Autor: SERGIO GILBERT J.
"Mis hermanos siempre me dicen que fui el mejor y que yo los saqué adelante" 55
I algo emociona de verdad a S Franz Arancibia es hablar de su familia. Para él no hay ción posible de lo que logró y lo que esa partir del clan que se ha asentado en Carrascal. “Mi mamá (Edith Unger) se nos fue en 2016, pero todavía hablo con ella todos los días. A mi papá (Ramón Roque Arancibia) por suerte aún lo tengo y nunca voy a dejar de agradecerles lo que hicieron por nosotros. Mi viejo manejaba un transporte escolar y además un taxi. Mi mamá con 400 pesos me daba almuerzo a mí y a mis cuatro hermanos. Siempre con nosotros. Apoyadores”, dice Otto. -Fue el primero de la familia que llegó al profesionalismo. -Sí, la dinastía Arancibia que le dicen. Todos mis hermanos hombres -Eduardo, Leopoldo y Roquejugaron profesionalmente. Pero yo fui el mejor de todos eso sí... - ¿ Eso lo dice usted o lo pueden ratificar sus hermanos? -La verdad es que todos nos pareLa familia Arancibia en pleno. La dinastía Arancibia en voz del mayor de la familia Cíamos jugando y llegamos hasta donde pudimos.
Eduardo, el Pollo, de hecho jugó en México, pero mis hermanos siempre dicen que yo fui el mejor y que yo los saqué adelante, dándoles el ejemplo. -Usted estuvo a punto de jugar en Suiza y tuvo un paso fugaz por la Selección. -Lo de Suiza se cayó porque el empresario que nos llevó a Leopoldo y a mí subió el precio de 40 mil a 90 mil dólares y Saint Gallen desechó la opción. Igual conocí hartas partes en ese viaje. Y en la Selección la verdad es que estuve solo por la presión de la prensa. Incluso así me lo hizo sentir el entrenador Xabier Azkargorta.
Me puso el primer tiempo en un amistoso con Bolivia en Cochabamba, donde después de un pique sentí que el corazón se me había ido al cerebro, y después en dos amistosos en Chile fui solo a la banca. No me quería el vasco. Nunca más volví a ser nominado. -La dinastía se mantiene con Francisco, en O'Higgins. -Es el hijo de mi hermano Leopoldo, el Polo. Pero no es el único: en Melipilla juega Martín, hijo de mi hermana Marcela, y en la sub 16 de la U está Máximo, hijo del Pollo.
Todos tienen el sello de la familia: vuelan en la cancha. -¿ No tuvo hijos que jugaran? -Mi hijo Maximiliano tiene 24 años y es mi orgullo: está en quinto de derecho en la Universidad Católica, así que el fútbol lo ve desde afuera. -Habrá que esperar al nieto. -En una de esas. Yo tengo ahora una nieta, la Josefa Ignacia, de dos años, que es mi regalona.
Ella en realidad es hija de la hija de mi señora, pero es como si fuera de mi sangre. -¿ Cómo formó esta familia? -Me separé de la mamá de Maximiliano y un día conocí a Génova (Mora) en un asado de amigos comunes. Me llamó la atención porque no era del grupo habitual que nos juntamos. Fuimos a ver un partido de la U al estadio, pero ella ni siquiera sabía que yo había jugado. Yo no daba un peso por esta relación porque ella también era separada y tenía una hija, la Catalina Ignacia. Llevamos 12 años juntos. Ya estamos asentados.