Autor: Por Nicolle Peña, Mario Contreras y Alex von Vaer
Las presiones cruzadas que atraviesan el acuerdo
Cómo impacta en Macaya la postura de Kast, de no querer nueva Constitución Que José Antonio Kast haya dicho el fin de semana en La Tercera que “Chile no necesita una nueva Constitución”, y que “si quieren hacer modificaciones al texto constitucional, hay que hacerlas por la vía constitucional”, pegó fuerte en Chile Vamos. Después de todo fue su candidato presidencial y sacó una votación importante cuando enfrentó a Gabriel Boric. Pero donde más afectó fue en la UDI, partido del que proviene el actual líder del Partido Republicano, y donde algunos han cuestionado al presidente, Javier Macaya, en el tema constitucional. El académico de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, opina que Kast apareció “en el momento de más debilidad del proceso constitucional ante la opinión pública.
Eso es una presión adicional a los partidos de centroderecha”. A su juicio, el planteamiento del exabanderado “complica a Javier Macaya porque Kast ha tenido una constante en fijar posiciones políticas que se desmarcan de lo que plantea el presidente de la UDI, y como tienen el mismo publico objetivo eso pesa.
A Macaya, que tenido una línea en el tema constitucional, se le complejiza el panorama de cara al proceso eleccionario interno, porque sus bases son más duras que sus dirigentes”. Duval cree que como el líder UDI no puede cambiar su posición, “eso le va a traer costos personales y políticos”. Diferente visión tiene el analista Kenneth Bunker, quien señala que Macaya lo que está haciendo es “respetar la palabra empeñada” en el plebiscito de salida, y también la voluntad popular del de entrada.
Si bien coincide en que “obviamente tiene un costo interno para él esa postura, tampoco se sabe a ciencia cierta si esto es por diseño o por defecto... en el sentido de que puede convenirle también a la UDI tener distintas posiciones”. Bunker estima que “lo que están buscando ellos (la UDI) es levantar las barreras de entrada y tener una posición más predominante cuando se escriba la nueva Constitución”. Al cierre de esta edición negociadores estaban más optimistas Partidos apuran diálogo, cuando la Cadem mostró hoy que un 59% prefiere mezcla de integrantes electos y expertos para escribir la nueva Constitución. Tres meses de iniciadas las negociaciones, esta mañana oposición y oficialismo se reunieron una vez más para intentar alcanzar un acuerdo constituyente. Entre los líderes políticos que arribaron al excongreso primaba un espíritu optimista, tanto así que al cierre de esta edición se comentaba en los pasillos que podría haber humo blanco durante la jornada.
Ese con el que tanto se especuló la semana pasada, cuando el Presidente Gabriel Boric llamó a no dilatar más el proceso y recalcó que “es preferible un acuerdo imperfecto que no tener acuerdo”. Ello, porque además el tema constituyente sigue formando parte de las inquietudes ciudadanas. De acuerdo a la Cadem publicada ayer, 67% de los encuestados creen que Chile necesita una nueva constitución y 59% considera que el órgano que la redacte debe estar compuesto por integrantes electos y expertos. La mayoría (53%) también piensa que no debe superar los 50 constituyentes.
Y al parecer, el gobierno de Boric seguirá cruzado por el proceso constituyente: 33% estima que una nueva convención debería tomar entre tres y seis meses; y un 29% más de 12 meses o “lo que sea necesario”. Esta última alternativa implicaría que, si se hacen elecciones entre marzo y abril como prevén los partidos, podría haber un plebiscito de salida recién en 2024, año de elecciones municipales, cosa que los alcaldes buscan evitar. Mala imagen Roberto Izikson, socio y gerente de Asuntos Públicos de Cadem, acota que no ve un vínculo entre la evaluación de personajes que reporta la encuesta y la negociación.
Sin embargo, dado que el trabajo de campo se realizó entre el miércoles 7 de diciembre y el viernes 9 de este mismo mes, los avances, retrocesos y demoras de la negociación constitucional forman parte del contexto.
En ese escenario y en cuanto a evaluación positiva, los protagonistas del acuerdo aparecen por debajo de figuras como los alcaldes Evelyn Matthei (70%), Rodolfo Carter (62%) y el gobernador Claudio Orrego (59%). Del grupo que trabaja en un acuerdo constituyente (ver gráfico), el presidente del Senado Álvaro Elizalde es quien provoca mayor valoración positiva en la ciudadanía (41%), seguido por la senadora Ximena Rincón (39%) y el presidente de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic (38%). De cualquier manera, en relación a todos prima una opinión negativa. “Los negociadores son percibidos como macucos que buscan su propio interés, y que en lugar de proponer soluciones están más preocupados de sus respectivos ranchos electorales”, opina Mauricio Morales, académico de la U. De Talca.
Y agrega que “dado el proceso de fatiga constitucional y7 electoral, la ciudadanía percibe que los líderes locales son los únicos que realmente están haciendo algo frente a los problemas más importantes del país”. Las opciones Al cierre de esta edición los partidos seguían negociando.
El viernes, fueron RN y Amarillos los que se opusieron a la última oferta oficialista que la UDI aceptaba: que hubiese 70 electos y 30 expertos designados por el Congreso, pero que los expertos solo tuviesen derecho a voto en la fase de armonización del texto y de normas transitorias, además de previo a la Convención redactar un anteproyecto.
En ese contexto las alternativas se irían agotando a 2, afirman fuentes de la negociación: que el oficialismo acceda a que los expertos tengan derecho a voto en todo el proceso, o bien que Chile Vamos acceda para ello a que sean electos en listas nacionales cerradas aparte de las listas de convencionales electos, en las que los partidos los puedan ubicar en primer orden de prioridad.
AIN Cuando al acuerdo no se llegó el viernes en la noche producto del rechazo de RN y Amarillos a la última propuesta oficialista (que los expertos designados puedan votar solo en las etapas de armonización y normas transitorias), dirigentes oficialistas arremetieron contra el partido en formación, liderado por Cristián Warnken. “Hoy no tenemos acuerdo por la presión de Amarillo.
Me voy decepcionada de su rol”, aseguró la presidenta del PPD, Natalia Piergentili. ¿Pero cómo es que un partido con 1 solo diputado (Andrés Jouannet) podría ser incidente en la negociación, en la que han participado el mismo Jouannet, el constitucionalista Zarko Luksic, y ahora Warnken? Las explicaciones que surgen desde la negociación son varias, probablemente complementarias.
La primera es que han operado como punta de lanza de “posiciones más duras” de la derecha, aprovechando la “legitimidad” que les entregaría el haber sido la marca que “blanqueó” al Rechazo como una opción que llegaba hasta la centroizquierda, afirman varias fuentes de ese sector.
Ya sucedió cuando salieron a golpear la mesa proponiendo 50 expertos designados —era inviable, pero ayudó a que las conversaciones viraran a una opción mixta—, y luego el miércoles, cuando fueron los primeros en oponerse a la fórmula 100% electa de Ximena Rincón (DC), pese a ser solo 50 escaños. Incluso dirigentes de Amarillos lamentaban que muchas veces la derecha esperaba, en una posición que califican de cómoda, que ellos asumieron los costos de posturas más duras. “Amarillos ha sido un escudo de la derecha”, dijo la ministra del Interior, Carolina Tohá, en TO.
Mientras, el jefe de bancada DC Eric Aedo, añade: “El rol de Amarillos ha sido jugar muy de la mano con RN, porque es difícil que un partido de 1 solo diputado adquiera la preponderancia que ha adquirido”. El otro factor que les asigna relevancia es el temor a que se salgan de la mesa y no respalden y critiquen un acuerdo constitucional. “Más que un veto, es la amenaza de que ellos se puedan bajar de una Convención mal diseñada. Y la amenaza es más potente que la ejecución”, explica el cientista político y director de Tres Quintos, Kenneth Bunker. Ahora, que ello suceda con un partido con 1 diputado da cuenta del estado frágil de la negociación. “El problema es cómo los partidos del oficialismo tienen una explicación para salir del enjambre. Ahí, les conviene apuntar a Amarillos”, dice Bunker.
Miradas se dirigen a una nueva señal Antes de que RN y Amarillos dijeran que no a la última propuesta oficialista el viernes en la noche (acceder a incluir a los expertos designados por el Congreso pero solo con derecho a voto en la fase de armonización y normas transitorias, lo que se bautizó como órgano mixto atenuado), en las negociaciones se ha había vuelto a poner sobre la mesa una fórmula íntegramente mixta, en una proporción de 70% electos y 30% de expertos nombrados por el Parlamento.
La derecha la estaba aceptando, e incluso el secretario general PC Lautaro Carmona accedía si es que había un mínimo de 70 electos —afirman fuentes presentes en las negociaciones—, pero entonces el presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez, introdujo un matiz. “No podemos entregar todo”, decía en pasillos el líder del partido del Presidente Boric, defendiendo que los expertos solo tuvieran voto en la armonización, transitorias, además de redactar las bases de la nueva Constitución. Como el resto del oficialismo consideró razonable su idea, intentaron convencer de ella al líder RN Francisco Chahuán, haciéndole ver que al intervenir en las bases, habría bordes claros.
Pero Chahuán no dio su brazo a torcer ante la presión de sus parlamentarios, por lo que negociadores del Socialismo Democrático (PS-PPD) afirman que la única salida, si La Moneda quiere un acuerdo rápido, es que el Presidente Boric dé una nueva señal para ablandar las posturas de su coalición Apruebo Dignidad (FA-PC), en línea con su apertura a un órgano mixto manifestada el miércoles pasado, cuando indicó que prefería un “acuerdo imperfecto a no tener acuerdo”. O al menos —añaden las mismas fuentes en reserva—, que en forma privada les pida un gesto. En la misma línea, desde la DC, el jefe bancada Eric Aedo afirmó: “El acuerdo imperfecto es una fórmula mixta, y la reiteración de ella por el Presidente ayudaría mucho.
La solución está sobre la mesa: o esto es mixto o incorporando expertos, o no va a haber acuerdo”, en línea con lo que ya había manifestado hace 2 semanas el expresidentes de la Cámara, Raúl Soto (PPD). Y sin entrar al detalle, también envió señales hoy la expresidenta Michelle Bachelet, al asistir a La Moneda a un acto por el Día Internacional de DD.HH. “Vivimos una preocupante fragmentación. Los acuerdos básicos son su mejor antídoto (... ) Dejemos las discusiones estériles y la estridencia en su lugar: la irrelevancia de las luchas de egos”, dijo. Senadores RN: “No aflojaremos” en órgano mixto No gustó para nada entre los parlamentarios de RN el giro que estuvo dando la negociación constitucional a mediados de la semana pasada a un órgano 100% electo. Los senadores se reunieron entre ellos y, posteriormente por zoom con los negociadores (Chahuán y Schalper). Ahí plantearon su inquietud. También hubo encuentros individuales.
El senador Manuel José Ossandón afirmó esta mañana a La Segunda que “no hay Plan B, estamos firmes como robles con un órgano mixto y con expertos designados por el Congreso, que tengan incidencia en todo. Ya hablamos con los negociadores y dijimos que no vamos a aflojar. No vamos a aceptar que se cambie esto.
No nos vamos a pegar otro costalazo”. Las razones que les dieron a sus representante en la mesa negociadora — asegura Ossandón — es que “ya tuvimos la experiencia de expertos elegidos democráticamente para la Convención, que fueron muchos y parte de un circo”. Y agregó que “necesitamos expertos que representen compromisos con lo que votaron los chilenos el 4 de septiembre. No es que venga cualquiera y haga lo que quiera. Somos un país unitario, somos chilenos, queremos respeto a la propiedad privada y al derecho a educar a nuestros hijos. Todas cosas que no son negociables”. Si bien entre los diputados podría haber algunas voces en contrario, el jefe de la bancada RN, Andrés Longton, contó que hay una mayoría que coincide con los senadores.
“Una convención mixta me parece la opción correcta, ya que permite diferenciarse claramente de una fallida 100% electa, donde el vivo recuerdo de cómo funcionó espanta a cualquiera”. También considera “muy relevante la participación de expertos designados por el Congreso con derecho a voto en todo, porque lo que no puede pasar es que se establezca un mecanismo que repita el descalabro anterior”. Argumentó que “hay que impedir nuevos intentos refundacionales alejados de nuestra historia constitucional y de lo que se ha construido en nuestro país”.