Autor: Miguel Á. Vergara Villalobos Bachiller Canónico en Teología (PUCV), doctor en Filosofía (U. de Navarra)
Columnas de Opinión: Concilio de Nicea: un faro desde hace 1700 años
Columnas de Opinión: Concilio de Nicea: un faro desde hace 1700 años E stamos conmemorando diecisiete siglos del primer Concilio ecuménico realizado en Nicea (mayo-junio 325). ciudad ubicada al noreste de Turquía, actualmente llamada Iznik. Este Concilio es importante porque fue el primer paso de la Iglesia para superar los errores del naciente cristianismo, en cuanto a la divinidad de Jesucristo. Le seguirian otros decisivos Concilios, entre los siglos IV y V que, en conjunto, harian luz sobre el misterio central de la fe cristiana: la Santisima Trinidad.
Este dogma establece la absoluta unidad de Dios en una sola naturaleza divina, que se manifiesta en tres personas distintas: Padre (Creador), Hijo (Redentor) y Espíritu Santo (Santificador). Nicea fue convocado por el emperador romano Constantino I, que estaba inquieto por la división que generaba Arrio (256-336), un sacerdote católico de Alejandría que, en su empeño por defender una concepción monoteista, postulaba que Cristo no había existido desde siempre, sino que había sido creado por el Padre. Por tanto, no era igual a Dios, dado que no era eterno ni de su misma naturaleza.
Esta herejía, conocida como "arrianismo", fue rechazada por la Iglesia porque, entre otros aspectos, cuestionaba el papel redentor de Cristo en la economia de la salvación, ya que, si no era plenamente Dios, el mismo requería ser redimido. El auge del arrianismo, en parte, se explica por su facilidad para ser comprendido por los fieles y clérigos menos dispuestos a elevadas disquisiciones teológicas.
Los 318 obispos que participaron en Nicea concordaron en que Cristo es verdadero Dios, engendrado, no creado y de la misma esencia del Padre (homoousios). Sus acuerdos fueron condensados en el Credo de Nicea, aceptado universalmente por todas las Iglesias, pues aun no se había producido el Cisma de 1054, con la separación de la Iglesia de Oriente. Posterior a Nicea, hubo otros tres Concilios -Constantinopla I (381), Éfeso (430) y Calcedonia (451)-realizados en ciudades sede de Iglesias Orientales, que darían forma a la cristología de la Iglesia. Con todo, el arrianismo mantuvo cierta vigencia en el Imperio hasta bien entrado el siglo VII. Incluso hoy en dia una suerte de necarrianismo sigue siendo popular en ciertas corrientes cristianas como los Testigos de Jehová.
También están quienes cuestionan la divinidad de Jesús, privilegiando un Cristo histórico que seria modelo de un ser humano coherente con sus principios hasta las últimas consecuencias, deviniendo incluso en guerrillero, Por esto, Nicea será siempre será un faro para evitar errores cristológicos. C Columna.