300 AÑOS DE KANT: EL APACIBLE FILÓSOFO QUE REVOLUCIONÓ EL. MUNDO MODERNO -
300 AÑOS DE KANT: EL APACIBLE FILÓSOFO QUE REVOLUCIONÓ EL. MUNDO MODERNO 300 AÑOS DE KANT: EL APACIBLE FILÓSOFO QUE REVOLUCIONÓ EL MUNDO MODERNO FRANCISCO JAVIER OLEA Dijo que la razón debía ser crítica de todo, y primero de sí misma. Llamó a la humanidad a atreverse a pensar. Defendió que los seres humanos tenemos dignidad, no precio. Y que la moral es universal, a pesar de la pluralidad que somos. A tres siglos de su nacimiento, Carlos Peña, María José López, Alejandro Vigo y Valeria Campos calibran la importancia y vigencia del filósofo alemán.
H acía sus clases temprano en la mañana, de siete a nueve; antes, cuando faltaban cinco minutos para las cinco de la madrugada, su criado entraba al dormitorio y sin más gritaba: "¡ Señor profesor, ya es hora!". A las cinco, el filósofo Immanuel Kant ya estaba desayunando: tomaba té, fumaba una pipa, la única del día, y preparaba el curso de esa mañana. Terminada la clase, escribía hasta un cuarto para la una: "Han dado menos cuarto", le decía a su cocinera, o sea, había que servir el almuerzo.
Se tomaba una copa, más bien una "copita", y a la una estaba almorzando, siempre acompañado de no menos de cuatro invitados (como las gracias) ni de más de ocho (como las musas). Le gustaba conversar, porque era amistoso y porque creía que lo ayudaba con la digestión. Su salud era frágil, sobre todo la intestinal, a la que le ponía muchísima atención, como demuestran las detalladas y a veces escatológicas cartas que le enviaba a su médico. Tras almorzar, Kant daba un paseo, siempre solo, a la misma hora, que servía a las mujeres de Königsberg para ajustar los relojes. La única vez que falló fue porque estaba absorto leyendo el "Emilio" de Rousseau.
De vuelta en casa, leía, escribía, pensaba y a las diez de la noche se iba a acostar. "Kant procedía a envolverse en la ropa de cama de una forma muy minuciosa, como un gusano de seda en su capullo, y repetía la palabra `Cicerón' varias veces", cuenta Simon Critchley en "El libro de los filósofos muertos". "La vida del filósofo es a menudo la de un neurótico obsesivo", agrega.
O al menos era el caso de Kant. "Era lo que hoy día se llamaría un neurótico", escribe Carlos Peña en el ensayo que le dedica al filósofo alemán en su libro "Ideas de perfil". Derechos humanos Que somos razón y sensibilidad, que el mundo lo conocemos gracias a los conceptos y categorías de nuestra mente, o sea, que en parte construimos nuestra experiencia, la que no por eso deja de ser objetiva, compartida, común; que la moral debe ser universal, que la razón debe criticarse a sí misma y no aceptar otra autoridad. Que los seres humanos somos fines en sí mismos y no meros medios, que debemos JUAN RODRÍGUEZ MEDINA SIGUE EN E 2. 300 AÑOS DE KANT: EL APACIBLE FILÓSOFO QUE REVOLUCIONÓ EL. MUNDO MODERNO Carlos Peña, rector UDP. Alejandro Vigo, Universidad de los Andes. María José López, Universidad de Chile.
Valeria Campos, Universidad Católica de Valparaíso. ser autónomos, es decir, darnos nuestra propia ley moral, que somos libres y entonces el gobierno debe ser una república, que los Estados deben evolucionar hacia una confederación mundial que asegure una paz perpetua. En tiempos de emperadores, revoluciones (simpatizó y hasta se entusiasmó con la Revolución francesa) y guerras, esas fueron algunas de las ideas que Kant trajo al mundo. Nació el 22 de abril de 1724, hace casi trescientos años, y murió el 12 de febrero de 1804, meses antes la coronación de Napoleón. La vida entre esas fechas transcurrió en Königsberg, ciudad por entonces alemana (más bien prusiana) de la que nunca salió. "Me cuento entre quienes piensan que Kant es el filósofo más importante de la modernidad.
Tal vez, es el único autor que puede colocarse a la altura de Platón y Aristóteles", dice Alejandro Vigo, autor de "Kant y la conciencia moral" y profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes.
Con sus tesis se puede coincidir o no, agrega Vigo, pero lo crucial es su modo de hacer las cosas: "El propio Kant ha dicho una vez que no se aprende filosofía, sino que se aprende a filosofar.
Pues bien, si se atiende al nivel de rigor y a la lucidez metódica que Kant alcanza, se puede decir, me parece, que su obra establece un patrón de referencia con el que, de uno u otro modo, tiene que medirse cualquiera que realmente quiera aprender a filosofar". A María José López, profesora de las facultades de Filosofía y de Derecho de la Universidad de Chile, le parece que Kant es fundamental en el ámbito de la filosofía práctica. "En primer lugar, por buscar el carácter absoluto de los juicios morales en la voluntad misma, en el sujeto y no fuera en un objeto externo". Eso es la autonomía. "Después", agrega López, "por esa manera tan creativa de poner la universalidad y la no contradicción como criterios de moralidad: lo moral no es lo bueno para mí, a dónde me conducen mis inclinaciones, mis intereses egoístas que obviamente tengo, tampoco es el producto de una negociación entre intereses de distintos sujetos, sino que es esa posición en la que puedo pensar a la humanidad, como ser racional me puedo poner en esa posición". "La moralidad, las leyes, las instituciones republicanas tienen que hacer su trabajo para construir un ser moral que todavía no somos", agrega López.
Según Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y autor de "¿ Por qué importa la filosofía?", Kant es importante porque "explicitó tres rasgos constitutivos de la cultura moderna". "El primero, que es posible ejercitar la racionalidad y tenemos el deber de hacerlo en todas las esferas de la vida, y que ese deber exige, sin embargo, y paradójicamente, desconfiar de ella". El segundo, que la pluralidad de formas de vida y la extrema diversidad cultural son compatibles con estar sometidos a un mismo deber moral, es decir, la mencionada universalidad: "Él piensa que usted puede proponerse obrar como lo haya elegido, pero a condición de que el contenido de lo que se propone (a lo que llama máxima) sea susceptible de fundar una ley universal", explica Peña. "Esta idea de que hay una moral universal es la que mejor funda la idea de los derechos humanos.
Es una idea contraria, hay que decirlo, al multiculturalismo, hoy tan de moda, que presume que incluso la moral es asunto relativo". El tercer rasgo moderno es que Kant supuso que "no había ningún fin al que debiéramos inevitablemente servir y en pos de cuya consecución d e b i é r a m o s o r d e n a r nuestra vida". En ese sentido, dice Peña, el aporte de Kant no es tanto la idea de autonomía: "Lo propio o idiosincrásico del punto de vista de Kant es que afirma que esa autonomía incluye la afirmación de un cierto propósito o fin y que, así y todo, podemos ser morales, podemos estar sometidos a unas mismas reglas de valor universal". El sueño dogmático Sapere aude, atrévete a saber o a pensar, dijo Kant en su ensayo "¿ Qué es la Ilustración?" (1784). Ese hombre tranquilo, quitado de bulla, se atrevió y revolucionó el pensamiento.
Había sido un dogmático hasta que leyó a David Hume, el empirista y escéptico escocés que dijo que la causalidad y entonces la ciencia era poco más que un hábito mental, una costumbre, y que la metafísica había que arrojarla al fuego.
En sus "Prolegómenos a toda metafísica futura", de 1783, Kant escribió: "Confieso con toda el alma que a la advertencia dada por David Hume es a lo que debo haber salido hace ya muchos años del sueño dogmático y el haber dado a mis investigaciones filosóficas en el campo de la especulación una dirección completamente nueva". Una dirección crítica, que dio lugar en 1781 a su gran obra, "Crítica de la razón pura", seguida de "Crítica de la razón práctica" (1788) y "Crítica de la facultad de juzgar" (1790). Además de títulos como "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" (1785), "¿Qué significa orientarse en el pensamiento?" (1786), "La religión dentro de los límites de la mera razón" (1793) y "Para la paz perpetua" (1795). "Quería insistir en la autoridad de la ciencia y al mismo tiempo preservar la autonomía de la moral", dijo sobre Kant W. H. Walsh.
O sea, tras Copérnico y Newton, y tras su lectura de Hume, quería sostener la verdad, previsible y necesaria, sin renunciar a la libertad. "La filosofía crítica de Kant", "filosofía revolucionaria", escribió Roberto Torretti en "Manuel Kant", su acabada introducción al pensamiento kantiano, "debe considerarse no como un sistema doctrinal cerrado y acabado, sino más bien como una meditación sobre los fundamentos de la racionalidad del hombre". "Esta revolución es también el nacimiento de la crítica, de la filosofía como actitud antidogmática, que para mí es sin duda el mayor aporte del kantismo al pensamiento de todos los tiempos", dice Valeria Campos, profesora del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso. "Lo que él llamó `filosofía crítica' fue parte importante de lo que le permitió a la humanidad salir de un tipo de pensamiento sumiso, hasta esclavo, de ciertas verdades que no estaba permitido cuestionar". "Con esta actitud, Kant cambió para siempre nuestro modo de comprender la realidad: gracias a él y desde entonces, nosotros somos ya cautos en no pensar que las cosas son tal cual se nos dan en la experiencia --o tal cual como nos dicen que son--, pues nos enseñó que antes de afirmar cualquier idea sobre la realidad hay que cuestionarse sobre lo que la hace posible". En ese sentido, Campos cree que somos kantianos cuando valoramos y ejercemos la actitud crítica, cuando consideramos que no hay verdades intocables, cuando rechazamos ser dominados por algún discurso, cuando criticamos al poder: "La teoría moral de Kant es en última instancia una teoría que pretende darnos criterios certeros e infalibles para nunca, pero nunca, instrumentalizar a otros y esclavizarlos", explica. "Parece muy abstracta, pero lo que la ley moral kantiana realmente nos dice es simplemente: nunca uses a tu prójimo como un mero instrumento para tus propios intereses. Esto es muy actual". "Kant nos heredó también la idea de que la crítica debe ser ilustrada, es decir, debe ejercerse respecto y a partir de la razón.
Pues solo un discurso que puede dar razones de sí mismo --argumentar correctamente-puede combatir al dogmatismo y propiciar un genuino espacio público de libertad". "Hoy vivimos en esta época de la posverdad", recuerda Campos, "donde parece que todo discurso, aunque sea irracional o a-racional puede ser parte del espacio público, lo cual me parece problemático.
La falta de espacios de argumentación y pensamiento crítico produce más agonismos que encuentros, separa, divide --al final las personas terminan diciendo `bueno, esta es mi opinión', y eso no resuelve nada--, permite también el odio desenfrenado más que la coordinación de nuestras voluntades y acciones". Dignidad, no precio Kant llamó imperativo categórico al principio supremo de la moralidad, que el ser humano descubre en sí mismo y por sí mismo.
En una de sus formulaciones, este imperativo dice: "Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio". Esa ley moral Kant la lleva también al ámbito político, como señala Laura Herrero Olivera en el dossier dedicado al autor en el número más reciente de la revista Filosofía & Co.
Por ejemplo, uno de los principios para una paz perpetua es la supresión de los ejércitos, que el filósofo argumenta así: "Matar o resultar muerto por una soldada parece implicar un uso de seres humanos como meras máquinas e instrumentos en manos del otro". "Sin duda, creo que el pensamiento ético y político de Kant presenta una serie de aspectos que le confieren gran actualidad", cree Vigo. "En el ámbito político, pienso que Kant proporciona los puntos de partida para una reformulación del liberalismo, que apunte a superar su confusa vinculación con el utilitarismo. La alianza non sancta entre liberalismo y utilitarismo, me parece, lastra indebidamente todavía a una parte importante de la tradición liberal.
Kant, bien leído, puede ayudar a repensar estas cosas". Campos cree que, "en estos tiempos convulsos" y sin caer en los excesos de una razón que se pretende absoluta e infalible, es hora de rescatar algunos ideales ilustrados: "La libertad como valor fundamental", pero no solo como libertad económica, "sino en su concepción como autonomía: como la capacidad que tenemos de actuar bajo las normas de nuestro propio pensamiento crítico". "También hay que rescatar el uso público de la razón", dice. "No podemos seguir intentando crear espacio público sin capacidad de argumentación, de defender con razones lo que pensamos, pues el riesgo del dogmatismo está justamente presente allí". "Seguimos siendo animales que en gran medida viven bajo ideas", dice María José López. "Es interesante que esas ideas nos constituyen, aunque no las conozcamos en un sentido estricto ni tengamos certeza de ellas como podríamos tener de las leyes del mundo empírico, como dice Kant.
Creo que todavía vale la pena preguntarse bajo qué ideas queremos vivir. ¿Cómo queremos vernos en nuestra relación con la humanidad y hoy incluso con el planeta? Esa construcción de la propia conciencia moral y la propia dignidad pueden ser importantes en épocas de confusión y crisis como las que vivimos". Somos kantianos, cree López, "al menos en que el punto de vista moral no es, no siempre, o no debería ser simplemente una negociación de intereses contrapuestos, sino el intento de alcanzar un punto de vista distinto, más allá de las transacciones. En ello descansa esa especie de inconmensurabilidad de la dignidad, aquello de que los seres humanos no tenemos precio sino dignidad, como dice Kant". Gracias a su obra, Immanuel Kant alcanzó la fama en vida.
Apenas muerto, se publicaron tres biografías y, contra sus deseos de un funeral sencillo, la capilla ardiente se mantuvo por más de dos semanas y en el cortejo fúnebre había miles de personas. "Al morir estaba desmemoriado y fijaba carteles en las paredes para no olvidar", cuenta Peña. El último día, tras años de padecimientos estomacales y un lento y doloroso declive, solo recibió cucharadas de agua mezclada con vino. No habló.
Salvo en el final para decirle a quien lo atendía: "Es suficiente". VIENE DE E 1 KANT Y LA CONCIENCIA MORAL Alejandro Vigo Roneo, 2022,168 páginas, $17.000 IDEAS DE PERFIL Carlos Peña Taurus, 2022,624 páginas, $23.000 (incluye un perfil de Kant). REVISTA FILOSOFÍA & CO Varios autores Número 8, marzo de 2024, dossier dedicado a Kant, $11.400 (en ProsayPolitica. cl). CARLA DANNEMANN HÉCTOR ARAVENA CRISTIAN VERGARA `` Es el nacimiento de la crítica, de la filosofía como actitud antidogmática, que para mí es sin duda el mayor aporte del kantismo"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . VALERIA CAMPOS `` Somos kantianos en que el punto de vista moral no debería ser simplemente una negociación de intereses contrapuestos, sino el intento de alcanzar un punto de vista distinto"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . MARÍA JOSÉ LÓPEZ `` Él piensa que usted puede proponerse obrar como lo haya elegido, pero a condición de que el contenido de lo que se propone sea susceptible de fundar una ley universal"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . CARLOS PEÑA 300 AÑOS DE KANT `` Kant es el filósofo más importante de la modernidad.
Tal vez, es el único autor que puede colocarse a la altura de Platón y Aristóteles"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ALEJANDRO VIGO MANUEL KANT Roberto Torretti UDP, 2013,796 páginas, $18.000 JUAN EDUARDO LÓPEZ FRANCISCO JAVIER OLEA.