Autor: Lenka Carvallo
"El cáncer ha sido un pelo de la cola al lado de todos mis retos...
“No hay ninguna razón para decir esta familia sí y esta familia no”, sostiene uno de los pioneros en reproducción asistida en Chile, sobre el matrimonio de parejas del mismo sexo, con filiación. Su rol sería clave ante un adverso futuro social y demográfico. Fines del 2017 el médico ginecólogo Fernando Zegers se despidió del equipo con el que trabajó durante décadas en la Clínica Las Condes. Cerró la puerta de su consulta y partió decidido a concretar uno de sus mayores sueños: crear un centro de reproducción asistida para personas de bajos recursos. Ni el agresivo cáncer al esófago con que fue diagnosticado pocos meses después, ni las extenuantes sesiones de quimio y radioterapia lograron frenar su determinación. “Claro que el cáncer ha sido un pelo de la cola al lado de todos los retos que he emprendido en el campo médico... ”, admite mirando fijo con sus profundos ojos celestes. Retoma el tema de su centro: “Fue una linda iniciativa... Es (se corrige), porque todavía no está muerta... El alcalde Felipe Alesandri nos entregó una casa vicPor toriana en la Quinta Normal. Matías Klotz hizo un proyecto arquitectónico extraordinario.
Pero cuando llegó el momento de los quihubo nos topamos con puras dificultades técnicas: la casa pertenecía al Consejo de Monumentos Nacionales y hasta ahora ha sido imposible que sea traspasada a la municipalidad para que ésta nos la entregue en comodato... ”. Suspira. “Además que ahora tendremos una nueva alcaldesa, un consejo distinto y, con el cambio de gobierno, vendrán también nuevos ministros... Pero estoy vivo.
Recién me hice los exámenes y salieron muy bien, así es que seguiré adelante con esta y otras de las misiones que me he propuesto”, sostiene el director del programa de Ética y Políticas Públicas en Reproducción Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad Diego Portales. Fue a través de esta institución que Zegers participó de la elaboración de un proyecto de ley (junto a docentes de la Facultad de Derecho de la UDP y de la U. De Chile) que apunta a regular la reproducción asistida en sus diversos ámbitos, como la donación de gametos, la maternidad subrogada o la criopreservación. “Lo presentamos al ministerio de Salud y fue revisado por el ministro (Emilio Santelices), la subsecretaria (Paula Daza) además de la división jurídica de esa cartera. Le cambiaron con suerte un par de comas. Eso fue en 2018... ¿O el 2019? No me acuerdo. Mucha quimioterapia, a lo mejor —dice sonriendo—. Lo último que supimos es que lo habían pasado a la presidencia. Ahí duerme hasta hoy”, afirma sobre una materia en la que durante el último mes ha dictado una serie de seminarios a través de su casa de estudios. “La realidad de Chile sin prejuicios” En 1984 Zegers estuvo entre los primeros doctores en Latinoamérica en conseguir un nacimiento mediante reproducción asistida.
Hoy, otro de sus desafíos es En Chile el 74,7 % de los niños nacidos en el 2018 son de madres solteras O parejas sin una estructura legal, es decir, fuera del matrimonio que tanto defienden algunos sectores”. No quiero parecer hippie al defender tanto el amor, pero éste no es un espacio etéreo, que viene con el viento; tiene un fundamento biológico, molecular, crucial para la perpetuación de la especie”. conseguir que los carísimos tratamientos sean de alcance público. “En Israel todos los procedimientos de fecundación in vitro son gratuitos. Las parejas pueden acceder a todos los que requieran para construir su proyecto de familia, lo cual no sólo tiene un sentido histórico para el pueblo judío, sino geopolítico y demográfico. En ese país se hacen 5500 ciclos de reproducción asistida por cada millón de habitantes, totalmente financiados por el Estado.
En Chile llegamos a 300 por millón de habitantes, el 12% cofinanciado a través de Fonasa (que paga la mitad del valor y el resto quien recibe el tratamiento)... ”. Un panorama similar existe en Argentina y Uruguay, explica Zegers, donde se cuenta con una legislación para garantizar el acceso universal. En Costa Rica, que se encuentra en esa misma categoría, este médico jugó un rol crucial cuando en el 2000 fue convocado como experto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
“El Tribunal Constitucional de ese país prohibió la ejecución de las técnicas de reproducción asistida porque supuestamente atentaba contra el derecho de vida de los embriones, a los que consideraba como personas... Una discusión muy parecida a la que se ha visto en Chile”. —Da la impresión de que esta clase de debates no cambian mucho... Quedó claro tras el anuncio presidencial de ponerle urgencia al proyecto de matrimonio igualitario.
Daniel Mansuy mandó una carta a El Mercurio donde lo calificó como una “frivolidad”, que llevaría a la “tecnificación de la reproducción”. —Bueno, él es académico de la Universidad de Los Andes, y todos sabemos que en esa institución cualquier forma de reproducción asistida está prohibida. En cuanto al anuncio presidencial, quedé absolutamente sorprendido.
Nuestro presidente es inesperado; muchas de sus intervenciones lo son, pero creo que aquí él ha mirado la realidad de Chile sin prejuicios... Lo que me parece muy necesario en el contexto del país de hoy.
Y con rigor científico va dando cuenta de una serie de datos para fundamentar su relevancia: —Según el INE, en Chile el 74,7 % de los niños nacidos en el 2018 son de madres solteras o parejas sin una estructura legal, es decir, fuera del matrimonio que tanto defienden algunos sectores. Y en cuanto al Acuerdo de Unión Civil, sólo el 0,45% nacieron bajo este marco.
Hay otro factor que es importante: la tasa de natalidad ha ido consistentemente a la baja: es la menor de América después de Cuba, con 221.700 en el 2018 (INE). En Argentina, Bolivia y Perú se acercan al número mágico de 2,2 hijos por mujer, que permite la estabilidad de la población, mientras nosotros estamos en 1,6 hijos por mujer. Nuestra población es cada vez más pequeña. Entonces el problema es que la gente no sólo no quiere casarse sino que tampoco le interesa tener hijos.
Súmale que hoy las chilenas están siendo madres cada vez más tarde, después de los 29 años. —Entiendo que los migrantes juegan un rol fundamental en ese sentido. —Claro, ¡y gracias a Dios tenemos migrantes! Porque ellos no sólo contribuyen con diversidad étnica y cultural, sino que han evitado que nuestra caída poblacional sea aún mayor. En Chile el 14% de los nacidos en el 2018 fueron de mujeres migrantes; y en Tarapacá o Antofagasta es algo más del doble. Pero esto, que sería un factor de riqueza para cualquier otro país, en Chile es al revés; la manera de vivir de estas personas es muy pobre.
Y a nivel de políticas públicas nadie está preocupado a largo plazo de qué va a pasar con estas mujeres y sus niños; por lo tanto, lo previsible es que a futuro ellos tengan una educación muy pobre, condiciones alimentarias cada vez más en el límite, poca interacción a nivel del hogar porque los padres o la madre estarán fuera, trabajando arduamente para sustentarse. ¡Esos son los niños que construirán nuestra sociedad del mañana! Suspira: —Parece un cuento muy negro y lo es.
Por eso es tan importante una mirada como la reflejada por el presidente, así como de los gobiernos que vengan, ahora que estamos en ese proceso político. —¿ Pero cómo encaja el matrimonio igualitario en este panorama? —Comprenderás que en este contexto social todo lo que pueda favorecer el que las familias puedan estructurarse a través del amor pero con un marco que les dé protección, será fundamental para el crecimiento y desarrollo de las nuevas generaciones y para darle estabilidad social al país.
Aquellas parejas del mismo sexo que dispongan de los mismos derechos y deberes que cualquier otra familia, que probablemente irán a tener uno o dos hijos alo sumo, los cuidarán como hueso de santo, entregándoles amor, educación, protección, siendo legalmente responsables ante ellos.
Reflexiona: —¿ Por qué no reconocer el derecho de dos personas que se aman de establecer una relación estable, sin distinciones, tengan o no hijos? Esta nueva forma de familia diversa, que se fundamenta en el amor y no en su capacidad natural de reproducción, le entregan una tremenda solidez a los niños.
Entonces, tomando en cuenta la realidad que te acabo de describir, ¿ por qué no ayudar a un pequeño grupo de hombres y mujeres que lo único que piden es tener hijos para cuidarlos con amor, protegerlos, con el matrimonio como el marco jurídico y legal donde puedan expresarse como familia? Porque cuando se hizo el AUC precisamente se dejó fuera esta parte... —En un país desigual, ¿esta sería una inequidad más? —Por supuesto.
No quiero parecer hippie al defender tanto al amor, pero éste no es un espacio etéreo, que viene con el viento; tiene un fundamento biológico, molecular, que es crucial para la perpetuación de la especie; es mucho más que el que dos personas se junten y se hagan añuñú. En ese sentido la mujer que pare un hijo no es distinta si es lesbiana a si es heterosexual. De hecho, el rol de aquella que no parió ni amamantó es mucho más cercano del que podría tener un padre.
Es más, creo que la chance de que ese niño reciba amor y cuidado es mayor. —¿ Por qué? —Porque el hombre está hecho para entregar su carga genética e irse, de tal manera que la paternidad se establece por un acto de voluntad, no ligado a la biología: es padre porque quiere serlo. —¿ Hay estudios respecto de los hi. Jos que se crían con dos papás o mamás? —Con mujeres existen muchísimos a lo largo de estos últimos 20 años. Todos demuestran que los niños no se ven afectados en su identidad sexual, ni en su desarrollo psico-social o motor. Lo que sí se produce es el bullying y por eso se recomienda poner a los hijos en colegios más abiertos, donde no sean vistos como bichos raros.
De todas maneras ese bullying no es muy distinto al que sufren los niños extremadamente obesos o con deformaciones físicas. —Si la mujer está más condicionada biológicamente para criar, ¿qué pasa cuando los padres son dos hombres? —Tanto en Inglaterra como en EE.UU., la mayor parte de los estudios con que hoy contamos, corresponde a hijos adoptados. Por los mismos prejuicios que acá, las parejas gay son las últimas en la fila y por lo tanto sólo pueden adoptar a niños mayores, que han experimentado mucho daño en su corta vida.
En Chile, si un niño ha estado 10 años en el Sename, su opción de ser acogido en la sociedad y tener una familia será muy difícil; no sólo ha sido abandonado sino que está dañado institucionalmente. Así que la estabilidad familiar generada en estas condiciones es muy frágil, tanto para padres heterosexuales como homosexuales. Sin embargo, la experiencia cambia radicalmente cuando se trata de padres por gestación subrogada, que tienen al hijo desde que nació.
Son familias extremadamente sólidas. —Hoy esta discusión cobra especial relevancia teniendo en vista la redacción de una nueva Constitución. —Todos estos temas tienen que ser materia de una nueva carta fundamental. ¿Debe el Estado definir el tipo de familia que constituye Chile, a cuál proteger y a cuál no? ¿ Es ése su rol? Mi visión es que el Estado debe tener una posición neutra y preocuparse de que los mayores beneficiados sean los niños. Por eso es tan importante la evidencia que demuestran los estudios. Tomando eso en cuenta, no hay ninguna razón para decir que esta familia sí y esta familia no.
Los nuevos constitucionalistas deben definir explícitamente que el Estado protegerá por igual a todo tipo de familias, no basta con decir que es el centro de la sociedad y punto, porque al dejarlo abierto se discrimina.