Autor: IÑIGO DÍAZ
De la partitura a la performance y la pegatina
Los límites de la composición se expanden un poco más en los programas que tendrán lugar del 1 al 5 de agosto en el Campus Oriente. El encuentro se abre a las divergencias creativas. N esta obra no hay ni partitura ni E positor y un público.
Más que una pieza para el formato de concierto como lo entendemos, “Espacios que suenan” esla intervención de un área, o de distintas áreas, que se sostiene en la participación de los asistentes durante un recorrido por el Campus Oriente encabezado por los autores: la compositora suiza Helga Arias y Cristian Morales-Ossio. “En ese recorrido existen puntos que tienen distintas características y conceptossonoros.
Allí, estudiantes de música y el público intervienen para crear el sonido según cada espacio —un corredor del campus, un patio o la biblioteca—, utilizando instrumentos tradicionales, pero también objetos del mundo concreto: piedras, papeles, puertas que se cierran y abren. Es una obra en que no sabemos aún quéirá aocurrir”, señala el compositor Pablo Aranda, director del Encuentro de Compositores UC.
En su décima versión presenta un ENCUENTRO DE COMPOSITORES DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA: abundante programa de actividades entreel Ly el 5 de agosto en ese campus, con conciertos en sala o fuera de sala como aquella performance colectiva del jueves 4, además de conversatorios, conferencias y talleres (Musica.
Uc. cl). Helga Arias es una de las autoras invitadas, junto con la argentina Natalia Solomonofí, quien igualmente estará desafiando con su partitura a los integrantes del Ensamble Taller de Música Contemporánea, que la interpretarán, y a la audiencia que será testigo de “Frágil” en el concierto inaugural (lunes, 19:00 horas). Se trata de una obra seccionada en nueve bloques polifónicos. No cuentan con ritmo ni pulso: están determinados apenas por indicaciones. “Nosotros no leemos una partitura, sino que debemos construir la música a partir de esas indicaciones. Es lo que se denomina obra abierta”, dice Aranda, también director del ensamble. “El Encuentro de Compositores UC abre el espacio a las divergencias creativas. Lo distinto y lo contrastante tienen toda la cabida aquí. El país mismo está viviendo hoy un momento político en que nos enfrentamos unos y otros a lo distinto. E instancias como esta, la música y el arte contribuyen a sensibilizar la reflexión”, agrega. En esa misma frecuencia de la diferende la idea de “un compositor que escribe para un intérprete” figuran Otros momentos interesantes en cuanto a creación y, sobre todo, a la apreciación. Una obra es “Jiwasa” (1 de agosto), que interpretará el violinista David Núñez.
El músico encargó a muchos compositores de distintas partes del mundo dos o tres minutos de música, para reunirlas en un continuo todavía sin definir: la obra se completará, en la libre definición de Núñez, en una suerte de “pegatina”. Y otra es “El sueño del conde” (3 de agosto), de Sebastián Jatz, que incluye un performador en escena (José Miguel Manríquez). “La obra para chelista (Paulina Múhle-Wiehoff) remite a las “Variaciones Goldberg”, de Bach, que se compusieron para combatir el insomnio del conde Von Keyserlingk. No sabemos qué sonido escuchaba él en el sueño y lo que haremos es imaginárnoslo. Más que ir a un concierto, el público será testigo de lo que creemos escuchaba Von Keyserlingk mientras dormía”, cierra Jatz.