Autor: LILIAN OLIVARES Y JUAN PABLO GUZMÁN
SE VIENEN MÁS PROTESTAS VIOLENTAS, PRONOSTICAN ANALISTAS POLÍTICOS: LA COMPLEJA CONEXIÓN del gobierno de Boric con la movilización estudiantil
Hoy la misma calle donde forjó su liderazgo lo enfrenta con similares armas y lo pone en una disyuntiva.
El analista político Mauricio Morales advierte que el Gobierno entiende que su responsabilidad es aplicar la ley, “pero en medio tiene algunos de sus partidos que son renuentes al uso de la fuerza, pues la interpretan como violencia”. También opinan Camila Miranda, Axel Kaiser, Rodrigo Pérez de Arce; los parlamentarios Daniela Serrano, Tomás Hirsch y Camila Musante, y el ministro de Educación. | “De las movilizaciones venimos; hoy día estamos acá, pero no nos olvidamos de dónde venimos”. El pasado persigue al gobierno de Boric.
Es que el Presidente —que dijo esa frase cuando asumió el mando— y su equipo más estrecho nacieron al mundo político en el fragor de protestas estudiantiles que derivaron en violencia desatada en manifestaciones contra la autoridad, mismas que hoy se vuelven en su contra, Lo que esgrimían ellos ayer es casi lo mismo que demandan quienes los desafían hoy cortando la Alameda, quemando buses y colegios, enfrentando a Carabineros, causando cortes de tránsito, tensionando la vida cotidiana. Solo que hoy lo hacen en un país en crisis, estresado, que intenta reconstruirse. “Existe también este temor a que se renueven las manifestaciones violentas en el país”. Lo dijo el lunes el embajador de Chile en España, Javier Velasco, amigo del Presidente.
Y horas después, la Coordinadora Secundaria Revolucionaria (CSR) convocaba para el jueves a una manifestación que en la Plaza Baquedano y se encaminó por la Alameda hacia el poniente, pidiendo la renuncia del ministro de Educación. “Basta de falsas ilusiones, queremos soluciones.
Fuera Ávila”, decía la CSR. ¿Qué hará el Gobierno, ahora que las expectativas de la calle aumentaron, para evitar el riesgo de que la situación se le escape delas manos y el país vuelva a enfrentar un nuevo estallido? CON UN PIE EN LA CALLE La conexión que tiene el Gobierno con qui nes se movilizan —que algunos resumen como “con un pie en La Moneda y otro en la calle”— la reflejan los políticos oficialistas. “El Gobierno y nosotros reconocemos el absoluto derecho de los estudiantes de movilizarse, de realizar sus acciones de protesta y demanda por aquello que sientan que es importante modificar en su condición de estudiantes. Eso es algo que jamás vamos a dudar e impedir”, dice el diputado humanista Tomás Hirsch. Y la diputada comunista Daniela Serrano comenta: “No soy quién para comparar quién éramos en nuestra generación con respecto a quiénes somos hoy día.
Lo que mucho la atención es que dentro de la institucionalidad falta una mayor apreciación de cuáles son las demandas, para poder estudiarlas y abordarlas en acciones concretas Tienen, en el fondo, un sentimiento de deuda, que transparenta la parlamentaria Camila. Incontrolable.
El Instituto Nacional está cooptado por un grupo violentista que no se detiene, “La violencia, cuando se instala como dinámica, no se puede contener y se puede reclamar que la justificación de aquellos que comenzaron sigue presente”. AXEL KAISER, FP? Viejos referentes en los movimientos Con antiguos símbolos pero renovados nombres, los movimientos de secundarios que van al choque en las movilizaciones se rearticulan para salir a su escenario habitual: la call, Sus banderas llegaron hasta el frontis de La Moneda el 6 de septiembre, para el cambio de Gabinete, dos días después del plebiscito.
Durante los siguientes días se registraron evasiones masivas en el metro que obligaron a su cierre en varias ocasiones, junto con nuevos desmanes con bombas molotov y piedras arrojadas por los "overoles blancos" a funcionarios policiales Paralela ala demanda por el proceso constitucional, hoy esgrimen históricas exigencias, como mejoras en el menú Junaeb y en la infraestructura de los establecimientos, el fin a la PAES (ex-PSU) y una más actual que se masificó durante el estallido: contra la violencia patriarcal El principal grupo es la Coordinadora Secundaria Revolucionaria (CS), que surgió a principios de agosto.
En su cuenta de Instagram, que ya tiene más de 2 mil seguidores, propone "golpear con un solo puño el mercado en la educación”. Fue este grupo el que convocó a la evasión del metro y a diversas manifestaciones como la de este jueves, en donde se exigió la salida del ministro de Educación, Entre las organizaciones que forman parte de esta coordinadora están los Estudiantes por la Causa Popular (ECP), Irreverencia Estudiantil y Secunda= rios en Rebeldía (SER). Esta última, la más grande, surgió desde la ACES que lideraba Víctor Chanfreau y fue parte del boicot a la PSU en enero de 2020, Los colores que la identifican son el rojo y el negro y en sus redes sociales reivindican la revolución cubana y al MIR.
La Causa Popular surge en marzo de 2020 y tiene como referente a Marco Ariel Antonioleti, un joven lautarista rescatado por sus compañeros desde el Hospital Sótero del Río en noviembre de 1990 —donde había sido trasladado desde la en un operativo del MAPU Lautaro que dejó a cuatro gendarmes y a un carabinero muertos. Días después, cuando estaba escondido en una población, fue baleado y muerto por detectives. El grupo Irreverencia Estudiantil, en tanto, parte como la Juventud Popular de Renca, y sus primeras convocatorias fueron "paros virtuales” demandando mejores condiciones de las clases online.
Su insignia es un bidón de gasolina y una llama, e igualmente tienen como símbolo a Antoniolett También participan en estas protestas —y lo hicieron especialmente el 11 de septiembre— exintegrantes de la Lista del Pueblo. Lo que queda de la L. Del P. Volvió a las movilizaciones con los del MIR, del FPMR y otros grupos de antaño.
Intentan crear un Frente Popular que sea un contrapeso al Frente Amplio, donde, dicen, caben todas las organizaciones políticas de izquierda fuera del gobierno, que clamen por una Asamblea Constitucio= nal, la nacionalización de los recursos naturales, partiendo por el cobre... y que apoyen a Héctor Llaitul.
Con emblemas y consignas avanzaron el jueves en dirección al poniente, exigiendo la renuncia del ministro de Educación. musante (independiente en cupo Comunes): “No hay que olvidar que quienes iniciaron el proceso constituyente mediante las protestas en las calles y en el metro fueron los estudiantes secundarios, quienes hoy día, tras un resultado.
Que fue negativo para el interés de tener una nueva Constitución, han salido con ese ímpetu que tienen para impulsar cambios normativos (.. ). El arraigo de nuestro Gobierno tiene mucho que ver con ese movimiento.
Hay una conexión con esas demandas”. ¿ TOMAR UNA DECISIÓN ENTRE DOS ALMAS? Que el gobierno de Boric deberá decidirse por una de sus dos almas, o apoyar los dos pies en uno u otro lado —La Moneda o la calle—, piensan unos.
Pero el corazón le juega malas pasadas a la autoridad, y sus declaraciones resultan, para algunos, contradictori El abogado e investigador del Instituto de Estudios Sociales (IES) Rodrigo Pérez de Arce plantea: “Cuando eres gobierno, gobiernas para todos no solo para quienes se están manifestando. Es evidente que ahí hay una tensión. Yo creo que un gobierno no puede estar con un pie en La Moneda y el otro en la calle; en algún momento tiene que elegir. Y esa es una decisión que el Presidente, más temprano que tarde, va a tener que tomar”. La decisión ya la tomó, estima el analista po¡ co y académico de la U.
De Talca Mauricio Morales, “Si bien impulsó un proyecto de amnistía para los “presos de la o del estallido de 2019, poco a poco se convenció de que esa idea deslindaba con una opción peligrosa para el propósito de restituir el Estado de Derecho.
La ciudadanía demanda mano dura y cualquier atisbo de claudicación será leído como una señal de debilidad”. Da otro ejemplo: “Ha renovado el estado de emergencia en la macrozona sur luego de fracasar en su intento de que este fuese un estado “acotado”. Por cierto que algunos partidos de su coalición aún son renuentes a aquello. Les cuesta apoyar la restitución del Estado de Derecho incluso en situaciones de abierto terroris mo, lo que evidentemente tensiona a la coalición de gobierno. Es un problema sin solución, pues el Gobierno entiende que su responsabilidad es aplicar la ley y hacer uso legítimo de la fuerza. Eso define un Estado de Derecho. Pero 'en medio tiene algunos de sus partidos que son renuentes al uso de la fuerza, pues la interpretan como violencia”. Y avizora más estrés y más protestas. “Hay. que recordar que este Gobierno es el primero en la historia de Chile que enfrentará elecciones durante sus cuatro años de mandato. En 2022 tuvo el plebiscito. En 2023 tendrá elecciones de convencionales. En 2024 toca y en 2025, elecciones presidenciales y legislativas. Ese estrés electoral hace que el estó bajo una presión permanente, lo que sumado ala crisis económica, constituye un caldo. De cultivo ideal para que estas manifestaciones se sostengan en la etapa posplebiscito”. UNA SALIDA PARA EVITAR LA DERROTA El caso es seguido con atención en los centros de estudio.
Desde el liberalismo, Axel Kaiser, presidente de Fundación para el Progreso (FPP), detalla: “Boric y su grupo utiliza ron de manera inescrupulosa la violen para desestabilizar al gobierno de Piñera y para avanzar su causa de poder.
Incluso antes de eso, para catapultarse como políticos en la opinión pública con el fin últi mo de llegar al gobierno”. Y advierte que el problema es que la violencia, por definición, implica un quiebre de límites, “Y cuando se instala como dinámica, por definición, ya no se puede contener, en vista de que siempre se puede llevar más lejos y se pue de reclamar, de aquellos que comenzaron justificando la violencia, que la razón por la cual ellos justificaron la violencia sigue estando presente y que incluso se requiere más violencia para lograr los cambios Entonces la violencia se va en contra de quienes la promovieron en el inicio.
Se convierte en un monstruo que los empieza a devorar a ellos mismos”. Sin monstruos devorados, pero con similar preocupación, observa el caso Camila Miranda, presidenta de la Fundación Nodo XXI, centro de pensamiento del Frente Amplio. “El Presidente tiene el desafío de generar un equilibrio entre ambas obligaciones: escuchar a la ciudadanía y a la vez el orden público. Si no logra establecer ese equilibrio, yo creo que va a estar sometido alas tensiones que la sociedad puede expresar, como en un estallido que experimentaron gobiernos anteriores ante ese mismo dilema. Creo que también ha habido aprendizajes en los partidos que hoy día componen el Socialismo Democrático, con toda su experiencia previa con movilizaciones sociales”. El caso de la nueva ministra Carolina Tohá es emblemático. Conoció desde La Moneda en 2009 (como ministra secretaria general de Gobierno) los efectos de la movilización pingüina años antes hizo caer al entonces ministro del Interior de Bachelet, Andrés Zaldívar. Y debió enfrentar la violencia especialmente en el Instituto Nacional, como alcaldesa de Santiago entre 2012 y 2016, sin resultados entonces. Camila Miranda, que lo vivió, opina: “Creo que sería un error silenciar a los jóvenes. Hay que verlos mecanismos para escucharlos y, ala vez, velar por el control del orden público en un contexto donde estamos todos y todas bastante agotados.
Si se trata de que gane un alma sobre otra, el Gobiemo va a estar enfrentado a un dilema que enfrentaron los gobiernos anteriores y esa sería, efectivamente, una derrota”. MINISTRO ÁVILA: “NO HAY RAZÓN” El ministro de Educación, Marco Antonio Ávila (RD), advierte, como todos, que la violencia viene de grupos minoritarios. Lo cual no elimina el problema. En relación con los violentos, dice: “Uno no ve detrás de esto una clara de la educación pública, como ellos afirman defender.
Cuando tú estás amenazando a un profesor o a un compañero, o quemando una sala, no estás protegiendo ni defendiendo a la educación pública”. Y acota: “El Plan de Reactivación Educativa Integral tiene un componente importante asociado al bienestar estudiantil y estamos hace rato trabajando en mejorar las condiciones de los alumnos.
Por lo tanto, no hay razones para mantenerse en una postura más violenta, Lo que sí creemos es que hay que seguir dialogando de manera permanente”. Y con ello vuelve al principio del problema: si 'no hay razones para una postura más violenta, ¿qué van a hacer?