Autor: Hugo E. Herrera
Corrupción orgánica en la derecha
A derecha tuvo un pasado intelectual vigoroso. Piénsese en Juan Enrique Concha, Alberto Edwards, Luis Galdames o Mario Góngora.
Hoy, en vez de esa pluralidad robusta, consta un neoliberalismo ramplón y, sobre todo, la ausencia de un discurso propiamente político en el sector, capaz de convencer en foros libres. ¿Cómo llegamos a eso? Papel descollante lo tienen las infraestructuras del poder. Si la historia intelectual de la derecha transcurrió usualmente en las universidades, desde los ochenta y noventa, el “intelectual de derecha” es funcionario de “think tank”. Aquí se produce un problema mayor, de corrupción orgánica. El mentado funcionario entra en una organización controlada por donantes, usualmente empresarios. Tiene que responder, en definitiva, ante ellos.
Entonces se pervierte la actividad intelectual. ¿Pueden los “investigadores” de “Libertad y Desarrollo”, la FPP, etc., pensar de modo libre, con independencia de lo que crean los respectivos do- “No se reclame después que RN y la UDI no puedan discernirse claramente, en sentido político, de los Republicanos”. nantes? Algunos dicen que sí, como queriendo saltarse esa verdad incómoda de que quien paga también manda. Lamentableno se conoce esto: algún miembro de “think tank” que haya discrepado en serio de la ideología del controlador o donante. Si en las universidades con libertad académica (no todas, por cier10) los profesores están obligados sólo ante la verdad y el escrutinio de los pares, en el “think tank” manda el donante. Y, claro, no se sale de exposiciones contenidas, auto-publicaciones, la cooptación de medios. Así, embotan el ámbito deliberativo, llenándolo de ruido. Además, y contra lo que las mentes de los donantes y controladores pudiesen esperar: terminan jugando contra sus propias ideas. Como debiesen saber esos donantes: mercados protegidos tienden a volverse ineficientes. En el caso: el nivel del pensamiento decae. No se reclame después que RN y la UDI no puedan hoy discernirse claramente en sentido político y a partir de un discurso de fondo, de los Republicanos. Ni de la incapacidad de no pocos de sus dirigentes y de los voceros de “ink tank”, de intervenir con prestancia en las discusiones de largo aliento.
Tampoco que nadie se haya percatado del error craso de incorporar al órgano constituyente a dos personas cuyo mérito es ser “investigadoras” de “Libertad y Desarrollo”, el paradigma de la defensa sistemática de intereses de sus oscuros donantes (nota 1, de0a7 en un estudio de transparencia de La Segunda 16.4. 2018); o de la torpeza indecorosa de aceptar que Juan Sutil, el último dirigente nacional de los empresarios, vaya de candidato, y por donde mismo es diputado Diego Schalper, secretario general de RN y beneficiario de sus donaciones. Todas estas son muestras lamentables de falta no sólo de pensamiento, sino de criterio político que podrían terminar comprometiendo los resultados del importante proceso constituyente en Curso.