Un golpe feroz, mas no definitivo
Un golpe feroz, mas no definitivo E l ataque aéreo de Estados Unidos ha sido sin duda un duro revés para Irán, su programa nuclear y las herramientas del régimen de los ayatolas para amenazar a Israel.
Representa, además, el último de una serie de golpes con que Tel Aviv y Washington han ido demoliendo la capacidad militar de Teherán y sus llamados proxies, es decir, las fuerzas irregulares que actuaban bajo su patrocinio.
La serie incluye también la destrucción casi total de Hamas, con posterioridad a los ataques terroristas de octubre de 2023; la derrota de Hezbollah, que limitó severamente la capacidad de dicha organización para lanzar cohetes desde sus bases en el Líbano, e incluso el derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad en Siria. El sábado por la noche, un escuadrón de bombarderos B-2 armados con poderosas bombas antibúnker, y submarinos con misiles crucero Tomahawk, golpearon las principales instalaciones nucleares de Irán, en Fordo, Isfahan y Natanz.
No está claro de qué magnitud han sido los daños causados por la operación «Martillo de Medianoche»--el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, dijo que la evaluación de los daños llevará tiempo--; es posible que la capacidad de Teherán para enriquecer uranio haya sido dañada severamente, pero no se sabe que ha ocurrido con los cerca de 400 kilos de uranio que Irán ya había enriquecido hasta una condición cercana a la necesaria para fabricar una bomba.
También es evidente que, pese a que los ataques previos de Israel incluyeron el asesinato de numerosos científicos iraníes, resulta casi imposible borrar o anular el conocimiento nuclear que el régimen había ido acumulando durante años. Es posible, incluso, que Irán se vea alentado ahora a avanzar más rápido en la construcción de un arma nuclear, algo que, según la propia inteligencia estadounidense, la cúpula gobernante todavía no había decidido.
Ello sin considerar, además, las posibles represalias que todavía le quedan, desde minar el estrecho de Ormuz, para bloquear el comercio marítimo en el Golfo Pérsico, hasta ataques terroristas en Occidente. «Nada más peligroso que depredador herido y acorralado», recordó este lunes un editorial de The Washington Post.
Numerosos analistas han advertido también que la población iraní, mayoritariamente proccidental, había ido manifestando un progresivo desapego con el gobierno teocrático de los mullahs, particularmente por las dificultades económicas en que está sumido el país y la profunda pérdida de poder adquisitivo de sus ciudadanos; el ataque, en cambio, podría hacer que la población cierre filas tras el gobierno. El propio Donald Trump manifestó el domingo su intención de provocar un cambio de régimen en Teherán, algo que otros altos funcionarios estadounidenses habían descartado previamente.
Aunque hay pocas dudas del historial de Irán como patrocinador del terrorismo y amenaza a otros países de la región, la experiencia de los intentos de Occidente en el rediseño político del Medio Oriente es abundante en ejemplos de que el remedio suele ser peor que la enfermedad. "Aunque Donald Trump manifestó su intención de provocar un cambio de régimen en Teherán, el ataque podría hacer que la población cierre filas tras el gobierno"..