Los ritos campesinos en las ciudades", el académico Ítalo Fuentes cerrará este ciclo el 4 de noviembre. Todas las charlas son a las 16:00 horas, en el Museo San Francisco CICLO.