Tesoros del Museo del Cuerpo de Bomberos de Talca
Tesoros del Museo del Cuerpo de Bomberos de Talca a Jorge Valderrama Gutiérrez En un reducido espacio, exhibe elementos relevantes de la historia institucional tales como fotografías ¡ cónicas de Talca, uniformes, elementos de seguridad antiguos, estandartes, retratos y bustos de personajes locales y nacionales; valiosos recortes de diarios, colecciones de revistas, así como tres máquinas utilizadas para combatir el fuego durante el siglo XIX, entre ellas una de las primeras bombas a palanca llegadas a Chile en 1838, y la primera Shand Mason que se encargó directamente a Londres unos años después 5 l interior del PP e Pa Cuartel GeneE, Ml, A ral del Cuerpo AA ] 3 de Bomberos de SH y' ds Talca -inauguraO Soga ; y do el 18 de octubre de 1940Í pe pe 6] en 2 Sur entre 4 y 5 Oriente, se 29 + a "E PR encuentra el Museo Bomberil ye ; conocido también como Mu. s seo de Bomberos de Talca, creado el 13 de abril de 1958 por el cronista y miembro honorario de la entidad, Benito Riquelme González (19041989), data de creación que lo convierte en el museo de Bomberos con más antigúedad en Chile.
En su interior atesora numerosas fotografías, recortes de prensa, tres carros del siglo XIX -el primero de ellos construido en 1820 en Estados Unidos-, cascos de 1875, medallas, estandartes, pinturas, esculturas, uniformes, una añosa e histórica mes, una añosa e histórica campana, fotografías de una urbe hoy irreconocible y objetos diversos. Archivo fotográfico Museo Bomberil. SIGUE EN LA PÁGINA 16 BP.
Tesoros del Museo del Cuerpo de Bomberos de Talca 19 de septiembre de 1928: formación de la Segunda Compañía del Cuerpo de Bomberos de Talca (fundada el 1 de octubre de 1870). Segundo, de izquierda a derecha, don Andrés Vaccaro. Archivo Museo Bomberil.
Caballeros del fuego Durante más de un siglo, desde su segunda fundación por Antonio Manso de Velasco, la fructífera ciudad de Talca hubo de resistir, impotente, aciagos y frecuentes siniestros sólo con la ayuda de precarios elementos y la voluntad noble de algunos de sus habitantes.
Esos siniestros causaban estragos, dejando una secuela de ruinas y víctimas, lo que inspiró a un selecto grupo de lugareños la creación de un cuerpo capaz de luchar organizadamente, y con recursos más adecuados, contra la destructiva acción del fuego y en la prevención del mismo. La primitiva idea de constituir un cuerpo de bomberos nació en 1850, fecha en que se propuso a la Municipalidad su creación, la que fue rechazada por falta de fondos.
No obstante, en 1860 el municipio autorizó a don Nicolás Lois a comprar hachas, escaleras, baldes y ganchos, elementos todos que contribuirían a sofocar incendios, que dada la ligereza de las construcciones no eran nada infrecuentes.
Esa idea de crear una institución formal con tales características ya tenía su propia historia en el mundo, por lo cual los gestores de los caballeros del fuego locales materializaron su ideal fundando el Cuerpo de Bomberos de Talca el 1 de octubre de 1870.
De esa manera, "cuando principiaba la primera alborada de la primavera del año 1870" narra el historiador Gustavo Opazo, un crecido número de entusiastas caballeros de esa localidad, como Federico Jyertzen, Vicente Rojas R., Juan Marshall, Víctor Silva Cienfuegos y otros, posesionados de la imperiosa necesidad de la existencia de un Cuerpo de Bomberos, echaron las bases de esa nueva Institución. De igual forma, constituidos los fundadores, nombraron Director Capitán a don Vicente Rojas, siendo secundado de una manera digna de encomio por todos los demás. En un principio, ese cuerpo consistió únicamente en una sola Compañía, dividida en dos secciones, llamadas de Agua y de Escalas, y cuyo lema era Trabajo y Disciplina. Pronto -en los primeros tiempos de su creación-, se comenzaron a distinguir como esforzados luchadores los vecinos Baltasar Donoso Cruz, Víctor Silva Cienfuegos, Rafael Valentín Rojas Santiago y Pedro Letelier Silva. Además, desempeñaron con mucho acierto el puesto de Director-Capitán los ciudadanos Baltasar Donoso y Pedro Letelier Silva; en tanto, Santiago Letelier Silva figuraba como cirujano del Cuerpo, y como maquinista don Tomás Williams.
De esa manera, contagiados por un incontenible entusiasmo que no exhibió excepciones, amén de los mencionados, muchos otros se agregaron después a la lista: Jermán Schlegel, Anselmo Hevia Concha, Vicente Ignacio, Federico y Fortunato Rojas Labarca, por mencionar algunos.
Tradición y sacrificio En sus ya más de 150 años de existencia, el Cuerpo de Bomberos de Talca es poseedor de una tradición histórica que ha corrido paralela a los grandes acontecimientos que han tocado a la ciudad.
Su labor no sólo se ha centrado en especificidades circunscritas, como la extinción de patibularios incendios, sino que además en una labor social reconocida, llegando a asumir delicadas funciones cuando la seguridad interna de la nación así lo ha requePortal Las Heras, en cuyo interior existió una moderna cancha de patinaje. Situado en 1 Sur entre 3 y 4 Oriente, esa arquitectura palaciega de Francisco del Pozo se incendió el 3 de enero de 1915. rido.
En cuatro ocasiones durante su trayectoria institucional debió aceptar la difícil labor de resguardar el orden público: durante la Guerra del Pacífico en 1879 -cuando se quería otorgar una nueva directiva a la naciente institución que obligó a sus integrantes a dedicarse al resguardo y orden de la ciudad; cuando la epidemia del cólera atacó a la ciudad de Talca en 1886, quedando en evidencia su vocación de servicio, puesto que con sacrificio y riesgo de sus vidas los voluntarios colaboraron con las autoridades para auxiliar y sepultar a los millares de víctimas que consumió el flagelo; y, posteriormente, en los enfrentamientos revolucionarios de 1891 y 1931.
En cada temporal, cada sismo, cada tragedia con que habitualmente demuestra su indómita furia la naturaleza en un siempre vapuleado territorio, Bomberos de Talca se ha hecho presente para ayudar y auxiliar a quienes lo han requerido. De ese modo, en 1939 llegó con sus hombres a Chillán, después que el terremoto de ese año echó por tierra a esa ciudad y a otras de la zona. Durante más de un siglo, esa señera entidad piducana ha sido generosa en ofrendar vidas en forma silenciosa e inadvertida para muchos.
Así lo testimonia la bitácora institucional que consigna decenas de servicios prestados a la ciudadanía en misiones de alto riesgo, varias de las cuales tuvieron consecuencias fatales para algunos de sus hombres, provocando irremplazables mermas en sus filas y dejando a sus mártires suspendidos en la flama eterna que arde en conmemoración a los caídos en actos de servicio.
Se podría generar una analogía en los siguientes términos: el soporte de Bomberos en el progreso y logros ciudadanos, es lo que al cuerpo el espíritu; reflejo de filantropía real y pura que pervive en las sempiternas tradiciones de entrega desinteresada... las que son la razón de ser de los caballeros del fuego.
Asimismo, el aumento del personal de todas las clases sociales y la diversidad de opiniones vertidas en el seno de la institución con el objeto de darle mejores y nuevos rumbos, provocó la división del cuerpo en compañías.
En ese contexto, el origen de la Segunda Compañía se remonta a la fecha de fundación del Cuerpo de Bomberos talquino, en tanto que la Tercera Sección formó la Tercera Compañía de Hachas y Escaleras el 6 de julio de 1884, bajo el lema Abnegación y disciplina. Igualmente, el 8 de agosto de 1884 se organizó definitivamente la Primera Compañía, bajo el lema Trabajo y disciplina.
Finalmente, con su eslogan Abnegación y sacrificio la Cuarta Compañía se formó el 29 de mayo de 1926, acudiendo al primer llamado de amago de incendio (en 1 Oriente entre 6 y 7 Sur) el 18 de julio de 1926.
Incendios de gran connotación Colegio de las Monjas del Sagrado Corazón de Jesús: conocido también como Sagrados Corazones (SS.CC. ), tuvo un triste final a las once de la mañana del 27 de febrero de 1907.
En ese entonces, la campana del Cuerpo de Bomberos echó al aire sus trágicas notas de alarma ante un voraz incendio que se inició en la iglesia El Carmen -1 Norte 4 Oriente y que dejó al otrora prestigioso establecimiento educacional católico reducido a humeantes ruinas.. Tesoros del Museo del Cuerpo de Bomberos de Talca Fotografías del doctor Fortunato Rojas Labarca; del ex alcalde don Andrés Vaccaro Rodríguez; y de don Benito RiFotografías del doctor Fortunato Rojas Labarca; del ex alcalde don Andrés Vaccaro Rodríguez; y de don Benito Ri quelme González -en su juventud-, secretario general del Cuerpo de Bomberos de Talca. Incendio del Mercado Central: El 22 de septiembre de 1910, la ciudad de Talca aún permanecía engalanada tras la entusiasta celebración del primer centenario de la Independencia Nacional. Por esa razón, el Mercado Central lucía embanderado y con su frontis de calle 1 Sur ornado de guirnaldas tricolores. Allí estaban establecidas las mejores tiendas, por lo que se le conocía como el principal centro comercial de la ciudad.
Tras un día apacible, posterior a una agitada fiesta popular, y faltando minutos para las ocho de la tarde, la campana del Cuartel de Bombas interrumpió la quietud citadina: una inmensa hoguera surgió en una de las principales tiendas del lugar. Pronto el fuego fue amagando a otros locales, hasta comprometer a todos los negocios de la cuadra, a pesar de los denodados esfuerzos del Cuerpo de Bomberos para contener el avance de las llamas.
La causa del violento siniestro se atribuyó a que el edificio -de estilo Neoclásico estaba cubierto por un solo techo, sin cortafuegos entre local y local, generando un efecto chimenea, lo que hizo imposible su control.
Portal Las Heras: En el corazón de una pujante ciudad, 1 Sur 3 y 4 Oriente, hasta inicios del siglo XX se alzaba la majestuosa silueta arquitectónica del Portal Las Heras, edificio que cobijaba en su interior una moderna cancha de patinaje.
En esos días, asomándose tímidamente al nuevo siglo, ornaban la ciudad numerosos monumentos públicos de mármol y piedra: agraciadas réplicas helénicas y romanas en las afueras del Estadio Fiscal, Miseria y otras en el ingreso al hospital, y hasta en los Campos de Marte. Sin embargo, la placidez provinciana de los vego, la placidez provinciana de los veDécada del cuarenta del siglo XX: ejercicios de Bomberos en Plaza Ignacio Serrano.
Allí se ubicó el Monumento a la Victoria desde 1935 y hasta 2010 (había sido seriamente dañada por los terremotos de 1906,1935 y 1939). cinos talquinos se vio perturbada el 3 de enero de 1915, cuando un gran incendio redujo a vestigios humeantes aquella hermosa construcción Neoclásica orgullo de la urbe. Bomberos ilustres José Fortunato Rojas Labarca: Nació en Talca en 1857, el mismo año en que se instalaba el telégrafo y se fundaba el Hospicio en dicha ciudad. Fue el primer hijo de don Vicente Rojas Rodríguez -fundador del Cuerpo de Bomberos talquino y doña Mercedes Labarca Astaburuaga. Realizó sus estudios en el Liceo de Hombres de Talca, trasladándose más tarde a Santiago para cursar Medicina en la sección universitaria del Instituto Nacional. En 1881 obtuvo su título de médico cirujano y regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión en el hospital y en la penitenciaría, labor que desempeñó durante cincuenta años. Asimismo, ese mismo año ingresó a la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos, y en 1866 contrajo matrimonio con Flor María Rodríguez Bascuñán, de cuya unión nacieron cuatro hijos. Desde 1887 aproximadamente y hasta 1928, ejerció la docencia en el liceo de su ciudad de origen. Cultivó el grabado, la pintura, el dibujo, la fotografía y las letras, obteniendo diversos premios de reconocimiento a su talento. Falleció en su ciudad natal en 1949.
Andrés Vaccaro Rodríguez: Nacido en la segunda década del siglo XIX, fue alcalde de la ciudad desde 1921 hasta 1931, correspondiéndole enfrentar -al final de su administración el complejo proceso de comenzar a levantar una ciudad tras el terremoto del 1 de diciembre de 1928, llamado el Terremoto de Talca, cuyo origen se situó en el volcán Quizapú (cuando era intendente de Talca don Gonzalo Robles, período 1926-1930). Legó a la posteridad obras que modificaron el plano urbano existente hasta esa data, planificando junto a un equipo de asesores y colaboradores el levantamiento de la metrópoli, que en su génesis contemplaba considerables innovaciones que después se excluyeron por razones económicas. La Avenida Exposición, actual Diagonal Isidoro del Solar, que enlaza la Plaza de Armas con Alameda, debería haber llevado su nombre, ya que su diseño lo concretó en 1930, cuando aún era alcalde. Le sucedió en el cargo don Pedro Valdés, por el período 1931-1932. En su honor, la actual 18 Oriente se denominó Avenida Andrés Vaccaro, exhibiendo hasta la década del 80 del siglo pasado un monolito que lo homenajeaba, el cual al parecer el tiempo se llevó. Benito Riquelme González: Hijo de Benito Riquelme Parra (ex combatiente de la Guerra del Pacífico) y Rosa González Urquízar, matrimonio procedente de San Felipe, nació en Talca el 26 de junio de 1904.
A partir de 1914 Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Liceo de Hombres, donde posteriormente participó y organizó juegos florales, fiestas de la primavera y veladas de gala, además de fundar el centro de ex alumnos, el Teatro Club de Señoras de Santiago, la Compañía de Teatro El Horóscopo y la publicación humorística Gestapo. En 1924 se fue a estudiar Derecho a Santiago, carrera que después de cuatro años dejó inconclusa para regresar a Talca por problemas de salud, trabajando en la Caja de Seguro Obrero. Luego, por razones laborales, residió 8 años en Collipulli.
Gran coleccionista (reunió un archivo con más de 15 mil materias clasificadas que fue donado por su familia a la Universidad de Talca), en su columna Balcón de diario La Mañana usó el seudónimo Rigon Benoit destacando lo bueno y escarbando en lo chabacano. Desde 1930 hasta 1987 publicó Crónicas liceanas, Crónicas de la frontera y Crónicas talquinas. El 13 de abril de 1913 creó el Museo Bomberil y fue secretario general del Cuerpo de Bomberos. Falleció en 1989.).