Autor: LOUIS DE GRANGE C. Decano Facultad de Ingeniería y Ciencias, UDP
Calle Bandera
Señor Director: En una reciente carta en este espacio, el destacado arquitecto y urbanista Pablo Allard critica la apertura de la calle Bandera para la circulación del transporte público.
Específicamente, habla de la "renuncia al espacio público” y que "derivará en un espacio hostil y una pésima solución vial". No sé cuándo fue la última vez que Pablo Allard bajó a calle Bandera, pero yo la veo todas las semanas, pues trabajo a pocas cuadras de ahí. El deterioro de dicho espacio público es evidente: sucio, maloliente y peligroso.
Además, por su carácter desnivelado, su cierre obliga a una recirculación absurda e ineficiente de buses, que aumenta en exceso los tiempos de traslado de las personas y genera mayor congestión y contaminación en calles aledañas. Existen muchas otras alternativas en el centro de Santiago, y no a desnivel, que han sido peatonalizadas con mejor resultado, como Ahumada, Huérfanos y Estado, aunque se mantienen problemas de comercio ambulante y de seguridad.
En políticas públicas es fundamental distinguir la teoría de la práctica, la apreciación subjetiva de la evidencia empírica, y la voluntad y deseo propios respecto de los del resto de las personas que conviven en el espacio público, en particular de quienes lo habitan a diario, y no a la distancia. La reapertura de la calle Bandera para la circulación de buses es una buena noticia. Creo que se recuperará infraestructura pública necesaria, generando un doble beneficio: mejora en calidad de transporte y en estándares urbanos.