Autor: BÁRBARA CASTRO.
Amplia oferta y baja empleabilidad: Una radiografía a la formación teatral
Una industria que nació del oficio, hoy busca la profesionalización.
Según el Informe Anual 2018 de Estadísticas Culturales, realizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en conjunto con el INE, en 2018 hubo un total de 435 carreras profesionales de pregrado en el ámbito artísticocultural. De este total, el 6,9% fueron estudios en artes escénicas —teatro, danza, circo y ópera—, los que recibieron 3.088 matrículas. Estos números contrastan con las cifras de empleo que aguardan a estos alumnos cuando finalicen sus estudios. De acuerdo al portal Mifuturo. Cl —dependiente del Ministerio de Educación—, el índice de empleabilidad (datos 2019) para los titulados de la carrera universitaria de Actuación y Teatro alcanza el 37,7 % para el segundo año. De todas formas, la oferta sigue siendo amplia. Solo en la Región Metropolitana es posible cursar estas carreras en seis universidades y en tres institutos profesionales, con una duración promedio de ocho semestres y un costo que supera los $3,5 millones anuales. En total, estas vacantes anuales suman. Poco más de 300 cupos. Estas estadísticas dejan fuera un abanico de espacios de formación teatral, con al menos una decena de escuelas independientes emplazadas en la capital que imparten carreras, cursos y talleres de interpretación escénica.
Entre ellas destacan el Club de Teatro —fundada en 1981 por el director y académico teatral Fernando González— y la Escuela Teatro Imagen —creada en 1974 por el actor y director Gustavo Meza—, ambas de larga trayectoria, pero sin acreditación oficial.
A diferencia de la gran mayoría de carreras en Chile, muchos interesados en cursar estudios de este tipo deben superar una prueba especial de admisión, una metodología que da cuenta de la alta demanda y que comparten tanto las escuelas acreditadas como las no reconocidas. Mario Costa, director de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica de Chile, describe el instrumento de selección.
“Mide las capacidades teatrales, o sea, actuación, voz y movimiento y la percepción ca, que es la capacidad de observación del postulante, eso nos permite hacer un primer barrido”, explica el académico sobre el examen que rinden cada año en la UC cerca de 400 postulantes, que compiten por 40 cupos. Para estudiar en el Club de Teatro también es necesario rendir una prueba similar. La actriz y cantante Annie Murath, subdirectora de la academia, explica su importancia. “El examen existe porque el arte tiene otra fórmula, la gente cree que es fácil y que cualquiera puede hacerlo, y no es así. El teatro escomo hacer un servicio militar, requiere de una rigurosidad y disciplina”, afirma, y ejemplifica con las cifras de retención del Club: de 26 matriculados anuales, egresan menos de 15. Otros espacios, como la Escuela Lospleimovil— especializada en la técnica de ción—, contempla una admi sión más abierta, en sintonía con sus objetivos de aprendizaje.
“Muchos de nuestros alumnos son gente que desea retomar un sueño de haber querido formarse como actor o que quieren desarrollar estas habilidades blandas, como la creatividad, la y la seguridad”, señala Lisette Villegas, fundado" ra del espacio que ofrece clases vespertinas pensadas para profesionales de otros ámbitos. Sobre la baja empleabilidad, desde Duoc, la directora de la carrera de Actuación de la sede San Carlos de Apoquindo, Andrea Valle, desmitifica el campo laboral.
“Más que poco empleo, lo que hay es una temporalidad, con contratos a corto plazo, pero el campo cada vez es más amplio”, asegura, y agrega que por lo mismo, el instituto prepara a sus egresados para actuar en distintos formatos y ser capaces de emprender y autogestionarse. Gustavo Meza, de Teatro Imagen —que mantiene una malla enfocada a la interpretación—, defiende la formación clásica como motor para generar empleo. “Nosotros solo formamos intérpretes, pero siguen siendo artistas todo terreno. No enseñamos dirección, pero han salido muchos directores que se fueron desarrollando solos dentro de su grupo, porque el teatro es un arte colectivo que solo se sostiene así”, plantea Meza.