Agenda social de Piñera es un paso adelante, pero la protesta no se detendrá pronto
Expertos coinciden en que ayuda a descomprimir la tensión: Observadores creen que la estrategia de entregar soluciones al bolsillo, si no va acompañada de un cambio de discurso, podría quedarse solo en un listado de acciones. Equipo economía inco personas en la calle esperan transporte público esta mañana. Un automovilista les ofrece un aventón.
Se suben al auto y el periodista/conductor les hace una pregunta: “¿ Creen que con las medidas que anunció el Presidente ayer se terminan las protestas?” Los cinco coinciden: “No”. Una señora que trabaja en Vitacura agrega: “Incluso, yo veo que esto se ve más castaño oscuro”. Sin ningún rigor metodológico, esta microencuesta del sentir callejero tiene algo de asidero para quienes estudian los fenómenos sociales. Cinco de siete entrevistados, expertos en análisis político y sociológico, coinciden en que la Agenda Social presentada ayer por el Presidente Sebastián Piñera no va a terminar con la protesta social. Al menos, de inmediato. Todos, eso sí, creen que es un paso adelante y que ayuda a descomprimir una tensión que podría empeorar.
“Sería una ilusión completa pensar que basta un pacto social anunciado para que efectivamente se produzca una especie de vuelco general en la situación”, dijo José Joaquín Brunner, ex ministro y Mañana por la CUT y el AAA Ahora catedrático de la UDP. La lista de medidas del Mandatario aborda un sinfín de temas, aunque todas con una respuesta económica.
Entre las más relevantes: un alza inmediata de la Pensión Básica Solidaria de 20%, es decir, que suba de $107 mil a $128 mil, y del Aporte Previsional Solidario; un alza del salario mínimo, hoy en $301 mil, mediante un subsidio estatal que aporte alos empleadores la diferencia para llegar a un Ingreso Mínimo Garantizado de $350 mil; la creación de un nuevo tramo en la escala del impuesto a las personas, para que quienes ganan más de $8 millones sean gravados con un 40% de tributo; el congelamiento del alza prevista en las tarifas eléctricas de 9,2% y un mecanismo de estabilización para ellas, un fortalecimiento del Fondo Común Municipal, para que las comunas más ricas aporten más en beneficio de las más pobres; discusión inmediata para el proyecto de ley que crea un seguro general de enfermedades catastróficas; y una ampliación del convenio de Fonasa con farmacias para descuentos en medicamentos. “Es lo mínimo de lo mínimo que se podía anunciar en este momento, pero aún vemos en las redes sociales bastante descontento. Esta chispa que encendió el Metro está haciendo converger a varios movimientos sociales, lo que no se lograba desde 2006, y ahí hay muchas demandas.
El tema ambiental, educación, salud, que no se tocaron”, dijo Emanuelle Barozet, investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES). Optimismo racional Ahora, más que detener de inmediato la protesta, la agenda sí puede colaborar en ir reduciendo la ansiedad pública y apagándola. O al menos calmarla.
“Espero que con esto la violencia pare y la movilización se transforme en diálogo, pero es difícil saberlo si todavía hay políticos que no se quieren sumar al diálogo ni ser parte de la solución”, reclama Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), en alusión a los partidos Socialista, Comunista y del Frente Amplio, que no asistieron ayer al encuentro de presidentes de partidos al que invitó Piñera.
“Yo creo que debiera calmar las manifestaciones, porque nadie puede pedir que de la noche a la mañana se solucionen problemas que el país tiene hace 30 años”, sostiene Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC.
Aunque admite que a esta agenda, a la que llama “instantánea”, le falta una segunda parte, que es un proceso más largo de diálogo que responda al fondo que es mejorar el bienestar y la convivencia.
La gran duda es si este paso en la dirección correcta, como también coinciden los entrevistados, responde al tema de fondo, que es la indignación con el abuso y el poder, reflejado en los escándalos institucionales, y al uso de un lenguaje más político, que encarne lo inclusivo, lo empático y lo acogedor. “Faltó más empatía al comunicar las medidas.
Aquí no se trata solo de pedir perdón, lo que está bien, sino también de darle un sentido ético y de justicia social a los anuncios”, cree Patricio Bernedo, decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política UC. Y la deuda no es solo comunicacional, sino también de señales políticas, que se acompañen de medidas dolorosas para el gobierno, como la renuncia de algunos ministros. “La pregunta es si habrá un giro desde un gobierno tecnicista y economicista a un gobierno que empieza a pensar en política.
Por eso, esto debería venir acompañado de un nuevo discurso político del gobierno, de un cambio en las dirigencias con un mayor énfasis político, porque de lo contrario, esto sería una simple lista de supermercado”, advierte el filósofo y columnista Hugo Herrera. El papel político Si las protestas no terminan de inmediato, ¿ cuándo? En la respuesta, aparece el papel de los políticos. Porque pese a ser parte del problema, como lo plantean los manifestantes, paradójicamente son y deben ser parte de la solución. Y aquí todos los expertos están de acuerdo. “No va a haber solución sin política.
Entonces, quizás hay que renovar los cuadros, mirar caras nuevas, pero me parece utópico pensar que de esto se sale sin política”, afirma Daniel Mansuy, director del Centro de Estudios e Investigación Social de la UAndes. Debe venir acompañado Es lo mínimo de lo Faltó más empatía.
No de un nuevo discurso mínimo que se solo pedir perdón, sino político del gobierno (... ); podía anunciar, aún darle un sentido ético y si no, sería una simple vemos bastante de justicia social a los lista de supermercado” descontento” anuncios” Hugo Herrera, filósofo. Emanuelle Barozet, COES. Patricio Bernedo, UC.