COLUMNAS DE OPINIÓN: Reducción de la violencia en las escuelas
COLUMNAS DE OPINIÓN: Reducción de la violencia en las escuelas ENFOQUE Reducción de la violencia en las escuelas En estos días, todas las personas vinculadas al sistema escolar reconocemos la fuerte tensión entre el derecho a la educación, el derecho al trabajo y, por supuesto, los derechos a la vida, la seguridad y la libertad. Principios fundamentales para vivir en sociedad y gozar de una vida digna se ven constantemente desafiados por la violencia que se vive en las aulas. Así, miramos críticamente el espacio escolar como un lugar en el Dra. Carolina Aparicio Molina Investigadora CIEDE UCSC que la violencia parece estar instalada de forma permanente.
Se juzga a los equipos de convivencia escolar y se proponen medidas centradas, en su mayoría, en la detección de armas previo al ingreso al colegio, con el objetivo de generar espacios seguros. ¿Han de ser los docentes o directivos quienes impedirán el ingreso de un estudiante por portar un arma o se la requisarán? Más allá de estas cuestiones de implementación, y a la luz de los desafíos internacionales en la materia, es necesario preguntarse si este es un problema únicamente de Chile o si es fruto de los cambios sociodemográficos de los últimos 5 años; o es propio de escuelas que ya cargan con estigmas relacionados con su desempeño académico, o es su ubicación, en sectores segregados de los espacios de élite. Al poco andar, veremos que la realidad es otra: Chile no es una isla en el mundo.
Raimon Panikkar (2002), ya nos decía en su libro "Paz e interculturalidad" que "para establecer un diálogo equilibrado es necesario que cada participante haya aprendido el lenguaje del otro". Así vemos que la existencia de una cultura dominante que no reconoce al otro ni dialoga con su diversidad ha sido evidente en el mundo desde hace más de 20 años y que justamente la violencia y la polarización de ideas e ideologías han ido instalándose como parte de la normalidad de la convivencia en la sociedad, excluyendo aún más a quienes representan a los sectores más abandonados y marcados por la pobreza, desempleo, falta de institucionalidad y reconocimiento a su diferencia.
Frente a este escenario, la infancia y la juventud difícilmente podrán ser iniciadoras de un cambio por sí solas, como tampoco los equipos directivos y docentes podrán resolverlo únicamente dentro de la escuela, sin una comunidad que muestre disposición real hacia el diálogo y la paz. No olvidemos el viejo proverbio africano: se necesita toda una aldea para educar a un niño..