Autor: Manuel José Irarrázaval Presidente del Instituto de Políticas Públicas en Salud Universidad San Sebastián
¿Es acertada la propuesta presentada por el Colegio Médico para hacer frente a la pandemia de Covid?
Frente a la situación sanitaria que enfrenta el país a consecuencia del coronavirus, en que a pesar del extenso proceso de vacunación las cifras de contagios y alta ocupación de las unidades de cuidados intensivos son preocupantes, el Colegio Médico presentó un cambio de estrategia que incluye un rediseño del plan Paso a Paso, lo que ha generado discusión en relación a su conveniencia y oportunidad. Empezar de nuevo: la oportunidad de la trazabilidad La propuesta publicada recientemente por el Colegio Médico es un acierto desde varios puntos de vista. Primero, porque propone revisar y fortalecer la gobernanza de la pandemia, incorporando a expertos externos al Minsal en la toma de decisiones y agregando una instancia estratégica compuesta por distintos actores sociales.
En la actualidad, si bien existe un Consejo Asesor integrado por reputados especialistas en la materia, no es claro el proceso por el que sus recomendaciones son o no consideradas, o cómo la autoridad de Salud le entrega información apropiada para realizar sus evaluaciones. El cambio de gobernanza propuesto aumenta la transparencia de este proceso, lo que es esencial para la legitimidad social de las decisiones y su comprensión y aceptación por parte de la población.
En segundo lugar, la propuesta avanza en renovar el plan Paso a Paso a través de una estrategia que, si bien supone costos importantes en su inicio, se encuentra fundamentada en evidencia comparada y representa una respuesta adecuada frente al momento epidemiológico crítico que vivimos.
El llamado “cortocircuito”, es decir un confinamiento estricto que disminuya la movilidad lo más posible, permitiría crear una ventana de oportunidad para reforzar la tra Zabilidad y de esta manera reducir al máximo y, eventualmente, cortar la cadena de contagios, algo que no ha podido lograrse con las estrategias actualmente vigentes. Esto porque cuando existen muchos casos el testeo, trazabilidad y aislamiento es casi inabarcable.
Por cierto, una medida como ésta requeriría de un consenso amplio, comunicación efectiva, planificación y recursos, además de una coordinación precisa con cada municipalidad en el desarrollo de planes locales, pero se encuentra validada por la experiencia de países como Nueva Zelanda y Australia, que han sido efectivos en contener la pandemia. En tercer lugar, la propuesta mejora y clarifica las fases del plan, aumentando la consistencia y fundamentación técnica de las actividades permitidas. Así, por ejemplo, se permiten actividades al aire libre, que tienen riesgo más bajo de contagio, antes que actividades en lugares cerrados.
Se hace cargo, además, de la necesidad planteada por Unicef de que las escuelas sean “las primeras en abrir y las últimas en cerrar” por el gran impacto que tiene la pandemia sobre todo en los niños más vulnerables.
Todavía es necesario incluir con mayor fuerza la implementación de una estrategia de tra Zabilidad desde el primer momento, asignando una cantidad sustantiva de recursos para lograr cortar la cadena de contagio, además de revisar la estrategia desde el nivel central con el fin de permitir a los servicios de salud y las comunas generar planes hechos a la medida de su realidad local.
Estos recursos adicionales no solo se requieren para el testeo y la trazabilidad, sino también para asegurarse que las personas cumplan con el aislamiento, apoyándolos económica y socialmente, y fiscalizando su cumplimiento adecuadamente Finalmente, es necesario reiterar que la emergencia que enfrentamos no es solo un problema sanitario sino social, lo que implica incluir a las personas en el diseño de políticas que se hagan cargo de los problemas que ellas mismas identifican. Solo de esta manera podremos enfrentar integralmente la pandemia con un plan claro, compartido y efectivo.
Frente a frente Covid cero no es posible La estrategia planteada por el Colegio Médico tiene dos propósitos declarados: eliminar la presencia de Covid-19 en el país e impedir su reaparición y blindar a la población frente a riesgos inminentes, como la entrada de nuevas variantes. Pero las premisas sobre las que se basa esta estrategia parten de un diagnóstico que está evidentemente sesgado con respecto al manejo de la pandemia en el país.
Si se analizan los indicadores de los que se dan cuenta diariamente en el reporte Covid-19 y se comparan con los de otros países, incluyendo los “desarrollados”, podemos ver que no lo hemos hecho tan mal. Se implementó tempranamente un plan de acción que ha permitido a la fecha tener a más de 61% de la población con su esquema de vacunación completo.
Se cuadruplicó la capacidad hospitalaria a través de la integración de la red pública y privada, la adquisición de ventiladores y otros insumos, la contratación de personal y la reorganización del sistema sanitario, entre muchas otras medidas. Delas propuestas planteadas por el Colmed hay dos fundamentales: una nueva gobernanza y un Cortocircuito Epidémico. La primera, implica la creación de tres cuerpos colegiados: un Consejo de manejo de la pandemia, un equipo estratégico y un comité de emergencia. Esta nueva organización no garantiza una mejoría de la estrategia implementada. Por el contrario, es predecible, que la interacción de estos tres grupos de trabajo, muy heterogéneos y de variables competencias técnicas, surja más bien un elemento de dificultad y complejidad en las decisiones. Adicionalmente, al diluir la responsabilidad central del Ministerio de Salud, se hace mucho más difícil establecer responsabilidades en el proceso. La propuesta del Cortocircuito Epidémico sorprende por su ingenuidad. Llevamos un año y medio de cuarentenas parciales o totales, que han producido un fuerte desgaste de la población y que no se respetan adecuadamente.
La razón fundamental deriva de sus “costos colaterales” que el Colmed subvalora. ¿Cómo pretenden entonces implementarlas? En esta hora desafiante, es indispensable unir fuerzas abandonando todo intento de utilizar la pandemia para fortalecer una visión política y debilitar otras. Lo que importa es el futuro de millones de personas que verán un escenario peor si avanzamos por el camino equivocado. Es tiempo de reconocer que tendremos que convivir con el virus por meses o años. Su extremada capacidad de mutación hace probable que tengamos que aprender a reconstruir nuestra vida en todos sus ámbitos. No hay receta única. Es muy probable que muchas veces nos equivoquemos, pero persistir en la visión de los “ayatolas de la cuarentena”, no es viable. Hay países que reabrieron sus colegios y algunas actividades productivas tomando medidas de precaución y han seguido adelante. La acción de la autoridad sanitaria de ensayo error en la búsqueda de alternativas debemos apoyarla lealmente, sin usar algunas fallas como munición, sino como una oportunidad para aprender a hacerlo mejor.
Lo que sí destacaría de la propuesta del Colmed serían: la estrategia de comunicación de riesgo, de mitigación en espacios cerrados y el concepto de Burbuja Territorial, las que vale la pena estudiar y ensayar en la búsqueda de normalizar con seguridad.