Autor: EDUARDO MORAGA VÁSQUEZ
Parras sanas, el desafío viñatero
U$ 40 millones como mínimo pierden los productores de uva vinífera al año por enfermedades.
El Consorcio 1+D de Vinos de Chile busca generar parras libres de los principales virus y hongos dañinos. "Hemos hecho encuestas a nuestros asociados y la sanidad de los viñedos está dentro de las primeras tres prioridades en cuanto a sustentabilidad”, sostiene Mario Pablo Silva, presidente del Consorcio I+D de Vinos de Chile El dirigente recuerda que en los años 90, gracias al despegue de las exportaciones, hubo una explosión de plantaciones. Las cifras oficiales lo corroboran. En 1994 había 53.093 hectáreas de vides viníferas, en 2019 habían llegado a 136.288 hectáreas.
El de la superficie se hizo con criterio de urgencia, El uso de material vegetal El Banco de Germoplasma de la Universidad de Talca es clave en la mantención de las vides del programa. propio o de vecinos obtenidos por las podas era la regla común. Tras un par de décadas de esa fiesta, llegó la resaca. Hoy no son pocos los casos en que antes de los diez años de plantación los viñedos comienzan a decaer. Enfermedades y bajas en la producción golpean a los agricultores y los dueños de bodegas. En Vinos de Chile se estima que como mínimos se pierden al año US$ 40 millones por enfermedades en las parras. Para ese análisis se considera solo una disminución de la longevidad del viñedo de 20% y una reducción de la producción del 5,4%, una estimación bastante conservadora considerando la realidad de los viñedos chilenos.
Los viñateros, eso sí, no se han quedado de brazos cruzados, Desde 2013 trabajan, a través del Progra- " Tiene un beneficio social muy alto, pues la mayoría de la producción de uva vinífera está en manos de agricultores”. MARIO PABLO SILVA PRESIDENTE CONSORCIO 1+D DE VINOS DE CHILE ma de Mejoramiento del Viñedo del Consorcio 1+D de Vinos de Chile, en lograr parras limpias de virus y de las principales enfermedades que afectan la producción. El desafío es de marca mayor, pues significa recolectar muestras, limpiarlas y luego de varios años de verificaciones de su sanidad, comenzar a reproducirlas. De hecho, recién hace menos de un mes esa etapa, que en términos técnicos es un bloque de fundación, salió a la luz pública. En tres hectáreas obtenidas en comodato en Hidango, cerca de Litueche, en el secano de la Región de O'Higgins, se plantaron las primeras parras liberadas de ese proceso de limpieza. En un par de años servirán como base para que los viveros y bodegas chilenas obtengan plantas con un alto nivel de sanidad. La ambición de los viñateros es dar un salto en productividad. TRABAJO DATA EN CHILE Aunque formalmente el Programa de Mejoramiento del Viñedo partió en 2013, hay bastante historia detrás. De hecho, los primeros avances son anteriores a la fundación de Vinos de Chile, en 2007, tras la unión de Viñas de Chile y Chilevid. Alejandra Soto, a cargo del programa, recuerda que en 2005 ya se comenzó a trabajar en la selección clonal y limpieza del material vegetal de vides viníferas en el país. En ese tiempo, la coordinadora trabajaba en la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica en esas tareas. Gracias al financiamiento de Corfo, el programa partió hace ocho años. La iniciativa tiene un presupuesto total de $1.030 millones, la mitad de los recursos, eso sí, viene de parte de las viñas. El plazo para completarlo es de diez años, lo que para los estándares de financiamiento de investigación en Chile es largo, pero que es básico en el ámbito del mejoramiento de materiales vegetales. “El trabajo que estamos haciendo es nuevo para Chile, Sin embargo, partió en la década de los años 60 en otras partes del mundo.
De hecho, hemos analizado las buenas experiencias que hay para adaptarlas a las características de la producción de vino en Chile”, sostiene Soto, En el mundo existen dos referentes en el área: la Plant Foundation Services, asociada a la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, y la Entav en Francia. Ambos organismos, que son públicos, buscan desarrollar y mantener parras libres de enfermedades y con buena capacidad productiva. La escuela francesa agrega el carácter cualitativo en el producto final, el vino, en sus estrategias de desarrollo de material vegetal. Por su parte, en el caso norteamericano, se asume que al asegurar la sanidad de las parras se obtendría no solo una mayor producción, sino también una mejor calidad en el vino. En Chile, el trabajo del Programa de Mejoramiento del Viñedo del Consorcio 1+D de Vinos de Chile, a diferencia de Estados Unidos y Francia, tiene un financiamiento público y privado. Su objetivo principal es desarrollar e implementar un programa de obtención de material de Vitis spp. Libre de determinados virus y hongos de la madera que afecten la productividad económica, con clara identidad varictal y trazabilidad. Según información entregada por el programa, hay cerca de 63 virus distintos que afectan las vides. Eso sí con diferente nivel de impacto productivo. En el caso chileno, se deterEl saneamiento se hace a través del cultivo de meristemas en la Universidad Católica. minaron ocho virus que debían estar ausentes de las parras. Se trata del GFLV (Fanleaf), 2 y 3 (Leafroll); GVA, GVB, GFKV (Fleck) y GRSPa V (Rupestris Stem Pitting). También se ausencia de hongos de la madera. Los principales síntomas asociados a. Esos patógenos son malformaciones y cambios de color en hojas, corredura de racimos y decoloraciones de bayas, además de la reducción del vigor, maduración heterogénca y pérdida de azúcares de la uva y mala cuaja. A diferencia de Francia y Estados Unidos, en el programa chileno se han repartido entre varios actores, con participación de las universidades de Chile, Católica y de Talca.
Los académicos se preocupan del saneamiento, micropropagación y de las evaluaciones vitícolas y enológicas. la toma de material proviene de viñedos chilenos y de importaciones En el Banco de Germoplasma de la Universidad de Talca, en condición de aislamiento en invernadero, se mantienen 58 selecciones de vides desarrolladas por el programa. Ese material es la base para el Bloque Fundación de Hidango. La ubicación del bloque no fue al azar. El terreno en Hidango es parte de una estación experimental del INIA y cumple con el requisito de estar a más de ocho kilómetros de cualquier viñedo. Además el suelo debía estar libre de nemátodos y las parras debían poder regarse con agua de pozo para evitar cualquier tipo de contaminación. En el Bloque Fundación se plantaron 51 selecciones de variedades tintas y blancas. Por ejemplo, en el caso del cabernet sauvignon son cinco selecciones, diez en el caso del carmenere, tres de país, cuatro de pinot noir y cuatro de chardonnay, entre otras cepas. LOS PRÓXIMOS PASOS Tras el establecimiento del Bloque Fundación vendrá un nuevo paso: el Bloque Incremento, que tendrá un mayor número de parras para servir de base alas necesidades de las bodegas nacionales. “Nos interesa que los viveros que hay en el país sean parte activa de este proyecto.
Serán ellos los que tendrán la tarea de multiplicar el material vegetal y proveer de parras para las necesidades de los productores de uva vinifera y de las viñas”, sostiene Patricio Parra, gerente general del Consorcio 1+D de Vinos de Chile. Al proyecto todavía le quedan dos años del financiamiento comprometido originalmente. Se necesitaría un lustro más a partir de esa fecha para que el proyecto sea sustentable económicamente a través dela venta de vides limpias, con seguridad varietal y trazables. “Este es un trabajo de largo aliento. No se trata de trabajar una década, sino que debe ser un esfuerzo permanente por asegurar la mejor calidad posible de paras. Tiene un beneficio social muy alto, pues la mayoría de la producción de uva vinífera está en manos de agricultores que luego la venden a las bodegas. Por eso, si se logra mejorar la producción, se elevan los ingresos en muchas zonas rurales. Por eso creo que es vital que el Estado, independiente de los gobiernos de turno, siga apoyando este programa”, sostiene Mario Pablo Silva.