Autor: Benjamín Villena R. Profesor asociado, investigador IPE-UNAB, LM2C2 y MIPP
Feriados por vacaciones, una vez más
La celebración de las Fiestas Patrias ha reavivado el debate sobre la conveniencia de sustituir algunos feriados por días de vacaciones. La idea ha aparecido en el debate ocasionalmente, sin que se hayan dado pasos decisivos hasta ahora para concretarla. De hecho, esta columna revive conceptos de otra que escribí en 2018 a raíz de una propuesta de un gobierno de signo opuesto al actual.
La idea central es simple: las vacaciones, al ser programadas de forma individual, permiten una mejor organización tanto para las empresas como para los trabajadores, a diferencia de los feriados que imponen una pausa obligatoria y simultánea en las actividades productivas.
En el contexto de la OCDE, Chile destaca por un número alto de horas trabajadas al año en promedio, solo por debajo de México y Costa Rica (2023). Pero nuestra jornada semanal usual no está en una posición tan extrema. Una razón importante es que Chile tiene más feriados que la mayor parte de la OCDE, y que países como México, Brasil, Ecuador y Perú. Si bien los feriados son importantes para el descanso y el ocio, también es cierto que limitan las opciones de esparcimiento y otras actividades, especialmente cuando son irrenunciables. Disfrutamos o aprovechamos más de nuestras vacaciones cuando sectores como el comercio, salud y sector público están funcionando. Además, días de vacaciones repartidos a lo largo del año permitirían un mayor aprovechamiento del tiempo libre, evitando aglomeraciones y alzas de precios típicas de los feriados masivos.
En un año con 14 feriados nacionales en días de semana (sin considerar elecciones), y en un contexto donde Chile necesita aumentar su productividad de manera urgente, la posibilidad de transformar algunos de estos feriados en vacaciones individuales parece atractiva. Sería, además, un paso más en el camino hacia una mayor flexibilización laboral. Estos elementos pueden atenuar el alza de costos laborales por distintas regulaciones y, eventualmente, reducir la informalidad laboral. Reemplazar feriados por vacaciones puede ser una buena medida que podría matar varios pájaros de un tiro: mayor flexibilidad productiva y productividad, mayor bienestar de los trabajadores e incluso algo menos de informalidad. En días en que el Gobierno y la oposición tienen dificultades para lograr consensos, esta reforma puede ser un buen motivo de acuerdo.