Autor: PATRICIA VILDÓSOLA ERRÁZURIZ
La unión que impulsa tecnologías para el agro
Varinka Farren, directora ejecutiva de HubApta. Ilenciosamente Chile avanza para convertirse en exportador de tecnologías para el sector agroalimentario global, desarrollada por universidades y centros de investigación. El impulso lo da la unión de universidades en hubs, donde especialistas los apoyan en transferir la investigación a proyectos de mercado exportables. “El pro blema es que las universidades más grandes tienen más herramientas para salir a promover con más facil dad sus portafolios de proyectos. Sin embargo, las universidades más pequeñas no las tienen, porque se requieren capacidades muy especializadas.
Entonces el hub aparece como una forma de darles más acceso a especialistas en transferencia tecnológica para que así pudieran movilizar sus investigaciones”, comenta Varinka Farren, directora ejecut va de Hub Apta, entidad integrada universidades socias y 12 beneficiaras de todo el país. “Tenemos claro es que podemos lograr más cosas juntos, conseguir que la tecnología tenga un impacto más amplio”, explica Varinka Farren respecto a lo que moviliza a todos los que participan en el Hub. Agrega que esto se potencia porque se produce una interacción entre los distintos asociados, lo que permite que haya un aprendizaje que ayuda a todos los participantes. Si bien el Hub Apta se enfoca en cuatro áreas, el agro es uno de los ft cos principales de su labor.
“Nos focalizamos en agro porque muchas de las tecnologías que son de más rápida transferencia se concentran en el área agroalimentaria y porque en el país en esta área hay mucha innovación y tecnología que se puede impulsar”, dice.
Lo que hacen, explica Varinka Farren, es mantener una vigilancia tecnológica, para detectar tecnologías desarrolladas en las universidades o centros de investigación para resolver un problema específico y que podrían ser interesantes de coneretar en el mercado, productivo, ambiental y económico, De las cerca de mil nuevas tecnologías evaluadas por expertos, cerca del 35% es del agro. Con ese portafolio buscan empre sas chilenas y extranjeras y ver si tendrían interés en realizar las pruebas para que se convierta en un producto comercializable, “Hacemos pruebas con empresas. Es cierto que muchas veces eso puelas líneas productivas, pero el resultado final puede tener un impacto muy positivo”, cuenta. La especialista cuenta que hasta ahora les ha resultado mucho más fácil abrir puertas en el extranjero, ya que a nivel nacional existe menos interés en este tipo de experiencia.
Ya tienen proyectos como el de las mallas fotovoltaicas desarrolladas por Ricardo Bastías, de la Univers dad de Concepción, con recursos FIA, y que, a través dela gestión del Hub, lo probó Giddings en berries en México. “Hicieron pruebas de campo y vimos que mejoraba el calibre, la planta quedaba mejor pos secha y había reducción del consumo de agua”, cuenta. Explica que el objetivo final es conseguir que Chile sea exportador de tecnologías nacionales y que de esa forma. El país sea reconocidos e mo exportadores de tecnología a nivel global. Algunos delos otros proyectos son un bioestimulante de papas y tomates, que está recién probándose; un ultrasonido que revisa la calidad de la fruta, sin intervenirla fisicamente, para determinar si está en condiciones de exportación.
Esta tecnología ya ha sido probada por la empresa internacional Maf Roda y efectiva'mente se ve que funciona en distintas frutas; también se está probando, en la empresa Decco, un nebulizador que protege a la fruta con un coat natural; y probióticos para abejas, que están testeando en Grecia. “Cada tecnología involucra un proceso lento y muy caro. Las mallas ya llevan seis o siete años en el mercado, pero atrás hay entre 5 y10 años de investigación. Fue en 2015 cuando se comenzó a aplicar, en 2019 se transfirió al mercado y en 2022 se está consolidando en el mercado. Ahora vienen otros desafíos como el ampliar esos mercados, por ejemplo”, explica Varinka Farren. Dice la especialista, es que la tecnología que se selecciona tenga el mayor impacto posible, a nivel local y global, tanto productivo como medioambiental. “Se busca el mayor impacto posible.
Cada proyecto que selogra transferir al mercado se con= vierte en un referente para que losinvestigadores vean que existen estos caminos, que esas investigaciones tienen una aplicación práctica”. A través del HubApta, las investigaciones tecnológicas de 22 universidades del país se convierten en productos de alto impacto productivo, comercial y medioambiental y que llegan a mercados internacionales.