¿ Y después del fuego qué?
¿ Y después del fuego qué? Los grandes incendios generan múltiples consecuencias negativas para el país. No es solo una pérdida de patrimonio forestal, sino que también la degradación y empobrecimiento de zonas rurales y sobre todo de los sistemas naturales. Los incendios forestales afectan el paisaje cultural, degradan los suelos y generan impactos sobre la flora y fauna a largo plazo. La ocurrencia reiterativa de incendios de alta severidad afecta el hábitat de todos los organismos asociados a los bosques. La experiencia nos demuestra que la falta de acciones enfocadas a la protección de zonas frágiles incrementa la vulnerabilidad de múltiples especies que viven en nuestros bosques.
El fuego daña los ecosistemas en su estructura y funcionamiento, y se pierde el hábitat de especies forestales endémicas y emblemáticas como la araucaria, alerce y ruil o animales como el zorro de Darwin y el Huemul. Desde los megaincendios de 2017, diversos esfuerzos se han enfocado en mejorar la prevención y combate de incendios. Sin embargo, muy poco se ha avanzado en el diagnóstico de los daños socioecológicos y en la implementación de planes de protección y de recuperación de zonas afectadas.
No todos se recuperan en forma natural, por lo mismo se requiere de una visión integrada de todos los procesos asociados a los incendios forestales desde la prevención, el combate y la restauración de zonas afectadas. Esta visión debe incorporar a la comunidad, la capacitación de profesionales especializados con la adecuada implementación de herramientas de apoyo a la toma de decisiones. Los recursos asignados a la prevención y combate deben ser complementados con iniciativas asociadas a un plan de restauración de los ecosistemas dañados. Actualmente tenemos muy baja capacidad de diagnosticar los impactos y ejecutar acciones tendientes a la restauración de los ecosistemas y a la contención de los daños ecológicos producidos.
La construcción de un plan nacional de restauración ecológica debe ser acompañado de políticas que aborden la configuración del paisaje de zonas productivas forestales, la creación de áreas buffer para evitar que el fuego llegue a los poblados y carreteras, la reforestación con vegetación nativa y la protección de los cursos de agua y de la biodiversidad.
Todo esto, elementos de una estrategia país que constituyen un imperativo que ya no se puede ignorar si queremos avanzar hacia un desarrollo sostenible, cumplir con los compromisos globales y adaptarnos a un nuevo escenario del cambio climático. Nuestra sociedad se ha caracterizado desde el tiempo de la colonización por quemar los bosques indiscriminadamente y hemos tenido incendios que han durado décadas en la Patagonia. Ahora tenemos una nueva amenaza emergente que destruye nuestra naturaleza y nos afecta a todos como sociedad. Las consecuencias ya se están viendo, pero las soluciones de largo plazo, no. CRISTIÁN BONACIC Profesor titular UC Investigador adjunto Columbia University EDUARDO ARELLANO Profesor asociado UC Investigador CASEB