Autor: DANIELA SILVA ASTORGA
El “museo autopoiético” que sueña el nuevo director del MIM
Enrique Rivera viene del mundo del arte y de los nuevos medios. Para su gestión en el Museo Interactivo Mirador piensa en el neologismo de Maturana y Varela, y en una institución en atenta a los cambios globales. Con 22 años de historia, un rol pionero en Chile y el continente, y casi nueve millones de visitas, el Museo Interactivo Mirador (MIM), que depende de la Fundación Tiempos Nuevos, inicia otra etapa. Lo primero, según la Ley de Presupuestos 2022, es que sus fondos no vendrán del Mineduc, sino que del Ministerio delas Culturas. Lo segundo, y medular, es el cambio de director.
Hace dos semanas asumió Enrique Rivera (1978), expresidente de la Corporación Chilena de Video (CChV) y exdirector de la Bienal de Artes Mediales, instancia marcada por el cruce de disciplinas: arte, ciencia, humanidades y tecnología, en sus más amplios alcances y definiciones. A Rivera lo llamó Irina Karamanos, presidenta de la fundación y directora del Área Sociocultural de la Presidencia. Rivera estudió en la Escuela de Cine y en la U. De Chile, y en los años 2000 voló a Europa. Allí participó en festivales, hizo vínculos, emprendió investigaciones. Decisivo fue su paso por el ZKM de Karlsruhe (Alemania), un centro referencial y único donde confluyen arte y tecnología. De vuelta en Chile, fundó la Galería Persona y continuó en la CChV. El foco de su quehacer ha sido lo trans Enrique Rivera quiere también potenciar las 12 hectáreas del parque que rodea al MIM. El edificio, inaugurado en marzo del año 2000, tiene un pabellón principal de 7.200 m² y un pabellón astronómico de 700 m². ciplinar, la experimentación, la escucha abierta y resolver siempre con pocos recursos.
La Bienal de Artes Mediales quedó inscrita, así, en el circuito internacional. ¿Cuál será su sello en el MIM? Rivera remarca conceptos como la intuición — “comprender y acercarse a desde esa mirada”, dice— y conexión. Considera fundamental estar atentos a las transformaciones radicales que el mundo vive y la configuración de nuevas construcciones de sentido. Prefiere mirar al museo como un sitio no resuelto, en constante transformación. “Es clave atender la posibilidad de que el MIM se defina a partir de su interacción con Jas personas. Tiene la palabra interactivo en su nombre, así que no puede ser cerrado. Hablábamos con el equipo sobre la noción de “museo autopoiético”, inspirándonos en Maturana y Varela. Un museo que se autoproduce a partir de los estímulos del exterior. Fuerza que, en especial, tiene el MIM”, dice Rivera.
No ser sitio de muestras temporales, el MIM enfrenta un reto mayor con sus públicos: ¿ Cómo lograr que vuelvan una y otra vez? “Nuestro desafío principal es no basarnos en la oferta temporal (de contenidos), sino que comprender las posibilidades de apropiación que la comunidad tiene aquí. A partir de esa apropiación ocurre la posibilidad virtuosa de transformar el entorno.
Que más que venir a ver cosas nuevas, las personas dispongan del MIM como un espacio de integración de saberes o de generación de conocimientos colectivos, y un sitio donde la interactividad sucede no solo entre uno y el objeto —o módulo— en exposición, sino que también entre las personas, Por eso la hospitalidad y sus lógicas son tan importantes en el museo: así ocurre la simbiosis”. Rivera quiere implementar un proceso atento de escucha con los funcionarios del museo: “Es sumamente importante comprender la sabiduría interior. Hay personas que trabajan aquí desde antes de la inauguración del edificio.
Desde ese 'saber hacer' vamos a tener nuestro código de buenas prácticas, que espero sean consideradas a largo plazo, que superen a esta administración, y sigan respondiendo a una lógica de transformación y de acoplarse a los paradigmas del presente”. A inicios de septiembre, cuando ya esté listo el levantamiento, se diseñarán los criterios.
Desde ahí, Rivera y el equipo abrirán convocatorias para residencias y para sumar nuevas obras. —Usted viene del mundo del arte. ¿Proyecta integrarlo todavía más a la dinámica del MIM? “Como este lugar ha estado muy orientado a la ciencia y a la experiencia científica, queremos ahora otorgarle también un estatuto a las obras de arte que han habitado este museo desde sus inicios. Vamos a hacer un catastro, una catalogación con la rigurosidad de un museo orientado a las artes, y así armaremos un archivo y centro de documentación. Y en relación a nuevas obras, la idea es incorporarlas a partir de residencias de arte y ciencia que estén en línea con los criterios curatoriales que diseñaremos para el futuro”.