Editorial: Jaurías de perros: una amenaza que no da tregua
Editorial: Jaurías de perros: una amenaza que no da tregua EDITORIAL En los campos de La Serena y Coquimbo, la vida de los crianceros se ha visto marcada por un enemigo inesperado: jaurías de perros que. sin control ni contención, atacan al ganado, dejando tras de sí un saldo doloroso de perdidas económicas y un daño emocional difícil de dimensionar. No se trata de un fenómeno nuevo. Los testimonios apuntan a que esta situación se arrastra desde hace más de tres años, sin que hasta ahora exista una política pública capaz de frenarla. Para un criancero, cada animal perdido significa mucho más que un número en una planilla: es inversión, es sustento, es historia familiar. La muerte de ovejas, cabras o vacunos no solo merma los ingresos, sino que pone en riesgo la continuidad de un modo de vida. Y cuando la problemática se prolonga en el tiempo, la desesperanza se instala. El tema es complejo. La Ley de Tenencia Responsable de Mascotas establece obligaciones claras, pero su cumplimiento en sectores rurales se diluye ante la falta de fiscalización y de recursos. A ello se suma el abandono de perros en caminos y localidades apartadas, un acto irresponsable que termina multiplicando la amenaza. Las autoridades no pueden seguir mirando este problema como un asunto menor o aislado.
Se requiere un trabajo coordinado entre municipios. seremi de Agricultura, SAG y organizaciones animalistas para implementar medidas urgentes: identificación y control de perros vagos, campañas de esterilización, educación a la comunidad y apoyo concreto a quienes han sufrido pérdidas. La Región de Coquimbo, con su arraigo ganadero y tradiciones campesinas, no puede permitirse que sus crianceros enfrenten solos una amenaza que es social, económica y sanitaria.
Dejar pasar el tiempo solo perpetuara una realidad que erosiona nuestra identidad rural y castiga a quienes ya viven en condiciones de mayor vulnerabilidad.. Los ataques de jaurías en la zona rural de La Serena y Coquimbo llevan más de tres años sin una solución efectiva, golpeando con fuerza la economía y el ánimo de nuestros crianceros.