Autor: JORGE CORREA SUTIL
La necesidad de villanos
La necesidad de villanos puestamente ocultada es la de ser hija de un condenado por violación de derechos humanos.
Aunque la información hubiere sido ocultada, ¿por qué es relevante?, ¿relevante para quién?, ¿para cuál de las funciones del Sernameg? Por su parte, la relativización de la tortura habría consistido --hasta donde ha trascendido-en una respuesta que Amor habría dado en el borrador de una entrevista, nunca publicada, en que habría afirmado que su padre --que oficiaba como médico en el Estadio Nacional el 73-nunca torturó, que eso lo hacían otros. La condena del padre es como cómplice.
El cómplice, por definición, no es autor, no toma parte en la ejecución del delito, en este caso, de la tortura. ¿Qué relativizó entonces Isabel Amor, al haber afirmado que su En tiempos en que el poder eclesiástico y el civil quemaban brujas, los hijos debían responder por los delitos de sus padres. Un avance civilizatorio puso fin a esas prácticas de oscurantismo. Pero lo que desapareció del derecho penal aún revolotea en nuestra cultura. Así, no se tolera que ostenten cargos públicos u honores los hijos de un condenado si expresan conmiseración o cierta lealtad para con sus progenitores. Primero fue el caso de Javier Macaya. Afirmó que una de las pruebas que inculpaban a su padre había sido obtenida ilegalmente. El coro, incluso de los suyos, sostuvo que había cometido un error imperdonable.
Debió renunciar al cargo partidario que ostentaba y hubo, no pocos, que pidieron que renunciara como senador. ¿Afirmó algo falso? Nadie prestó atención acerca de si la prueba que mencionó fue validada o descartada, relevante o despreciada en la sentencia.
Ello no importó, pues lo decisivo, se afirma, es que salió a relativizar la condena de su padre. ¿Qué hijo, en su situación, no lo haría? Agrega la jauría que él no podía hacerlo como autoridad pública. Por cierto, no debía hacer nada para incidir en el juicio de su padre.
Hasta aquí, nadie ha afirmado que, más allá de esa frase, lo haya intentado. ¿Tenían sus palabras --las únicas por las que se le ha juzgado-alguna capacidad de influir en los jueces? El coro le achacó encubrir la pedofilia. ¿Con qué fundamento? Bueno, es que el coro no necesita razones, lo que le urge es que alguien haga de villano, pues sin villanos, tampoco hay buenos. Otro tanto ocurre con Isabel Amor. Para justificar su despido, la ministra de la Mujer sostuvo que relativizó la responsabilidad de su padre y ocultó información relevante. La información, sudiscurso maniqueo y trasladar la personificación de la maldad en los del bando adversario. Desde entonces, andamos atrincherados y a la caza de brujos.
La necesidad de encontrar villanos, sostiene el notable último Informe de Desarrollo Humano del PNUD, podría estar entre las principales causas de la parálisis de la política, que la tiene estéril de cambios en el último tiempo.
El informe sugiere cómo las frustraciones i n d i v i d u a l e s son atribuidas a voluntades e intereses de otros y muestra cómo "el predominio de lógicas obstruccionistas y revanchistas reduce la eficacia institucional y (... ) puede alimentar la desconfianza en las instituciones y la evaluación crítica de su desempeño". "Estas lógicas --agrega el estudio-pueden promover la práctica del veto, un obstáculo clave para la conducción social de los cambios.
En tal escenario, más que buscar acuerdos orientados al futuro, los actores buscan asegurar sus posiciones y limitar el avance del `adversario'". Los episodios de Macaya y Amor parecen mostrar uno de los males que corroe nuestra vida colectiva: ese afán de andar demonizando periódicamente a algún otro, como si de eso dependiera la belleza de nuestra propia imagen en el espejo. El afán por encontrar demonios ha dejado atrás la democracia de los acuerdos y nos ha conducido a la democracia de las trincheras.
El problema es que, en esta, reina la parálisis y la política se hace estéril. n padre no torturó? ¿ Por qué se la exonera entonces? La razón parece ser la misma que la que motivó la condena social de Macaya. Es porque los buenos necesitan encontrar malos y repudiarlos. La necesidad de encontrar villanos, especialmente entre los poderosos, parece ser una característica de la sociedad chilena. Arraigó con especial fuerza d e s d e q u e l o s j ó v e n e s enarbolaron la pureza y el desprecio.
Los líderes de entonces, más que enfrentar las críticas de esos jóvenes y tratar de convencerles de que la política necesita tolerancia y relativismo, prefir i e r o n h a c e r s e d e l La necesidad de villanos EL AFÁN POR ENCONTRAR DEMONIOS HA DEJADO ATRÁS LA DEMOCRACIA DE LOS ACUERDOS Y NOS HA CONDUCIDO A LA DEMOCRACIA DE LAS TRINCHERAS. JORGE CORREA SUTIL.