Autor: Sabina Orellana*
Construir el futuro
El movimiento estudiantil forma parte de la historia de Chile. Quienes hoy nos hacemos parte de la dirigencia universitaria lo hacemos bajo la conciencia del enorme peso histórico que cargamos sobre nuestras espaldas. La Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, que durante este año nos toca encabezar, se apronta a cumplir 85 años de existencia ininterrumpida. Por las calles y plazas que rodean a nuestros campus han pasado revueltas, movilizaciones, crisis, revoluciones, contrarrevoluciones; décadas de ruido y de silencio; pero nuestra Federación ha estado siempre ahí. Entido de la movilización Cuáles, en fin, el s Quizás hace diez años estaba más claro de lo que está ahora. Pero hoy, no es fácil aventurar una respuesta. No cuando la contingencia nos impone nuevas victorias y derrotas, nuevos amigos y enemigos, nuevos debates y dis cusiones. “Nos irrita un estado de cosas que no puede contar con nuestra aprobación, pe ro todavi 1 saber cómo identificar. Malestar, a quién hacerle culpable de ello y a quién confiar el cambio de En esa meseta brumosa se ubica hoy el movimiento estudiantil.
Las manifestaciones es tudiantiles del 2011 quedaron marcadas en la historia de nue: is como un punto álgido de la movilización ciudadana, donde las banderas alzadas por las federaciones estudiantiles de ese entonces convocaron no solamente alos suyos, sino que trascendieron generaciones, territorios y visiones de mundo. Muchas de nosotras y nosotros, hoy lideres estudiantiles, observamos con atención y admiración el fenómeno quese desarrolló en esos años y nos propusimos trabajar para continuarlo. Somos los mismos que ahora nos cuestionamos la desmovilización estudiantil que vivimos luego de una emergencia sanitaria y un proceso constituyente fracasado. Las movilizaciones de 2011 no ocurrieron porazar, ni porque un día grupos de estudiantes autoconvocados hayan hecho asambleas para volcarse a las calles sin más guía que s propio malestar, Sucedieron porque existía organización.
O en plural: existían organizaciones, parte, federaciones univ s razonablemente capaces de gestionar las demandas de la base estudiantil y proyectarlas a escala nacional, con legitimidad interna y externa, en articulación con otras federaciones concaracterísticas similares alo largo del paí: Porotra, una legión de colectivos, movimien= tos, organizaciones políticas, disputando espacios de representación estudiantil, realizando acciones de activismo y formando cuadros políticos. Todas estas instancias de asociación colectiva permitieron multiplicar las expresiones de propuesta y movilización.
Miles de estudiantes sostuvieron en sus hombros una multiplicidad de orgánicas que, independientemente de cuáles fueran sus lineamientos ideológicos, reflejaban la pulsión 2023: Romper el silencio, recuperar el pasado deestas generaciones por construir organi ciones propias, por asociarse, por hacer en colectivo más de lo que podían aspirar a lograr desde su solitaria posiciónenel mundo. Antela crisis actual de organización estudiantil en la que vivimos, nos exige, por una parte, abandonar la ética instrumental de las relaciones interpersonales y empezar a bus vínculos, fortaleciendo además los existentes. Crear más instancias. Abandonar las videoconferencias, que nos dejan solos en nuestras piezas, y volvera los patios, las salas, las calles para mirarnos a los ojos, conocernos y compartir nuestras inquietudes, otra vez. Levantar y construir instancias para la participación de miles de personas dentro de un cuerpo estudiantil.
Buscar un mínimo común Por otra parte, nos exige también un replanteamiento del fondo de nuestra acción política. ¿ Esel modelo de finane de la educación supe la nuestros respectiv segregación que nos mantiene atrapados en sistemas educacionales segregados de acuerdo con nuestra capacidad de pago, especialmente en la educación secundaria? Debemos ser lo suficientemente inteligentes para abordar todos los temas, por cierto, pero también para saber adoptar un enfoque que permita agregar voluntades, Los cargos de representación estudiantil suelen durar un año: es necesario pensar con mayor perspectiva.
Esto implica establecer un relato que se estructure en torno a prioridades, no a petitorios enormes que incluyan cada una de nuestras inquietudes sin mediar un sentido estratégico; prioridades que discutamos entre todos, buscando el mínimo común denominador entre las di ferentes culturas, realidad sensibilidades que representamos.
También implica elevar el nivel de las discusiones: no basta con las declaraciones públicas en Instagram, Debemos volver a leer, volvera escribir, volver a repasar loque reflexionaron quienes nos antecedieron en esta lucha y entenderlos, dialogar con ellos através de las ideas.
Así como los petitorios deben ser acotados y precisos, intelectual debe ser vasta, los rincones, no escatimar en tinta y páginas para elaborar defenderlas y difundirlas nen, por su propiaidentidad, una función dual, Deben estar mirando siempre hacia el interior de su comunidad, por una parte, ocupados de la cohesión interna del cuerpo estudiantil y su bienestar; por otra, con atención alo que 0curreafueraen lascalles de un país repleto deca Los desafíos Nuestro deber es demostrar que ambas tas de la organización estudiantil son complementarias. Hoy, en el contexto delos incendios en la zona centro sur de Chile, las necesidades urgentes de los más necesitados de nuestra sociedad han sido un eje movilizador.
Hemos visto cómo los estudiantes han acogido el llamado de movilización, y así hemos estado en Viña del Mar, Chillán, Concepción y otras comunas del país siendo partedelasolución de la crisis, siendo un aporte en devolverle la dignidad a las personas que lo han perdido todo.
Hemos sido parte de remoción de escombros, de tal manera que los terrenos estén preparados para la pronta instalación de viviendas de emergencia, Pero no solamente hemos sido un apoyo material para las familias, hemos sido por sobre todo oído, hombro, abrazo.
Nos han permitido cuestionarnos. ¿Por qué no estamos todos desplegados en este momento? ¿ Por qué no hay miles de estudiantes de diferentes regiones al servicio de la patria y de la emergencia que hoy vemos? ¿ Por qué ha costado tanto convocar, a diferencia de los multitudinarios llamados del 2017 para una similar emergencia de incendios forestales en el sur? Nos ha dado la oportunidad de exigirnos más al movimiento estudiantil.
Hemos fortalecido vínculos entre nosotros, conotros actores, y con la propia sociedad que queremos cambiar: Lasorganizaciones del movimiento estudiantil hemos aportado alac delosincendios, movilizándonos esta veznoen las calles, perosíen el encuentro con cientos de chilenos para aportar a un Chile con más justicia social, Ello, por supuesto, no significa re nunciar a las históricas demandas que siguen n respuesta, que ya hemosesbozadoen párrafosanteriores. Al contrario; la actividad en tornoalas necesidades de otras y otros nos permitevolveraconectar con la idea de quenoes desde nuestra individualidad y autocxaminación desde donde ocurren los cambios, sino desde la asociacióne identificación colectiva. Hoy, los estudiantes universitarios, si queremos tener un movimiento estudiantil capaz de plantear demandas sociales de relevancia nacional, debemos trabajar en conjunto, desde distintas realidades, para el bienestar de los demás.
Los desafíos del movimiento estudiantilen 2023 son múltiples, pero pueden re sumirse en uno solo; reconstituir los vínculos quenosunencomoestudiantes, con laconciencia histórica de formar parte de una tradición deorganización insumisa frente a los dictados de la coyuntura, y reconectar con las necesidades de la sociedad, por medio de la construcción de un programa reposado, conciso y que se haga cargo del contexto en el cual hoy nos encontramos. Sólo así podremos ser agentes movilizadores y fuerza de cambio para elnuevociclo político que 1. Daniel Innerarity, Política para perplejos (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2018),p. 9 Pre ta FEUC, vocera CONFECH